204 | LECTURAS | 11 de abril de 2007

Ferias del Libro en las escuelas
Entrevista con El libro de Arena y La Regadera Literaria, dos grupos dedicados a la animación a la lectura en colegios

Por Fabiana Margolis

El Libro de Arena y La Regadera Literaria son dos de los grupos que organizan, desde hace varios años, ferias de libros en las escuelas. En este artículo, cuentan cuándo comenzaron, cómo es el funcionamiento de las ferias y qué talleres ofrecen como actividades complementarias durante esos días. Además, estas entrevistas sirvieron como excusa para hablar sobre la relación de los chicos y los adultos con los libros, el trabajo de docentes y bibliotecarios, el lugar de la literatura en los colegios y, sobre todo, para desmentir aquella frase que sostiene que a los chicos no les gusta leer.


El Libro de Arena

Foto de El Libro de Arena
Centro de Convenciones de Villa La Angostura (pcia .de Neuquén), Feria organizada por la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer (2004).

"Es muy emocionante cuando los chicos se acuerdan del cuento que les contamos el año anterior; ahí uno siente que está aportando su parte para formar lectores y, en definitiva, el objetivo final es ése."

—¿Cómo surgió la idea de armar ferias de libros en las escuelas? ¿Cuándo comenzaron?

Judith: En realidad nosotros empezamos por separado; y así nos conocimos, haciendo ferias en los colegios. Yo venía del área de la educación no formal, trabajé mucho en clubes y lugares de recreación y también como auxiliar de Jardín de Infantes, y siempre mi interés estuvo centrado en la literatura. En ese momento, además, estaba estudiando Letras; después empecé Edición. Yo hacía una especie de promoción de libros infantiles con una distribuidora, Ediciones Continente. Pero eso no continuó y yo veía todos los libros en el depósito, a la espera... Entonces me junté con una amiga y armamos el proyecto de hacer ferias del libro. Sabíamos que había experiencias parecidas, no lo inventamos nosotras. Comenzamos a armar talleres para acompañar la feria y la idea era mostrar una gran variedad de libros para distintas edades. Que los libros fueran a la escuela, ya que muchos colegios no tenían la experiencia de ir a visitar la Feria del Libro o bien los chicos no concurrían a las librerías en forma individual. Realmente tuvo muchísima aceptación desde el principio; siempre se acompañaba con talleres relacionados con algunos de los libros expuestos y eso daba la oportunidad de conocer autores, colecciones. Al poco tiempo mi amiga se retiró y yo seguí sola durante un año y medio para después aunar fuerzas con Walter.

Walter: Yo soy docente de escuela primaria y la promoción de la lectura me interesaba especialmente. En ese sentido, presenté un proyecto en la editorial Fondo de Cultura Económica —fue en el momento en que abrían su segunda librería en Buenos Aires— y lo aceptaron. Estuve a cargo del sector infantil hasta 1995, año en que pasé a la editorial Libros del Quirquincho —una de las pioneras haciendo ferias de libros en los colegios—, donde me tomaron como tallerista. Allí conocí el formato de las ferias en las escuelas. Sin embargo, llegó un momento en el que Libros del Quirquincho también las dejó de hacer y entonces me ofrecieron continuarlas por mi cuenta. Como el eslogan de la feria del Quirquincho era "La feria es una fiesta" y yo quería que se me reconociera de allí, les puse a mis ferias "La fiesta del libro". Y ya pasaron once años desde el inicio de aquella etapa individual que después devino en El libro de Arena.

—Por lo general, ¿cómo es el funcionamiento de las ferias en las escuelas? ¿Cuántos días suelen durar? ¿Cómo las organizan?

