71 | RESEÑAS DE LIBROS | 20 de febrero de 2002

De noche en la calle

Angela Lago
Guión e ilustraciones de la autora.
Caracas, Ediciones Ekaré, 1999. Colección Libros de Todo el Mundo.

Portada de "De noche en la calle"

La tapa de De noche en la calle es negra. En ella un luminoso cartel blanco con bordes azul, rojo verde y amarillo anuncia el título, el autor y la editorial. Los mismos colores de la tapa prevalecerán a lo largo de las ilustraciones que componen el libro. No habrá texto y sin embargo no necesariamente se trata de un libro destinado exclusivamente a los pequeños.

El fondo negro es la constante, sobre él se recortan "desprolijas" las escenas de colores brillantes. Los mismos colores, los del semáforo, estarán presentes en las misteriosas pelotas que un niño parece ofrecer a los automovilistas en la calle. Los automóviles ocupan buena parte del espacio de la ilustración, iguales en color y forma dominan la página. Dentro de los automóviles, desconfiados, agresivos, indiferentes, temerosos, burlones, resguardados se encuentran sus ocupantes. Sólo el niño está fuera, caminando en la calle, buscando el contacto con los otros.

No hay belleza ni armonía tranquilizadoras en las imágenes, como no las hay en lo que representan. Dientes blancos y afiladísimos en perros y conductores, narices puntiagudas que acusan, y el cuerpo doblado del niño que ofrece, que observa.

Por momentos la focalización del dibujo coloca al lector dentro del automóvil, y puede ver al niño asomado a la ventanilla tratando de comunicarse con la anciana aferrada a su bolso. En las páginas siguientes la imagen se divide en dos: por un lado el niño, otra vez detrás de la ventanilla, observa curioso; adentro una joven madre de mirada tierna acuna a su bebé sin percatarse de la presencia del otro niño.

Sólo en una de las ilustraciones el pequeño logra comunicarse con otro. Es la escena en la que regala la última pelota al perro que como él está en la calle y parece tener también hambre. Detrás vemos un restaurante de sillas vacías y los autos amarillos que dominan la escena con sus ocupantes invisibles.

Hay dos situaciones en las que los automovilistas se asoman (sin abandonar sus coches) al mundo del niño. En ambas escenas se comete un robo: cuando una mujer quita de la caja una de las pelotas, y tanto ella como otro conductor ríen ante lo que consideran una broma, y cuando los conductores señalan indignados al pequeño que huye con una segunda caja (la cual, luego descubriremos, contiene las pelotas que ofrecerá a los conductores). En una y otra escena la acción de robar posee significaciones diferentes y ocasiona reacciones opuestas en los automovilistas. Se trata de un juego que provoca risa cuando quien roba es uno de ellos; indignación y acusación violenta cuando quien roba es el niño de la calle.

En cada página los automóviles se recortan inconclusos, dando la sensación de continuar en el espacio más allá del borde negro que los rodea, más allá del libro. También la última ilustración nos niega la tranquilidad de una conclusión. El final es el comienzo y podemos volver a leer las escenas en las que los autos se repetirán iguales, cercando al niño solitario, doblado, que ofrece infructuosamente las extrañas pelotas de colores una y otra vez.

Estamos frente a un libro que en la originalidad de su forma, trata de manera excepcional un tema difícil y debemos reconocerlo, poco transitado en la literatura infantil argentina (1), donde no es frecuente hallar libros para niños que hablen de niños en la calle.

De noche en la calle, de la reconocida ilustradora brasileña Angela Lago, recurre a la dolorosa expresividad de sus imágenes para hablarnos de esta realidad compartida por nuestros países, que nos golpea duramente más allá de las palabras.

Recomendado a partir de los 7 años.

Marcela Carranza

(1) Ediciones Ekaré, la editorial del Banco del Libro de Venezuela, ha desarrollado una línea de libros de realismo social en su colección "Así vivimos", donde los protagonistas son niños que deben enfrentarse a problemas de índole social, económica y política. Entre sus títulos se encuentran La calle es libre, Ni era vaca, ni era caballo, La composición, Miguel Vicente Pata Caliente, La peineta colorada, El robo de las aes y Un puñado de semillas.


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Forma parte del grupo de estudio La Nuez, en el área de la literatura infantil y juvenil.

 


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