220 | RESEÑAS DE LIBROS | 21 de noviembre de 2007

Reinventar la enseñanza de la lengua y la literatura

PortadaGustavo Bombini
Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2006. Colección Formación docente; Serie Lengua y Literatura.

por Marcela Carranza

"... una didáctica, o un libro sobre la enseñanza —como éste—, no debería ser sino un espacio de reflexión que nos ayude a saber más sobre nuestros modos de enseñar."
Gustavo Bombini

Este libro, con un destinatario preciso: "el colega profesor", se abre como un espacio para la reflexión conjunta acerca de la enseñanza de la lengua y la literatura en la escuela media. Pero, y esto es clave en el libro, el concepto de "enseñanza" adquiere en las reflexiones del autor un sentido concreto: el de las prácticas cotidianas en el aula. "Reinventar la enseñanza" significa entonces volver a leer en otra clave, redescubrir, "detenerse frente a la riqueza de la cotidianidad escolar". Se trata de revalorizar aquellas experiencias creadas por los "artesanos de la escuela", los profesores de lengua y literatura, en el día a día de su tarea profesional.

El primer capítulo: "Reflexiones sobre el sentido de enseñar lengua y literatura", pone el dedo en la llaga respecto de la crisis escolar actual: ¿cuál es el sentido de la enseñanza de la lengua y la literatura en la escuela? Pregunta que se contextualiza en una más amplia: ¿cuál es el sentido de la tarea de educar?

La pregunta por el sentido de la tarea de educar, y en particular por el sentido de la enseñanza de la lengua y la literatura supone cuestiones de índole científica, curricular y didáctica, pero también, señala Bombini, cultural y política.

El acceso a la cultura escrita es clave en los procesos de socialización e inclusión social. De allí que "cualquier reflexión sobre el sentido de la enseñanza de la lengua y la literatura habrá de incorporar esta nueva mirada, una mirada (...) más sensible y más preocupada por que la enseñanza sea una tarea posible aun en los contextos más desfavorables".

Una reinvención de la enseñanza de la lengua y la literatura señala Bombini, supone una nueva mirada sobre los destinatarios de la educación. Supone conocerlos en sus singularidades y partir de la confianza en lo que estos sujetos sí pueden, sí están predispuestos a hacer en tanto sujetos activos de una cultura. Volver a pensar los problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura implica de este modo como precondición, una reinvención de la mirada sobre los jóvenes destinatarios de la enseñanza.

La pregunta por el sentido de la enseñanza lleva al autor a hacer referencia a experiencias llevadas a cabo por docentes colegas de Argentina en escuelas populares que funcionan en el ámbito de fábricas recuperadas. Estos escenarios poco convencionales invitan a los docentes a experimentar con otras lógicas para guiar sus prácticas. Conocer estas prácticas favorece esa zona de intercambio entre colegas, ese espacio de reflexión en torno al cual este libro se construye.

El segundo capítulo: "El conocimiento escolar sobre la lengua y la literatura" gira en torno a la pregunta por los saberes disciplinares. ¿Qué es aprender lengua? ¿Qué significa aprender literatura? ¿Qué entendemos por conocimiento escolar sobre la lengua y la literatura?

Los procesos de actualización teórica se vuelven necesarios para los cambios en las ideas y representaciones sobre el lenguaje y las prácticas de enseñanza de la lengua en la escuela, pero, hace hincapié el autor, no son suficientes. Para que el cambio se efectúe en el terreno didáctico y las prácticas no se reduzcan a un mero aplicacionismo de las teorías en boga, no basta con la actualización de saberes disciplinares. Un cambio teórico no implica necesariamente un cambio en las prácticas.

Por otro lado existe también el riesgo, señala el autor, de producir una pauta curricular y una didáctica centrada fuertemente en la práctica misma: 'Enseñar lengua es enseñar a hablar, leer y escribir', ignorando la dimensión de los saberes específicos de la lengua, la literatura, la lectura y la escritura "como punto de partida ineludible en las decisiones curriculares y didácticas en el marco de los debates epistemológicos que ellos suponen".

"Si estamos de acuerdo en que las políticas educativas y lingüísticas de hoy, en la Argentina y en la región latinoamericana, deben atender a la problemática del fracaso escolar y la exclusión educativa, será necesario postular una enseñanza de la lengua y la literatura que se muestre permeable a la particularidad de los contextos, entendidos no como mera variable a considerar ocasionalmente sino como parte constitutiva de la construcción teórica y metodológica de la didáctica de la lengua."