Walter: La feria tiene una duración típica de entre tres y cinco días. Se requiere por parte de la institución que organiza un lugar apropiado para que los chicos visiten. En ese espacio organizamos una exposición de libros que representa a más de cincuenta editoriales. La mayoría de estos libros se consigue en librerías pero hay una buena parte de ellos que es presentada exclusivamente por nosotros. Somos distribuidores en Argentina de algunas editoriales extranjeras, como Ediciones Ekaré, de Venezuela, y Kókinos, de España. El funcionamiento de la feria consiste en otorgar una hora de clase a cada sala o grado para que realice la visita y conozca la exposición. Se les aclara a los chicos que no es obligatorio comprar, que es como una biblioteca anexa que funciona esos días, y que ellos pueden recorrer y disfrutar. Todos los chicos tienen acceso a la lectura y a la posibilidad de participar de las actividades que acompañan a la feria.

Judith: La actividad elegida preferentemente —porque agrupa más cantidad de chicos y porque está muy directamente relacionada con la feria— es la narración de cuentos. Nosotros trabajamos con la narradora Gabriela Halpern y a veces también con otros narradores. Los chicos pueden pasar por estas dos actividades: la narración y la visita a la feria, donde nosotros los recibimos y también les contamos un cuento, una poesía o hacemos algún juego literario. Entre las otras alternativas que ofrecemos, también se puede optar por un taller sobre la historia del libro o uno sobre ilustración.

Foto de El Libro de Arena
Centro de Convenciones de Villa La Angostura (pcia .de Neuquén), Feria organizada por la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer (2005).

—Tienen también un taller de tango, ¿no?

Walter: Sí, es buenísimo. Tiene una parte teórica sobre la historia del tango, pero lo fuerte está en el baile. Con este taller sucede algo muy particular: se enganchan, muy fuerte, los chicos más pequeños —de Jardín a Primer Año— y los más grandes —a partir de Quinto Año de EGB—. Porque en la franja del medio les da vergüenza la parte final: practican los pasos, pero después no se animan a bailar en parejas (risas). Los demás no tienen problema, bailan y se arma una gran milonga. Este taller lo toman mucho los colegios que hacen Feria de las Artes; una propuesta de artes combinadas. Y en ese contexto, el tango queda bárbaro.

Walter: Volviendo al momento de la visita de los chicos a la feria, para nosotros este recibimiento tiene un marco pedagógico donde los orientamos y aconsejamos. Nosotros somos muy lectores y nos parece importante que los chicos puedan aprovechar ese bagaje literario.

Judith: La idea es mostrarles también cuáles son los libros adecuados para cada edad, si bien no somos muy amigos de encasillar las lecturas por edades. En cuanto a los libros ilustrados o los libros-álbum, les mostramos que pueden ser también para diferentes edades y aunque algunos puedan tener muy poquito texto y parezcan para chicos más chiquitos, hay chicos y grandes interesados en ellos. Además tenemos un sector de libros pedagógicos para docentes que suele ser muy bien recibido, especialmente en algunas ferias que hacemos en el interior, donde llega menos material. Realmente los chicos aprovechan un montón esos días porque tienen los recreos para volver y mirar. Nosotros les decimos que quienes vayan a comprar no lo hagan el primer o el segundo día, sino que se tomen un tiempo para venir a ver los libros, conocerlos, y luego decidir. Ésa es una ventaja que tienen con respecto a una visita a la Feria del Libro, por ejemplo, donde hay poco tiempo para elegir.

Walter: Para los adultos que repiten la frase "a los chicos no les gusta leer", lo mejor sería filmar los recreos, porque ahí no están obligados a ir a la feria. Y, sin embargo, vienen en tropel a leer. Muchas veces hasta los directivos se sorprenden porque están todos sentados leyendo. A veces, la feria sirve también para despertar el interés por la biblioteca escolar. Hay escuelas donde las bibliotecas están necesitadas de libros; en otros casos los libros están, pero parecen estar escondidos. Y puede suceder que en las ferias los maestros o el bibliotecario digan "bueno, pero este libro está". Y al año siguiente —esto es interesante, porque nosotros volvemos a las escuelas año a año— vemos todo un proceso de crecimiento: los chicos completan colecciones de libros o se hacen fanáticos de algún autor que tuvieron la posibilidad de conocer.

—Con respecto a los libros que llevan, ¿qué criterios tienen en cuenta en el momento de seleccionarlos?

