116 | PortadaRESEÑAS DE LIBROS | 26 de noviembre de 2003

Esas no son mis patas

Carla Baredes e Ileana Lotersztain
Ilustraciones de Istvansch
Buenos Aires, Ediciones Iamiqué, 2003. Colección Sueños Curiosos.

Carla Baredes e Ileana Lotersztain, invitadas especiales en el Foro de Imaginaria y EducaRed, del 26 de noviembre al 5 de diciembre de 2003. Conversación abierta a todos los que quieran participar, aquí >

"La función creadora de la imaginación pertenece al hombre común, al científico, al técnico; es tan necesaria para los descubrimientos científicos como para el nacimiento de la obra de arte; es incluso condición necesaria de la vida cotidiana..." (1)

A caballo del texto científico y el ficcional este libro tiene por eje la pregunta. Sofía es, como los lectores, la pequeña preguntona que a través de un "sueño curioso" se encontrará con diversos animales. El sueño (como recurso de la ficción) vuelve verosímil este viaje de Sofía a través de paisajes distintos: la laguna donde la garza peina sus plumas; las montañas cubiertas de nieve por donde escala la cabra; el río sobre el que corretea el basilisco; el mar del cangrejo violinista; la selva, morada del leopardo... En los sucesivos encuentros cada uno de los animales explicará a Sofía qué características tienen y para qué les sirven sus patas. El "viaje" finaliza cuando la mamá de Sofía viene a despertar a la niña, y entonces ésta descubrirá qué tienen de especial sus propios pies.

La sencillez del relato se subordina a la información científica que el texto busca brindar a sus lectores. En esta combinación de la ficción y la ciencia la segunda prevalece sobre la primera. Pero de lo que no hemos hablado aún es de un tercer elemento: la ilustración. Es a través de la ilustración (y también de un diseño y edición muy cuidados) que la historia se complejiza, los sentidos se multiplican y el relato adquiere mayor vuelo.

"Apenas se durmió, Sofía apareció en la orilla de un lago. Aunque el agua estaba algo fría, decidió zambullirse y nadar un poco", nos dice el texto en la primera página. Pero la ilustración no se contenta con mostrarnos lo que dicen las palabras. Ocupando por completo la página siguiente, vemos a Sofía durmiendo abrazada a la almohada. Su cama flota sobre la laguna y por detrás asoman los juncos, un pequeño pez salta en dirección al texto. Las olas se continúan hasta casi subrayar las palabras. Los elementos del cuarto de Sofía: su cama en primer lugar, pero también el velador, el portalápices, y un muñequito con sombrero de copa, acompañarán a la niña durante todo el viaje.

Este último personaje, que en su primera aparición aparenta ser un juguete más entre las pertenencias de Sofía, cobrará vida casi imperceptiblemente a lo largo de las diferentes escenas. Su aparición tan sólo compete a la ilustración (nunca es nombrado por el texto) y lo veremos tiritar junto a la protagonista en las montañas nevadas, navegar en un velero o atemorizarse parapetado detrás de la cajonera, durante el diálogo con el leopardo.

La cama, presente en todas las escenas (recordándonos quizás que todo se trata de un sueño), a la manera de los juegos infantiles adquirirá diferentes sentidos en cada encuentro. Un bote que flota semisumergido en la laguna durante el diálogo de la niña con la garza; un trineo que se desliza por la pendiente nevada de la montaña donde se encuentra la cabra; un esquí acuático arrastrado a toda velocidad por el basilisco; una rama por la que trepa Sofía sigilosamente a la manera del leopardo...

Ilustración

Este cambio del significado otorgado a la cama sólo estará dado por su función, por el modo en que es usada por Sofía. No por su forma, que seguirá inmutable, siempre la misma cama rosada con cajonera y flores. La cama es en el sueño todas estas cosas sin dejar de ser nunca una cama. Basta la imaginación, como en los cuentos, para trastocar los objetos y modificar el mundo. En el sueño, en el juego y en la literatura las cosas pueden ser y no ser a un mismo tiempo.

En el primer encuentro de Sofía con un animal, vemos a la garza representada con minucioso detalle en la página derecha; detrás del ave el agua y los juncos propios de su hábitat. Istvansch utiliza su técnica habitual, las figuras están creadas a partir del recorte de cartulinas de colores. Pero a diferencia de otros trabajos del ilustrador, en este libro observamos una mayor proximidad al "realismo", especialmente en la representación de los animales. En la garza por ejemplo, los diferentes tonos de cartulina minuciosamente superpuestos nos dan el efecto de la luz sobre las patas y el plumaje del ave; lo mismo sucede con el pelaje de la cabra o la piel del leopardo con sus múltiples manchas. El realismo que observamos en la garza no se repite en Sofía y los elementos del cuarto. De este lado la figura es más esquemática, también las olas y el pez del "lado de Sofía" están representados geométricamente, pero su presencia permite unir una figura con otra diciéndonos que ambos mundos, el de Sofía y el de la garza, se encuentran en la laguna.

