23 | RESEÑAS DE LIBROS | 19 de abril de 2000

Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura

Michèle Petit
Traducción de Rafael Segovia y Diana Luz Sánchez.
México, Fondo de Cultura Económica, 1999.
Colección Espacios para la Lectura.

Portada de "Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura", de Michèle Petit"

(Reproducimos la nota Liminar, que escribiera el editor Daniel Goldin, para presentar el libro de Michèle Petit.)

Los textos reunidos en este volumen fueron escritos originalmente en francés para que, traducidos al español, fueran leídos por su autora en el marco de un ciclo de conferencias organizado por la Embajada de Francia en México y el Fondo de Cultura Económica en octubre de 1998.

En parte porque el agitado ritmo de la modernidad ha cuestionado brutalmente el papel de la tradición, en parte porque el ritmo de producción les abrió las puertas al consumo y en parte también por lo mucho que ellos mismos han conquistado, hoy son cada vez más importantes los jóvenes en su especificidad —siempre maleable, siempre puesta a discusión.

En pocas décadas la producción cultural destinada a ellos ha crecido con prodigalidad: música, cine, teatro y, desde luego, también literatura. Por eso es significativo que en este libro no se haga mención a literatura juvenil más reciente. Ésta es, paradójicamente la primera de al menos cinco razones por las que considero que además de nuevas, estas aproximaciones son renovadoras.

Analizo brevemente las otras.

Tanto en el campo educativo como en el cultural, los discursos más frecuentes suelen asignar un valor esencial a la calificación de los lectores, por lo general sin siquiera problematizarla. En abierta oposición a las prácticas dominantes, Petit rechaza calificativos como buen o mal lector. Su afán es comprender el papel que la lectura tiene, puede tener o ha tenido en la construcción de ellos como sujetos.

También en discrepancia con lo acostumbrado, Petit no busca medir (por ejemplo, cuántos jóvenes leen, o si leen mucho o pocos libros). Tampoco pretende comparar (por ejemplo, si leen hoy más que antes). Con disciplina antropológica y la atención fluctuante propia del psicoanálisis, Petit constató que en barrios marginados de Francia, es decir donde se suele pensar que no es factible encontrar "buenos lectores", había personas a las que la lectura les ha transformado la vida. Les dio la palabra y analizó, con la ayuda de diversas ciencias sociales, el sentido de estas experiencias. Le toca a otros investigadores ponderar la importancia relativa de estos casos singualres. Al resto de las personas preocupadas por la cultura y educación les corresponde cuestionar la preeminencia que ha tenido el acercamiento estadístico al fenómeno de la lectura.

La cuarta razón es el distanciamiento de la volundad de normar, tan común en el campo de la educación lectora. La obra busca, más que definir lo que debe ser la lectura para los jóvenes, reconocer lo que efectivamente ha sido. Esto le dio la posibilidad a Petit de rescatar prácticas de lectura desechadas por el discurso culto, y valiosas para todos los lectores.

Por último señalo otro rasgo distintivo y renovador de estos acercamientos: la voluntad de comprender las resistencias a la lectura. Esto es algo en lo que —de manera significativa— rara vez se han detenido los estudiosos de la lectura. Creo que nos hará mucho bien a todos los que estamos interesados en la lectura comprender con mayor profundidad que también los que se resisten a leer tienen razones poderosas.

Todas estas y otras muchas razones hacen de la lectura de este libro una nutritiva experiencia intelectual para cualquier persona preocupada por la cultura, le interesen o no los jóvenes. Por la fluidez de su estilo y la fina complejidad de su trama —que recuerdan el arte de las antiguas tejedoras— leerlo es, además de un ejercicio intelectual movilizador, una experiencia estética y humana singular.

A pesar de que su afán no es ayudar a promover la formación de lectores jóvenes, estoy seguro que este volumen hará más por formar lectores que muchos manuales llenos de recetas mágicas. Ojalá que despierte entre sus lectores un entusiasmo similar al que despertó entre sus escuchas.

Daniel Goldin


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