Walter: El criterio para nosotros es, en toda la sección literaria, hacer hincapié justamente en eso: en la calidad literaria. Y en tratar de disminuir al mínimo la exposición de lo ultra conocido por televisión, porque los chicos lo buscan —nos ha llegado a pasar que los padres (y hasta los maestros) lo piden—; lo que hacemos entonces es dejar unos breves manchones, dentro de la exhibición general, de algo que los chicos ya conocen. Con respecto a la organización del material, lo tenemos dividido en sectores: literatura, ciencias y entretenimientos. En ciencias, por suerte, actualmente hay un poco más de oferta; hubo años en que era muy difícil conseguir material. Hay ediciones nacionales, como la de Iamiqué, por ejemplo, que es pionera y excelente. En la sección de libros de entretenimientos el criterio es más libre: juegos de ingenio, trabalenguas, adivinanzas, chistes...

Judith: En los colegios donde los chicos son muy lectores tal vez eligen un libro de chistes y una novela y está todo bien. Los padres y los docentes están más relajados porque saben que los chicos leen todo. En otros colegios, los chicos van sólo a buscar libros de entretenimientos, y entonces es allí donde uno, como mediador, tiene que tratar de equilibrar un poco.

—¿Hay ciertos libros que no llevan a determinadas escuelas?

Walter: Eso nos pasaba más hace diez, once años, cuando empezábamos con las ferias. Había una censura más cercana, sobre todo de algunos colegios religiosos donde, por ejemplo, no querían que hubiera libros con teorías darwinianas o censuras aún peores.

Judith: Sí, aunque actualmente a veces sucede. Incluso, en algunas ocasiones, el director o el bibliotecario vienen y te dicen "no, a mí no me molesta, pero... los padres...". Muchas veces se les tiene miedo a los padres, y nos pasa que nosotros tenemos que lidiar con ellos. Por ejemplo, hay padres que no quieren comprarles historietas a sus hijos, porque las consideran un género menor. Y cuando los chicos eligen un libro de historietas de Astérix —que hasta se usa para dar clases de historia y es realmente genial— o de Yo, Matías, la respuesta de los padres suele ser "¿Y por qué no elegís algo para leer?".

Walter: Es muy difícil intervernir en estos casos, porque el padre siente que lo desautorizás si tratás de convencerlo, o piensa que lo único que queremos es venderle un libro. En estas situaciones tenemos que admitir que se hace lo que se puede. Lamentablemente eso permite descubrir un poco cómo es el camino lector del padre; cualquier lector que mira para atrás se encuentra leyendo historietas o libros que tal vez ahora no leería. Pero todo contribuye a una historia lectora que uno sabe dónde terminó. Nosotros optamos por dejar que los chicos armen su propio camino lector.

Foto de El Libro de Arena
Feria del Libro en la Biblioteca Popular 4 de Febrero, de San Martín de los Andes (pcia .de Neuquén) (2004).

—Hay muchas escuelas que se niegan a armar ferias porque piensan que es algo meramente comercial. ¿Cuál es el lado no comercial que esas escuelas no ven?

Judith: Hay algunas ferias que sí son meramente comerciales. Muchas veces las escuelas quieren tener una pequeña Feria del Libro Infantil, entonces invitan a un montón de editoriales y —no en todos los casos, hemos ido a algunas ferias de este tipo que funcionan bien— el resultado es una serie de puestos que no se diferencian mucho de puestos de golosinas. Los chicos entran sin ningún tipo de orientación ni contención; miran todo, se marean, no hay nadie que los guíe ni que mínimamente los salude y les dé la bienvenida. Ahí suele ocurrir que los chicos compren libros que no son adecuados para su edad y, a raíz de eso, puede suceder que los padres se quejen. Por la manera en que nosotros armamos la feria, los colegios repiten la experiencia. A veces sí hay algún padre que cuestiona, pero cuando la escuela está convencida de lo que hace y ve nuestro trabajo, es la misma escuela la que responde a esos padres. La idea es que todos los chicos tienen la posibilidad de participar, de conocer, de compartir, de leer. A veces nos enteramos de que algún chico que no se pudo comprar un libro durante la feria después lo pidió. Por eso les decimos que tienen que guardar ese papelito donde anotaron el libro que más le gustó, porque después viene su cumpleaños, el Día del Niño o alguna oportunidad para pedir un regalo y está bueno que pueda decir "me gustaría tal o cual libro". Es entonces cuando la feria trasciende lo meramente comercial.