Respecto a la enseñanza de la literatura, el autor pone el acento en la especificidad del objeto. Definiendo a la literatura como "una de las prácticas discursivas más significativas de la cultura", Bombini denuncia su relegación a un lugar menor del currículum como un discurso social o tipo textual entre otros en el marco de la última reforma educativa. El autor realiza un breve recorrido histórico en el que es posible observar diversas representaciones acerca de la literatura y su inserción en el ámbito escolar. De la enseñanza de la literatura en su matriz histórica y retórica en el siglo XIX a la llamada "lectura placentera" de nuestros días, según la cual cualquier intervención escolarizante se transforma en un obstáculo para el encuentro "natural" del lector con los textos.

"… es necesario apostar hoy a reinventar la enseñanza de la literatura, a recuperar un espacio curricular en el que sea posible reconocer a esa disciplina escolar Literatura a partir de presupuestos teóricos consistentes, de contenidos culturales significativos, de una propuesta de lectura y de escritura (ficcional y crítica) en la que tengan lugar las identidades culturales de los sujetos que se encuentran en el aula, entendida ésta como un ámbito para un encuentro intercultural —la cultura del profesor y de la escuela no como opuesta, sino como diferente a la cultura de los alumnos o de la comunidad—."

El tercer capítulo, "Narrar las prácticas", se inicia con una serie de relatos donde profesores dan cuenta de escenas interesantes con sus alumnos durante el dictado de sus clases.

"Sucede (dice Bombini) que estos relatos producto de intercambios más o menos informales entre colegas, están mostrando la potencia y la diversidad de unos modos de hacer que están transcurriendo y que van tramando un campo difuso pero rico, opulento, en prácticas posibles, atravesado por reflexiones de esas que se hacen ahí, al borde de la experiencia de enseñar."

Repensar los problemas de la enseñanza, construir una didáctica, elaborar un currículo de una disciplina específica, exige —sostiene el autor— la consideración de estas historias, el reconocimiento en estas narraciones "de un saber acumulado que tiene que ver con los modos de resolver los desafíos de la enseñanza".

De este modo la narración, la escritura se transforma en un modo de reflexionar y de producir conocimiento acerca de la práctica. Para dar ejemplo de ello Bombini hace referencia al caso específico del uso de las narrativas en la formación de docentes y su experiencia como profesor de la cátedra de Didáctica de la Lengua y la Literatura y Prácticas de la Enseñanza de la carrera de Letras en la Universidad Nacional de La Plata.

De lo que se trata es de imaginar "la práctica de la enseñanza de la lengua y la literatura como una usina de producción constante de lecturas y escrituras, un espacio donde se comparten relatos, donde se narran prácticas y se construyen conocimientos sobre esta enseñanza. Un lugar posible donde asumir el yo, esa identidad que nos define a los profesores como aquellos que estamos ahí, en la escuela, enseñando una disciplina en particular, objeto de nuestro interés y pasión" .

El cuarto capítulo, "Vida de profesores", cierra el libro con relatos de docentes atravesados por la crisis del sentido de su tarea, crisis de la que se habló en el primer capítulo. Frente a algunas posiciones que pueden llegar a ser apocalípticas se vuelve necesario, señala el autor, cuestionar "peligrosos determinismos que tienden a considerar que ciertos objetos culturales sofisticados no son de fácil recepción en contextos escolares críticos o no están al alcance de chicos y jóvenes condenados al fracaso".

"Sin duda, es la escuela la que todavía puede estar poniendo de relieve frente a adolescentes y jóvenes, recuperando, volviendo visible cierta dimensión de la experiencia social, cultural y pedagógica que es específica de su dominio, aquello que no se presenta en la experiencia cotidiana de los adolescentes y jóvenes; en este sentido, la escuela hace diferencia, enseña lo que no es habitual, pone a disposición ciertos bienes culturales propios de la cultura letrada, del campo del conocimiento científico, social y de la producción artística."

Para derribar esta mirada apocalíptica basta, señala el autor, compartir las experiencias de innumerables profesores en los más diversos contextos, experiencias como las enunciadas a lo largo de este libro.


Foto de Marcela CarranzaMarcela Carranza (garrik@fibertel.com.ar) es maestra, Licenciada en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), y Magíster en Libros y Literatura para Niños y Jóvenes (Universidad Autónoma de Barcelona-Banco del Libro de Venezuela-Fundación Germán Sánchez Ruipérez). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) formó parte de la coordinación del programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y del equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Publicó artículos en revistas y participó como expositora en congresos de la especialidad. Actualmente se desempeña como coordinadora de talleres en el área de la literatura infantil y juvenil en la Escuela de Capacitación Docente (CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y profesora tutora en el Postítulo de "Literatura Infantil y Juvenil" de la misma institución.


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