Si observamos cuidadosamente las actitudes corporales de Sofía descubriremos cierto paralelismo con sus interlocutores, los animales. En el texto la niña pregunta a la garza si está haciendo equilibrio, ya que tiene una pata levantada. Mientras realiza la pregunta, Sofía al igual que la garza, mantiene elevado un pie en el aire. En su encuentro con el topo, la figura de la niña crece en tamaño dándonos una idea de la pequeñez de este animal, que sin embargo ocupa buena parte de la página. De Sofía sólo podemos ver su cabeza y sus brazos. El topo está haciendo túneles, y también Sofía tiene junto a sí el baldecito, la pala y el rastrillo de playa.

Ilustración

La pequeñez de la rana arborícola se subraya aún más en el tamaño de Sofía, de la que apenas vemos ahora una fracción del perfil y de su mano. El paralelismo entre las acciones de los animales y de la niña es advertido también en el juego con el nombre de los animales. La niña tiene un broche en su mano, como si fuese una pinza, durante el diálogo con el cangrejo violinista, pero además detrás del personaje de galera en esa misma escena, vemos la silueta de un violín que se confunde con el paisaje.

Finalmente cuando la mamá de Sofía viene a despertarla, la habitación muestra el más completo desorden. No es para menos después de semejante viaje... Los cajones abiertos muestran juguetes que resultarán familiares: la mamá levanta del suelo una rana, hay un leopardo detrás de un violín, una pequeña cabrita de juguete sobre el portalápices, un móvil de basiliscos suspendido sobre la cama, un cangrejo y un topo de peluche asomados a los cajones abiertos... y por supuesto el pequeño muñeco con galera.

Los juguetes animales, a diferencia de los animales del sueño, poseen el esquematismo de la figura de Sofía. El cuarto de la niña durante el despertar resulta menos "realista" que aquellos animales y paisajes que visitó durante el sueño. Y un último detalle (seguro se nos habrán escapado muchos), el camisón de la mamá de Sofía, muestra figuras de manos y pulpos. Ya que de extremidades se trata...

Ediciones Iamiqué se propone (según lo señala en sus libros) "hacer los libros de ciencia más lindos, más divertidos y más creativos del mundo. Para nosotras, las ilustraciones y el diseño constituyen una parte muy importante de cada libro. En ese sentido, nos gusta, y nos parece ideal, que el ilustrador y el diseñador trabajen con total libertad en el proceso de creación. Nuestro trabajo de ilustración y diseño consiste, principalmente, en ‘dar con la persona indicada’ para cada obra, es decir, aquella que se entusiasme con el proyecto y se ajuste al espíritu de nuestra editorial." (2)

La importancia y libertad otorgadas al diseño y la ilustración del libro dan lugar a una obra en la cual información científica y arte se reúnen en un mismo juego. El juego de la imaginación para indagar, descubrir y seguir preguntando. La función creadora del científico y también del artista, de los siempre curiosos y preguntones, deseosos de conocer el mundo.

Recomendado para los primeros lectores.

Marcela Carranza


(1) Rodari, Gianni. Gramática de la Fantasía. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 2000. Pág. 161.

(2) "Entrevista con Carla Baredes e Ileana Lotersztain, editoras de Iamiqué, editorial argentina de libros de ciencias para chicos.", por Ana Garralón. En: Educación y Biblioteca Nº 131 (Madrid, septiembre-octubre de 2002), publicada también en Imaginaria, en esta dirección: www.imaginaria.com.ar/08/3/iamique.htm


Nota de Imaginaria: El otro título que integra la colección Sueños Curiosos es:

PortadaEsa no es mi cola
Carla Baredes e Ileana Lotersztain
Ilustraciones de Luciana Fernández.
Buenos Aires, Ediciones Iamiqué, 2003.
"¿Por qué es tan lindo el pavo real? ¿La serpiente de cascabel tiene cascabel? ¿Cómo hace el tiburón para nadar tan rápido? ¿Por qué el pájaro carpintero no se cae? En este sueño curioso, Joaquín descubrirá que los animales tienen colas muy diferentes, y que todas les resultan muy útiles a sus dueños.
¿Y por qué la cola de Joaquín tendrá esa formita tan linda?"
(Texto extraído de la contratapa del libro.)


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Actualmente se desempeña como docente de literatura infantil en la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


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