Walter: Yo quisiera agregar dos notas de color sobre este tema. En primer lugar, sobre las personas que cuestionan que haya venta en las escuelas. Una excursión es también una venta, que tiene un contenido pedagógico interesante que uno evalúa si vale la pena o no. Ni hablar si hay un kiosco o una librería en el colegio o si se vende el uniforme. Hay ventas que hacen a esta sociedad en la que vivimos y uno puede evaluar hasta dónde le parece bien o no. En nuestro caso hacemos una venta de libros asesorada, dentro de un marco pedagógico y con un montón de actividades culturales. Por otro lado, hay algunos aspectos particulares que tienen que ver con nuestra propuesta, como por ejemplo la distribución de libros: muchas ferias se organizan al estilo "mostrador", donde hay una persona vendiendo detrás de las mesas y los chicos vienen a comprar. Nuestra feria ubica las mesas contra las paredes, dejando el mayor lugar posible para que los chicos se sienten, miren, paseen. Otras ferias tienen exhibidores súper coloridos, divinos. Nosotros tenemos exhibidores que casi ni se ven porque están cubiertos por libros. Lo que se ve son las tapas de todos los libros. Son detalles chiquitos que hacen a cómo uno está vendiendo lo que vende. En otras ferias suelen tener gomas, lápices, juguetitos; nosotros no tenemos nada de eso.

—¿Hay alguna anécdota que recuerden especialmente?

Walter: Hay un colegio inmenso, religioso, acá en Buenos Aires, que muchos años seguidos organizó ferias con nosotros. Recuerdo que un año, mientras yo estaba bajando las cajas con los libros para la feria, los chicos se acercaron, me llamaron por mi nombre y me dijeron "el año pasado nos contaste tal cuento". Ir una semana al año y dejar esa impronta en un chico es maravilloso. Sobre todo en un colegio donde tenían un montón de actividades, ya que no era una escuela de bajos recursos. Esto da un poco la pauta de que nosotros no estábamos solamente vendiendo libros sino promocionando la lectura.

Judith: Las más emocionantes son las ferias que hacemos en el sur, en San Martín de los Andes, Villa La Angostura y Bariloche. En Bariloche se organizan en una escuela, pero en los demás lugares se arman en una biblioteca popular y se invita a las distintas escuelas. En San Martín de los Andes, por ejemplo, hay un sector de la población con un alto poder adquisitivo, pero la gran mayoría de los chicos que vienen son de la montaña, de escuelas rurales. Llegan con las viejas latas de leche en polvo llenas de moneditas que estuvieron ahorrando todo el año y compran libros para la escuela. Es realmente emocionante la pasión y el entusiasmo que tienen estos chicos. Ahí también se ve el excelente trabajo que hacen los maestros y bibliotecarios. Para esos viajes siempre hacemos una recorrida previa por las editoriales, que colaboran mucho con donaciones para las escuelas. Es muy gratificante el encuentro con los chicos; ver los recreos, donde no hay ninguna obligación de concurrir, y la feria está llena. Muchas veces tenemos que pautar los recreos más que las horas de clase (risas). Hace poco me encontré con una persona que tiene una hija ya grande y hasta el día de hoy se acuerda de cómo vino la chica a pedirme asesoramiento para regalarle un libro a su hermanito. También es muy gratificante ver cómo año a año los chicos nos cuentan que leyeron los libros que les recomendamos y luego siguieron completando las colecciones.

Walter: Es conmovedor cuando los chicos se acuerdan del cuento que les contamos el año anterior; ahí uno siente que realmente está aportando su parte para formar lectores y, en definitiva, el objetivo final es ése. Nosotros vivimos de vender libros y para eso, sin duda, tiene que haber lectores.

