185 | RESEÑAS DE LIBROS | 19 de julio de 2006

Juan Felizario Contento. El rey de los negocios

PortadaAngela Lago (texto e ilustraciones).
México, Fondo de Cultura Económica, 2003. Colección Los Especiales de A la Orilla del Viento.

Juan había servido ya durante siete años a su amo, y entonces le dijo:

—Señor, mi tiempo se ha cumplido, y ahora me gustaría volver a casa con mi madre; dadme mi salario.

El señor le contestó:

—Me has servido fiel y honradamente. A tal servicio, tal salario.

Y le dio un trozo de oro que era tan grande como la cabeza de Juan. Juan sacó su pañuelo, envolvió en él la pepita, se la echó al hombro y emprendió camino hacia su casa. Mientras iba caminando, poniendo siempre una pierna por delante de la otra, sus ojos se toparon con un jinete que pasó a su lado trotando fresco y de buen humor en un alegre caballo.

—¡Ay —dijo en voz muy alta Juan—, qué cosa tan hermosa es cabalgar! ¡Va un sentado como en una silla, no se golpea uno con ninguna piedra, se ahorra uno en zapatos y se avanza que no sabe uno ni cómo!

El jinete, que lo había oído, le gritó:

—¡Eh, Juan! ¿Y por qué vas entonces a pie?

—Ay, porque t5engo que llevar a casa esta pepita; es de oro, eso sí, pero me impide llevar la cabeza derecha y me hace daño en los hombros.

—¿Sabes una cosa? —dijo deteniéndose el jinete—. Vamos a hacer un cambio: yo te doy mi caballo y tú me das a mí tu pepita.

—Con mucho gusto —dijo Juan—, pero os advierto que vais a tener que cargar con ella.

El jinete desmontó, cogió el oro y ayudó a montar a Juan, puso firmes las riendas en sus manos y le dijo:

—Si quieres que vaya bastante deprisa tienes que chasquear la lengua y gritar: «¡Arre! ¡Arre!».

Juan estuvo contentísimo cuando se vio montado a caballo y se fue cabalgando tan franco y tan ligero de allí.

Fragmento inicial de "Juan está de suerte", cuento de Jacob y Wilhelm Grimm (1)

El intertexto de este genial libro-álbum de Angela Lago es "Juan está de suerte", el cuento de los Hermanos Grimm cuyo protagonista, gracias a haber servido siete años a su amo, recibe un "pedazo de oro tan grande como su cabeza". De ahí en más, en una retahíla, van desfilando una serie de personajes poseedores de objetos que Juan añora y que va adquiriendo para su ruina material: el caballo por una vaca; la vaca por un cerdo, el cerdo por una oca, hasta el final en que sus palabras dan cuenta del terrible peso que significó cada bien material que supo obtener. El último es una ridícula piedra que, según el embustero que se la cambió por la oca, "sirve para afilar". La escena final muestra la caída azarosa de la piedra en la fuente, como pérdida definitiva del capital. Juan, aparentemente tonto, en el interjuego entre su deseo furtivo y el desapego de lo material, sin saberlo, vuelve a ser tan sabio como feliz:

"¡No hay bajo el sol un hombre tan afortunado como yo! —exclamó.

Y con el corazón ligero y libre ya de toda carga, siguió su camino hasta llegar a la casa de su madre." (2)

En una primera lectura del cuento de los Grimm, de raigambre popular, se advierte el abuso de ciertas sociedades respecto de las personas inocentes, la futilidad de lo material, y la clásica fábula de engañadores y engañados en la que el engañado, en su instinto primario, se termina arruinando en pro de un deseo visceral descabellado.

Probablemente, todos estos sentidos se puedan encontrar en el álbum de Ángela Lago dado que —como homenaje a la cultura de origen popular— sus contenidos no riñen en absoluto con los temas de la contemporaneidad. Este nuevo Juan también trocará su moneda de oro por bienes de intercambio que, para una sociedad anclada en el capital, resultan nimios e insignificantes. Primero, obtendrá un caballo, luego cambiará el caballo por un burro, más tarde el burro por una cabra, y ésta por un chancho… Es decir que estamos en presencia de una retahíla semejante a la de "Juan está de suerte".

Ilustración del interior del libro

En realidad, la estrategia narrativa es descontextualizar el relato clásico para recontextualizarlo en el escenario contemporáneo urbano. Es así que este nuevo Juan, a diferencia del clásico, no atravesará los pueblos. Su viaje va desde el cementerio, pasando por la ciudad, siempre arriba, ladeando tanto los estereotípicos barrios aristócratas, más altos, como las humildes favelas, para arribar a un espacio reservado e íntimo. La materia plástica será la encargada de contar este viaje por la ciudad de peculiar estructura modular, donde son fundamentales las imperfecciones contrastantes de las viviendas, los laberintos cruzados de rayas continuas y discontinuas de las carreteras y las pinceladas en tonos pastel, que logran que ese entramado de líneas reflejen la clara oposición centro-periferia y la supervivencia de los niños en ese marco tan hostil.

