118 | LECTURAS / FORO | 24 de diciembre de 2003

Foto de Adela BaschConversación abierta con Adela Basch
Invitada especial del foro de Imaginaria y EducaRed

 


Infancia y Sociedad

Adela Basch:

En estos días estuve con una amiga médica, dedicada a la pediatría. Salió de ella decirme que entre el común de los médicos, los pediatras son considerados algo así como "médicos en chiquito", médicos que saben menos, mediquitos, como si por dedicarse a pacientes de menos edad que el resto fueran menos médicos que ellos. Yo le dije que me parecía que eso nos ocurre a todos los que de un modo u otro hacemos algo que se relaciona con la infancia. Me contó que tiene amigos psicoanalistas, que se dedican también a pacientes "pequeños" y que les cuesta mucho ser considerados iguales por sus pares.  Después compartimos algunas reflexiones. Creo que es un tema por demás interesante.


Andres1530:

Adelita, me dio penita verte tan solita en este forito que propusiste, así que te dejo mi mensajito.

¿Será que no entró nadie porque es muy chiquitito?

Los que "diminutivan" todo lo que tenga que ver con la infancia son los exitosos erradicadores del famoso "niño que todos llevamos dentro", yo al mío lo llevo a cococho, pero en cuanto se distrae me le subo yo a caballito, por un rato le gusta.


A.B.:

Andresito, muchas gracias por tu mensajito.


Gloria:

Adela, es interesante saber que en otros ámbitos pasa lo mismo. Yo me dedico a la Filosofía para Niños, una especialidad digamos nueva dentro de la Filosofía y muy pero muy menospreciada por los Profesores Universitarios, así... con mayúsculas y reverencias...

¿Qué será lo que piensa la gente de los niños y niñas, entonces? ¿Que son "menos" personas que los adultos?


A.B:

Gloria, los niños y niñas son un peligro, ¿no crees? Todavía no se han "amoldado" al maravilloso mundo que los adultos les ofrecemos, son rebeldes, caprichosos, insolentes...

Pensando en lo que decís de la Filosofía para Niños, se me ocurrió que tal vez ser filósofos es algo que está en su naturaleza. Solemos asociar la idea de un filósofo con alguien erudito, pero quizá los niños lo sean aunque no hayan leído ningún tratado de nada, justamente porque tienen la mente poco condicionada por el supuesto saber de los adultos.


Starosta:

Unos sin-vergüenza, estos chicos...

Y como si esto fuera poco, ponerlos a filosofar...


A.B.:

¡Así anda el mundo!


S.:

¿Anda?


A.B.:

Tal vez me equivoqué en el orden de las letras y en lugar de "anda" quise escribir "nada".


S.: Con el agua hasta el cuello, no se podría esperar otra cosa.


A1530:

Los chicos tienen la suerte de poder filosofar sin toda la "HISTORIA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL" encima de ellos.

Hice algún curso de filosofía para niños y  es fascinante cuando se logra el clima de mesa redonda y se empiezan a escuchar entre ellos tomando la palabra alternativamente y reflexionando sobre lo que dijo el otro. (Si se da todo esto, que esten hablando de filosofía, de fútbol o de Rebelde Way, casi me parece secundario.)


A.B.:

Sí, Andrés, el solo hecho de que se escuchen, que respeten el tiempo del otro u otra cuando está hablando, que tengan en cuenta lo que dice cada uno es muchísimo más de lo que suele suceder cuando los que estamos en una situación similar somos adultos. Yo vi algo así, pero me parece que no era secundario, sino que lo vi en chicos de primario.


S.:

Andrés, tu comentario me hace acordar una frase que escuché alguna vez:

"Diviértanse mientras puedan, que ya les vamos a marcar el camino."


Pepeu:

Hoy leí en el diario que en Tucumán hay 27.000 niños desnutridos. Me pregunto a qué médicos llamarán para atenderlos. Si alguien los atiende...

También leí esta semana que en Afganistán mataron no sé a cuantos otros niños... Y ni que hablar en la guerra de Iraq...

Infancia y Sociedad

Infancia y Suciedad, la suciedad de muchos adultos.


A.B.:

Sí, mucha suciedad, Pepeu. Y es nuestra.


Anahí Rossello:

Una anécdota reciente en un taller literario con chicos, en torno a esto de la ausencia de algunos moldes.

Francisco terminaba un cuento en el que su abuela desaparecía en manos de un monstruo y era valientemente rescatada por un robot que construyó el abuelo para tal fin. Escribía: "El robot salvó a mi abuela, mató al monstruo y yo no me quedé tranquilo."

Muchíiiiiiisimo más estructurada que él, y ante un grafismo poco legible, le pregunté: "¿Acá quisiste poner que vos te quedaste tranquilo porque se había arreglado todo?"

Totalmente coherente y comprometido con su historia, Francisco me miró casi indignado y respondió: "¿Con todo lo que le había pasado a mi abuela? ¿Cómo me voy a quedar tranquilo?"

También tienen la mente y los afectos poco condicionados por los finales felices y almibarados que los escritores adultos les ofrecemos con frecuencia, la necesidad de que la tensión decaiga, de que los conflictos se superen.


A.B.:

Me hubiera gustado ver la cara de Francisco cuando te contestaba. Debe ser un plomo para estas tiernas criaturas tener que vérselas con nosotros, que pareciera somos quienes necesitan superar conflictos y esquivar las tensiones de la vida. Y encima, cada vez que podemos nos ponemos en el lugar del saber y queremos enseñarles todo. Yo creo que con frecuencia la "rebeldía" de muchos chicos y chicas tiene que ver con que perciben claramente lo trucho del supuesto saber que ostentamos los adultos y que les queremos encajar a cualquier precio.



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