El Libro de Arena son:

Walter Binder. Trabajó seis años como maestro de grado en diferentes instituciones públicas y privadas. Profundizó sus estudios sobre literatura infantil y promoción de la lectura a través de múltiples cursos, seminarios y congresos. Coordinó charlas y talleres para niños, padres y docentes hasta que fue convocado para trabajar en el área infantil de la editorial Fondo de Cultura Económica, sede Argentina. Más tarde fue tallerista de las pioneras Ferias del Libro en escuelas de la Editorial Libros del Quirquincho. En 1996 comenzó su proyecto independiente de ferias: La Fiesta del Libro, que años después se fusionaría con El Libro de Arena.

Judith Wilhelm. Realizó diferentes coordinaciones de grupos en instituciones de educación formal y no formal. Cursó estudios de las carreras de Letras y Edición en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Realizó actividades de promoción de la lectura para la editorial Sudamericana. Inició las actividades del Club Continente, destinadas a promoción lectora y Ferias del Libro en colegios. En 1997 comenzó con su propio proyecto: El Libro de Arena, que mantendría su nombre tras fusionarse con La Fiesta del Libro.

Para contactarse con El Libro de Arena:

Showroom: Aguirre 458 - (1414) Buenos Aires (Para visitar el showroom consultar horarios previamente por teléfono o email).
Tel: (54 11) 4855-8657
Email: ferias@calibroscopio.com.ar
Web: www.calibroscopio.com.ar


La Regadera Literaria

"Las ferias tienen, como los cuentos, una introducción, un nudo y un desenlace. Y el momento del nudo es cuando la feria tiene vida, cuando en los pasillos de la escuela vemos a los chicos leyendo o cuando nos preguntan si volvemos el año siguiente."

Foto de La Regadera Literaria
Feria del Libro en el Colegio Argentino-Gallego "Santiago Apóstol" (Buenos Aires, 2004).

—¿Cómo surgió la idea de armar ferias de libros en las escuelas? ¿Cuándo comenzaron?

Sara: En 1992 me convocó Silvia Schujer para Editorial Sudamericana, porque necesitaban una persona que estuviera especializada en talleres literarios para darlos en escuelas de Capital y Gran Buenos Aires a chicos de diferentes edades. Así fue como desde el '92 hasta el '98 llegué a ir a noventa y cinco escuelas por año, lo que significaba que cada día tenía que ir a una escuela distinta, pública o privada. Mi objetivo era desarrollar una actividad de taller en cuarenta minutos, con producción de los chicos, en donde se trabajase a partir de las obras literarias del fondo infantil y juvenil de la editorial. Ese trabajo me dio muchísimo entrenamiento y placer. Me pasaban cosas lindas: los chicos se entusiasmaban con mi propuesta y las maestras descubrían que los alumnos que nunca habían producido textos literarios ahora lo hacían. En el taller, trabajaba desde lo lúdico pero apuntando a construir un conocimiento entre todos. Con el tiempo empecé a armar talleres con mis hijas: por un lado Laura, ahondando en todo lo que fuera comunicación y periodismo; por otro, Mariana con el teatro y la narración. Fusionando las tres especialidades armamos una propuesta de talleres que seguían partiendo del libro como motivador. Así fue como surgió La Regadera Literaria.

Laura: Armamos los talleres en función de los conocimientos que teníamos —ciencias de la comunicación, cine, periodismo, recreación, educación para Nivel Inicial, teatro, narración y animación cultural— y sobre todo en base a la experiencia de Sara sobre cómo aplicar esos conocimientos en el aula, en una hora de clase, para que los chicos pudieran producir, aprender y divertirse. Muchas veces, los docentes que nunca nos vieron trabajar no entienden cómo desarrollamos esa propuesta en tan poco tiempo pero después se sorprenden de lo que los chicos logran producir.

Mariana: Todas nuestras propuestas salen de la obra literaria. Pero siempre les pedimos a los docentes que la lectura previa de los libros sea una actividad placentera para los alumnos y no algo por lo que vayan a ser "evaluados". Realizamos talleres de radio, periodismo, escritura, juegos con palabras, teatro y narración de cuentos. Con el tiempo, la experiencia de visitar tantas instituciones nos dio la posibilidad de conocer sus códigos y necesidades. Entonces surgió la idea de hacer estos talleres en el marco de ferias del libro organizadas por nosotras.