Para continuar, consagrarse a leer Juan Felizario Contento induce a sospechar, de nuestras dotes respecto de la lectura, dado que nos deja pensando si cada vez que leemos un libro no estaremos pasando por alto un caudal de detalles significativos (3) Un interrogante que nos surge al descubrir que, en nuestra segunda o tercera lectura de este álbum de Ángela Lago, recién nos dimos cuenta de por qué está tan enojado quien le dejó la herencia a Juan, al punto de levantarse de la tumba para espantar a esos dos señores de mirada suspicaz. (4)

En rigor, si el lector se detiene en la trayectoria de cada personaje, descubrirá que en las ilustraciones se está contando algo más que lo que le pasó a Juan Felizario Contento. Es cierto que hay un relato marco que es la historia de Juan y de los bienes que va dejando atrás, en su actitud feliz y desinteresada. Pero en el interior de lo que va dejando atrás se cuecen otros relatos, otros desenlaces, otras formas de vivir. Por ejemplo, cuando el vaquero se cae del caballo vuela por el aire la moneda dorada que ha obtenido malamente y va a parar entonces, justito, a las manos de quien había sido despojado de ella. Pero cuando descubrimos esa imagen —en la que hace justicia el azar—, tenemos que volver a las imágenes de las páginas anteriores para confirmar nuestra hipótesis. A la vez, lo interesante del caso es que Juan, sin sospecharlo, va a estar involucrado en los destinos de aquellos que se le van cruzando y a quienes va favoreciendo con su inocencia.

Ilustración del interior del libro

Un mismo ojo obsequioso requiere la escena del cementerio, que va ir ocupando un ángulo más pequeño, en las sucesivas imágenes. Si miramos bien, advertiremos que en esa tumba y en sus alrededores se está gestando una notable intriga, tan capital en el relato que hasta los muertos cobran vida volviéndose contra la injusticia. "¿Qué es lo que llevan esos señores en sus bolsillos?", "¿Eso que brilla y que escondieron de Juan?", "¿Por qué no reacciona este niño?", podría preguntarse un lector catártico, irritado ante la actitud llana del protagonista. Un lector al que le resultan naturales los avatares de un sistema cuyo valor supremo es material. Tan acostumbrado a esa materialidad como Juan Felizario Contento lo está a la fugacidad infantil del instante en que es dueño de algo que lo ha cautivado: un caballo veloz, una cabrita traviesa, un cochino perezoso… y más.

Pero el sentido de este álbum no se agota, y pide una segunda lectura que nos descubra tanto la retórica puesta en la imagen —los gestos, las discordias, las alianzas de los personajes que Juan deja atrás— como el suspendido y enigmático oxímoron (5) que cierra el libro: "Juan Felizario Contento, el rey de los negocios, fue feliz por todo un inmenso segundo." ¿Un segundo puede ser inmenso? ¿Será inmenso en cuanto a la intensidad de lo vivido? ¿Si lo vivido es intenso, se pierde la noción de tiempo? Preguntas que dispara un lirismo que abre múltiples sentidos, y postula diversas lecturas, desafiando lectores distraídos.

Jorge Luis Borges, en su ensayo "El cuento policial" (6), dice que Edgar Allan Poe, al inaugurar el género policial, inventa la clase de lector que solicita ese género. Leer libros-álbum como los de Angela Lago incita a pensar en lectores a configurar y en artistas lejanos a la reproducción de patrones y estereotipos, y comprometidos con una estética cada vez más respetuosa del talento de los niños. Una utopía no tan leve como la pluma con la que finalmente se queda Juan.

Mirta Gloria Fernández

Ilustración del interior del libro


Notas

(1) "Juan está de suerte", de Jacob y Wilhelm Grimm. En: Cuentos de los hermanos Grimm. Ilustrados por Nikolaus Heidelbach. Traducción de José Miguel Rodríguez Clemente. Barcelona, Círculo de Lectores-Galaxia Gutemberg, 1996.

(2) Grimm, Jacob y Wilhelm. Op. cit.

(3) Un lector desprevenido suele tratarlo con displicencia. "Es un libro para niños", piensa.

(4) Nota de Imaginaria: Esta historia paralela del muerto que se levanta de la tumba convertido en un esqueleto se desarrolla —a lo largo de varias páginas— en un diminuto sector de la gran ilustración que ocupa cada página impar del libro.

(5) El oxímoron es una figura literaria que concierta dos nociones opuestas en un solo enunciado, formando así una tercera noción que dependerá del lector. Dado que el sentido literal de un oxímoron (instante eterno) es absurdo, el lector busca un sentido metafórico.

(6) Borges, Jorge Luis. "El cuento policial". En: Borges Oral. Obras Completas. Vol. IV. Barcelona, Emecé Editores, 1996.


Mirta Gloria Fernández (titiludu@fibertel.com.ar) es egresada de la carrera de Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y Especialista en Procesos de Lectura y Escritura (UNESCO). Se desempeña como profesora de Semiología y Didáctica en Letras en la UBA e imparte Taller de Escritura en el ingreso de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. También es tutora del Postítulo de Literatura Infantil en la Escuela de Capacitación (CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y colabora —desde el área de literatura y alfabetización— con escuelas del país con necesidades prioritarias. Hace cuatro años comenzó a leer poesía y libros-álbum con grupos de chicos temporalmente detenidos en el Instituto de Minoridad "José de San Martín". En 2004 dictó para los alumnos de Artes de la UBA el seminario de grado "Literatura y sujetos en situación social de riesgo", que reúne material sobre esa experiencia. Actualmente escribe su tesis de Maestría que lleva por título "Apropiación y representación en los textos producidos por grupos de jóvenes eventualmente recluidos". Publica artículos y participa como expositora en congresos cuyos temas son la literatura infantil, la alfabetización y los efectos de la literatura en diferentes grupos de lectores.


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