222 | MÚSICA | 19 de diciembre de 2007

PortadaClásicos

Leo Maslíah

Buenos Aires, EPSA Music / Montevideo, Perro Andaluz Records, 2005.

por Fernando di Fiore

El nuevo trabajo del músico y escritor uruguayo Leo Maslíah es una parodia —homenaje y crítica a la vez— de ciertos textos literarios y obras musicales que tuvieron la suerte (o la desgracia) de ser canonizados como puntos máximos dentro de sus géneros respectivos. Así como en los libros-álbum se establece una relación entre la imagen y el texto aquí el juego se desarrolla entre la obra literaria y la pieza musical.

En primer término encontramos las adaptaciones de cuatro cuentos de Charles Perrault realizadas por Leo Maslíah, pero atendiendo a su número de sílabas para poder ser cantadas sobre otros tantos preludios y fugas de Johann Sebastián Bach, quien seguramente los habrá escuchado de boca de su mamá ya que nació pocos años antes de que se publicara Cuentos de mi madre la oca. Dichos textos son "Riquete el del Copete", "Pulgarcito", "Caperucita Roja" y "La Bella Durmiente".

En los tres primeros la adaptación sigue bastante fielmente al texto original aunque se ve truncada por la brevedad de la obra musical elegida, salvo en el caso de "Caperucita Roja" donde sólo se ha cercenado la moraleja final. En cambio, en "La Bella Durmiente", el efecto paródico aparece desde los primeros versos y alcanza su máxima expresión por la transformación de la Bella en la Princesa Argentina y la infeliz irrupción del Príncipe Carlos Saúl —artificio este que tal vez hoy día resulte anacrónico pero que en pos del bien común, deberíamos retener en nuestra memoria—.

El siguiente tema, "El Cascanueces", remite no a la narración sobre la cual se desarrolla el conocido ballet sino a la fijación del estereotipo —del cual Chaicovski fue una pieza fundamental— y ha provocado la asociación deliberada e impuesta del lenguaje musical como soporte de los personajes y acciones del relato coreográfico, exacerbada luego al ser considerada esta suite como vehículo ideal para introducir a un público infantil en dos ámbitos difíciles como son la música clásica y la danza. Vale la pena aclarar aunque resulte obvio, que los músicos escriben música y los títulos de sus obras han sido puestos en su gran mayoría por un pícaro o visionario editor. Estas operaciones siempre estuvieron ligadas a una práctica cultural orientada a captar y cautivar a un destinatario ideal, considerado incapaz de acceder a la complejidad propuesta por el discurso musical. A su vez, este propósito se basa en la connotación positiva adjudicada a la música —y a las artes en general—, y que también es parodiada en esta versión por Leo Maslíah.

Tres de los cuentos de Perrault emplean segundas o terceras voces de los preludios o fugas de Bach. Hasta aquí esto podría considerarse una rareza o un capricho del intérprete, pero en este punto el artista se encargará de dejar en claro la intención manifiesta de esta práctica y rendirá un justo y sentido homenaje a "La voz del medio" aunque como no podía ser de otra manera tendrá que ver cómo se las arregla para hacerlo manteniendo su bajo perfil.

En el mismo registro que el tema anterior, la letra que acompaña a la canción de Charlie Parker —"Donna Lee"— se encargará de destacar la melodía que en el original es ejecutada por el glorioso saxo de Bird quien —desafiando las críticas de sus contemporáneos para quienes ese instrumento sólo podía tocar notas largas y melancólicas— logra imponer un nuevo estilo: el be-bop.

Prepárense ahora para "El cuervo", tomen aliento porque lo van a necesitar para enfrentar esta magistral versión en castellano rioplatense del célebre poema de Edgar Allan Poe donde Maslíah muestra todo su talento en la pluma y en el pentagrama. Aquí podemos agradecerle a aquel joven talento de 20 años por haber tomado la decisión de abandonar su carrera de concertista, abrir una cerrajería para ganarse el diario sustento y dedicarse a ser un músico popular siguiendo los pasos de Daniel Viglietti y Georges Brassens entre otros de sus modelos.

A continuación dos obras pertenecientes a las letras uruguayas, "El intruso" de Delmira Agustini, con clara referencia al amor físico. El "Triste Nº 4" es una composición del músico uruguayo Eduardo Fabini sobre los versos de Elías Regules, inspirados en la tradición campera.

El último tema retoma la parodia, esta vez es el turno de Drácula, la novela de Bram Stoker que aquí lleva el nombre de "Jonathan Harker". No sólo sorprende la brevísima síntesis argumental sino el protagonismo dado a un personaje a quien podría calificarse como antihéroe, quien termina sin trabajo, sin reputación y sin su Mina.

Este trabajo incluye dos obras estrictamente musicales, y de las cuales basta leer el subtitulado para comprender su inclusión en este álbum. Se trata de la "Sonata en do mayor K. 545" de Mozart (como podría haber sido reconstruida por alguien con cierto tipo de patología mnemónica, a partir de una partitura mutilada). La otra obra tiene una estrecha relación con las letras y la música alemana, "Popurrí" (sobre fragmentos desfigurados de "Lohengrin" de R. Wagner, "Las travesuras de Till Eulenspiegel" de Richard Strauss. y el 3er movimiento de la sonata "La tempestad" de L. Beethoven).

El título de este trabajo, Clásicos, alude no sólo a la universalidad de estas obras sino fundamentalmente a su carácter prescriptivo: lo perfecto, lo supremo, lo valioso. Por sobre todo implican un modelo, de los cánones literarios y musicales, a reproducir eterna e intemporalmente. Yendo aún más lejos podríamos decir que es una forma cristalizada de concebir el mundo, o por lo menos de lo que debería ser.

Por todo esto, meter mano a los clásicos es ya de por sí un desafío y, si a esto le sumamos el modo particular aplicado en este trabajo, indudablemente irreverente.

La consecuencia inmediata de esta parodia es que ya no podamos volver a acercarnos a ellos sin esta otra lectura que nos propone Leo Maslíah a través de estos excelentes quince temas.


Foto de Fernando di FioreFernando di Fiore (fernandodifiore@yahoo.com.ar) es Profesor de Enseñanza Primaria y Especialista Superior en Literatura Infantil y Juvenil (Postítulo CePA). Trabaja como maestro de grado en la Escuela Nº 13 D.E. 18 de la ciudad de Buenos Aires. Fue docente del CEM (Centro de Estudios Musicales), dirigido por Judith Akoschky y Jorge Rapp; participó de la serie musical "Ruidos y ruiditos". Dictó cursos de Música en el Nivel Inicial para la ECPAD (Escuela de Capacitación). Actualmente integra el grupo Tocomadera y los talleres de percusión y canto afroamericano del ESSEM (Estudio Samela de Educación Musical).


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