—Por lo general, ¿cómo es el funcionamiento de las ferias en las escuelas? ¿Cuántos días suelen durar? ¿Cómo las organizan?

Laura: La duración es de tres a cinco días, dependiendo un poco de la cantidad de alumnos y del espacio que la escuela disponga para armar la feria. Lo ideal es un espacio amplio, que esté cerca de los chicos, para que accedan con más facilidad a disfrutar libremente del material.

Mariana: La organizamos armando un cronograma, donde previamente le pedimos a la escuela algunos datos para alterar lo menos posible el ritmo y las actividades de los chicos. Previamente a la realización de la feria ese cronograma lo tiene por duplicado la escuela, de modo que el día que comenzamos, todo funcione como aguja de reloj. Que esto sea así es muy importante, porque eso nos asegura la buena dinámica de la feria. Hay momentos en que se realizan dos actividades en paralelo: por un lado están las visitas a la feria y por otro lado puede haber un taller o el encuentro con un autor, del que pueden participar también los padres de los chicos. Algo que percibimos —y que la escuela valora mucho— es que nosotras nos hacemos cargo del funcionamiento total de la feria. Aunque por supuesto, todo lo que hacemos está supervisado por el colegio y necesita de su apoyo.

—¿Cómo organizan los encuentros con autores?

Sara: Es una actividad que para nosotras es muy importante. Debe ser una persona con un buen acercamiento a los chicos, además de ser un autor reconocido. Y es necesario tener en cuenta para qué edades puede tener una buena llegada. Nos gusta mucho que vayan los escritores a las escuelas: a veces hay obras o colecciones que a partir de la visita del autor, empiezan a cobrar más vida para los chicos. Previamente nosotras armamos una selección de libros para los distintos grados, para que los chicos puedan leerlos con el docente y así conocer la obra del escritor.

Laura: También sugerimos que piensen algunas preguntas para realizarle y les explicamos a los docentes en qué va a consistir el encuentro: seguramente habrá un momento de presentación del escritor, un momento de intercambio y un espacio donde lea o narre algo. Algo que es importante destacar es que nunca dejamos solo al autor: nosotras lo presentamos y coordinamos el encuentro. En muchas ocasiones vienen también los padres y por lo general quedan muy conmovidos con este acercamiento del autor con los chicos. A los más chiquitos les encanta conocer al autor, sacarlo del libro y ver que es una persona como cualquier otra. A veces, algunos de los autores con los que trabajamos dan, oralmente, algunas técnicas y herramientas literarias que pueden ayudar a los chicos en el momento de sentarse a escribir.

Foto de La Regadera Literaria
Istvan como autor invitado durante la Feria del Libro en el Colegio Argentino-Gallego "Santiago Apóstol" (Buenos Aires, 2004).

Mariana: Invitamos a autores como: Ana María Shua, Margarita Mainé, Liliana Cinetto, Esteban Valentino, Ricardo Mariño, Márgara Averbach, Adela Basch, Marcelo Birmajer, Canela, Graciela Montes, Cecilia Pisos, Istvan, Mario Méndez, Mónica Weiss, entre otros. Otra opción es convocar a ilustradores, traductores de obras literarias o algún editor, para que los chicos puedan tener contacto con las diferentes personas que hacen un libro. Año a año, la idea es llevar a los colegios nuevas propuestas. Conociendo el perfil de cada escuela, intentamos pensar previamente qué les podemos ofrecer que sea distinto a lo que llevamos el año anterior.

—Con respecto a los libros que llevan, ¿qué criterios tienen en cuenta en el momento de seleccionarlos? ¿Hay ciertos libros que no llevan a determinadas escuelas?

Laura: En general, lo que elegimos son las editoriales que tengan buen material. Lo que sí podemos llegar a sacar es algún libro que, a nuestro criterio, tal vez sería mejor que los padres lo eligieran junto a sus hijos.

Sara: Desde la elección, lo que hacemos es buscar diversidad de libros. Que haya humor, ciencia-ficción, terror, libros de entretenimientos, de ciencias, de naturaleza, de aventuras... La idea es abarcar multiplicidad de géneros para diversos intereses y necesidades. Los chicos tienen en general ciertas preferencias, sobre todo desde un Cuarto Año de EGB para arriba. Algo que podría caracterizar el perfil de nuestras ferias tiene que ver con esto: poder abrir una ventana para que los chicos conozcan y disfruten nuevos géneros. Esta posibilidad nos la da la variedad de colecciones y de títulos que exhibimos.

Laura: Organizamos el material por edad y por géneros. Nosotras llevamos prácticamente todos los títulos de cada colección y realmente armamos una feria de grandes dimensiones. Y algo muy importante es que orientamos a los chicos, les aconsejamos, les mostramos las distintas colecciones, con lo cual van teniendo una idea de todo lo que hay. Al contarles un poquito sobre el libro, los estás invitando a entrar. Es muy importante para nosotras motivar a los chicos para que puedan tomarse un tiempo para mirar, recorrer, leer y elegir.

Mariana: Nos encanta cuando en un mismo grado hay intereses súper distintos, donde cada chico elige de verdad lo que le gusta. Es maravilloso observar cómo año tras año se va creando un hábito lector en el chico: reconoce colecciones, busca autores, asesora a sus compañeros, te pregunta si ese autor sacó un nuevo libro. Tanto padres como chicos esperan con entusiasmo la llegada de la feria para recorrerla y hacer una elección juntos.

—¿Qué priorizan en el momento de armar la feria?

Laura: Para nosotras el acento está puesto en que la feria no sea sólo una exposición de libros sino que nos interesa promover un acercamiento activo hacia ellos. Para esto es fundamental el aporte que podemos ofrecer quienes nos dedicamos a esto y conocemos a fondo el material con el que trabajamos. Esto permite brindar el asesoramiento que chicos, padres y docentes necesiten de modo de que cada uno pueda ser interpretado en sus gustos y necesidades particulares.

Mariana: Nosotras priorizamos también que la feria sea un espacio que esté a disposición de los chicos y nos encanta cuando en los recreos la feria se llena de alumnos que vienen a leer. Sara siempre dice que las ferias tienen, como los cuentos, una introducción, un nudo y un desenlace. Y el momento del nudo es cuando la feria tiene vida, cuando en los pasillos de la escuela vemos a los chicos leyendo en grupo o cuando nos preguntan si volvemos el año siguiente.

Sara: Yo quisiera agregar que nuestro trabajo crea un espacio de difusión y promoción del libro que es multiplicador. Los libros están expuestos durante tres o cinco días y se genera un ámbito donde circulan, se leen, se comparten. Muchos bibliotecarios nos han contado que luego de la feria el movimiento dentro de la biblioteca escolar se incrementa. Otra cosa importante en relación con esto, es que al finalizar la feria nosotras dejamos siempre una donación de libros a la escuela.

Foto de La Regadera Literaria
Mariana Kuschnir narrando cuentos durante la Feria del Libro en el Colegio Argentino-Gallego "Santiago Apóstol" (Buenos Aires, 2004).

—¿Hay alguna anécdota que recuerden especialmente?

Mariana: Me acuerdo que una vez, un chico de Sexto Año de EGB vino corriendo en un recreo y me pidió prestado un libro de poesías porque quería conquistar a una chica. Estuvo todos los recreos de la feria copiándolo a escondidas de sus compañeros y cuando terminó la feria nos vino a agradecer. Parece que los poemas le habían dado resultado.

Laura: Los chicos quieren la feria, la esperan ansiosos, nos quieren ayudar a armarla, sentirse parte. Cuando llegamos y ubicamos los libros, a veces nos preguntan: "¿Toooooooodo esto lo escribieron ustedes?" (risas).

Sara: Yo recuerdo que una nena me dijo una vez "yo nunca en mi vida había leído y desde que vinieron ustedes empecé a leer". Eso es muy gratificante para nosotras.

La Regadera Literaria son:

Sara Kuschnir. Coordina talleres literarios y de periodismo para adultos desde 1980. En 1984 crea junto a Silvia Motta el taller de escritura "La Madeja" para niños y adolescentes. A partir de 1992, representando a Editorial Sudamericana, comienza a desarrollar esta actividad en escuelas municipales y privadas de Capital Federal y Gran Buenos Aires. La Fundación el Libro la ha convocado año tras año para realizar talleres de escritura y participar en mesas redondas sobre Literatura Infantil en la Feria del Libro. Formada por la escritora Silvia Schujer, ha capacitado a docentes para realizar talleres de escritura en el aula. Desde 1998 hasta la actualidad, como integrante del Grupo La Regadera Literaria, realiza ferias del libro en escuelas, donde también se desempeña coordinando los talleres de escritura y juegos con palabras.

Mariana Kuschnir. Es docente de Nivel Inicial y Técnica Nacional en Tiempo Libre y Recreación. Es egresada del IVA (Instituto Vocacional de Arte) con el título de Animadora Cultural con especialización en Teatro. Y allí mismo ha realizado la especialización para docentes de Educación por el Arte. Se ha formado como narradora de cuentos infantiles en el Instituto Summa, y en ADENO (Asociación de Narradores Orales). Ha realizado diferentes cursos de Expresión corporal, mimo y teatro, Ha realizado comedia musical con Carlos Gianni. Se ha especializado como docente de Educación por el Arte en el Jardín de Infantes "Planeta Juego". Ha sido convocada por la Fundación El libro para narrar en el espacio de Cuentacuentos.

Desde 1998 hasta la actualidad, como integrante del Grupo La Regadera Literaria, realiza ferias del libro en escuelas, donde también se desempeña como narradora de cuentos y coodinadora de talleres teatro y juegos con palabras.

Laura Kuschnir. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y está finalizando la Carrera de Psicología (UBA) y la formación en Psicoterapia Gestáltica (AGBA). Es egresada del Instituto Vocacional de Arte (IVA), con el título de Animadora Cultural con especialización en Medios Audiovisuales. Ha realizado varios seminarios, cursos y talleres tales como Producción de Radio y Televisión, Crítica de espectáculos, Periodismo Gráfico, Cine y Video Documental, Escritura y Realización Audiovisual. Ha integrado los equipos técnicos de películas y documentales como Sus ojos se cerraron, de Jaime Chavarri (Asistente de Producción, 1996) y El Chevrolé, de Leonardo Ricagni (Asistente de Dirección, 1998), entre otras. Desde 1998 hasta la actualidad, como integrante del Grupo La Regadera Literaria, realiza ferias del libro en escuelas, donde también se desempeña coordinando los talleres de periodismo y radio.

Para contactarse con La Regadera Literaria:

Tel: (54 11) 4566-1930 / 4644-3985 / 4545-8839
Email: laregadera@ciudad.com.ar / grupolaregadera@hotmail.com
Web: www.laregaderaliteraria.com.ar


Foto de Fabiana MargolisFabiana Margolis (fabimargolis@hotmail.com) es Profesora y Licenciada en Letras, egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Formó parte del GETEA (Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano) donde realizó trabajos de crítica e investigación sobre teatro infantil. Es autora de Sueños con gusto a frutilla (Quito, Libresa, 2004), novela recomendada por el Jurado del Concurso Internacional de Literatura Infantil "Julio C. Coba" y, con el cuento "Te espero abajo, tiburón", obtuvo el Segundo Premio en el Concurso Internacional de Cuentos para Niños de Imaginaria y EducaRed. Por su cuento "Piedra libre para la sombra" recibió una mención en el Concurso de Literatura Infantil organizado por la Biblioteca Pajarita de Papel. Actualmente colabora con Imaginaria, escribiendo reseñas y entrevistando a reconocidos autores del campo de la literatura infantil y juvenil. Además, realiza críticas y comentarios literarios para la revista española Educación y Biblioteca.


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