139 | PortadaLIBROS | 13 de octubre de 2004

Cuentos de duendes. Relatos mágicos celtas

Selección y traducción de Roberto Rosaspini Reynolds y Máximo Damián Morales.
Ilustraciones de Fernando Molinari.
Buenos Aires, Ediciones Continente, 2003. Colección Mitos, cuentos y leyendas.

PortadaCuentos de brujas. Relatos mágicos medievales

Selección y traducción de Máximo Damián Morales.
Ilustraciones de Fernando Molinari.
Buenos Aires, Ediciones Continente, 2003. Colección Mitos, cuentos y leyendas.

La colección Mitos, cuentos y leyendas de Ediciones Continente cuenta con un buen número de títulos referidos a duendes, hadas y otras criaturas mágicas de la mitología celta.

Cuentos de duendes presenta una selección de personajes menos conocidos, extraídos de originales recopilados entre 1850 y 1930 por autores irlandeses, escoceses y peninsulares ibéricos. Como advierten los compiladores, esta selección incluye sin embargo a algunos "viejos conocidos" como el duende irlandés por antonomasia: el "leprechaun". Al comienzo de cada relato los autores realizan una minuciosa descripción de las características del duende o clan al que pertenece, las variedades de nombre que éste recibe según las diversas regiones, la región geográfica en la que el personaje tiene morada, sus hábitos y comportamientos, vestimenta, su modo de relación con los humanos... Así por ejemplo, el "nombre ‘Leprechaun’ es (...) la denominación más difundida del más famoso duende irlandés de la región de Leinster, en las proximidades de Dublín, en el centroeste de Irlanda, sobre el mar homónimo. (...) Si bien los leprechauns son los zapateros de las hadas y los sidhi de la nobleza, no pertenecen en realidad a su mismo clan. Tienen una estatura de veinte a sesenta centímetros, son de piel color gris subido, generalmente calvos y con una larga barba blanca. Visten con un sombrero tricornio, chaqueta verde o marrón con un ancho cinturón, calzas rojas y zapatos con una enorme hebilla".

En estas historias a menudo la codicia de los humanos, que pretenden apoderarse del tesoro de los duendes, es burlada por la astucia de los pequeños seres. En ocasiones el relato es muy breve, casi una anécdota en boca de un narrador que dice haber vivido los acontecimientos que cuenta. En otras, el desarrollo narrativo es mayor y nos encontramos con una historia compleja, como en "Brandán y el carantoña", un relato que tiene por protagonista a un pequeño duende de los bosques de Galicia y Asturias, cuyo alimento consiste exclusivamente en vino tinto que consume en enormes cantidades. Duendes bebedores que asaltan las bodegas mejores provistas de la región, o se atiborran en los banquetes llevando con ellos a algún invitado humano al que abandonan a su suerte y en situación embarazosa; duendes ladrones aliados de viejas pícaras y ambiciosas; duendes benefactores que ayudan a algún joven o doncella en aprietos; duendes crueles, o simplemente burlones, entretenidos en jugarle una mala pasada a algún humano desprevenido.

La dedicatoria de Cuentos de brujas marca un rumbo respecto a la mirada que se tiene de este personaje en el libro. La misma señala: "Este libro está dedicado a todas aquellas brujas, brujos e inocentes que tuvieron —y tienen— que soportar las crueles atrocidades de la gente supuestamente normal."

En la introducción el autor nos explica el origen histórico del preconcepto más habitual acerca de las brujas: "una mujer fea, vieja y repugnante, que viste de negro o con harapos. Tiene largas uñas sucias en sus dedos también largos y nudosos. Su piel es repulsiva, posee lunares o verrugas. Vuela en una escoba. Revuelve asquerosos brebajes en calderos de hierro. Anda en la noche y la acompaña una lechuza o un gato negro. Es una discípula del mismo Diablo". Este concepto, señala el autor, que ha prevalecido en Occidente y ha llegado hasta nuestros días, nos ha sido legado por la Edad Media, y más puntualmente por la Inquisición. Sin embargo, nos advierte el prólogo, las brujas son anteriores a esta época y su origen, ligado a la magia, se remonta a los grupos humanos más antiguos en los cuales una mujer u hombre mantenía la comunicación con los dioses, realizaba prodigios y curaba las enfermedades de su gente.

Los relatos que integran este libro ofrecen un amplio espectro de brujas. Encontramos declaraciones de brujos condenados y ejecutados en la hoguera por la Inquisición en la Francia de 1599 ("La confesión del brujo de Lignón", "La confesión del brujo Nicolás Robin", "Los tres brujos"), en los que la voz del condenado narra su iniciación en los aquelarres y pactos con el diablo.

"La mujer que gastaba las escobas" es un relato que nos ofrece una visión de la bruja próxima al lugar de la víctima de la intolerancia, el miedo y el fanatismo. En esta historia la bruja es delatada por su propio marido; y éste, según nos informa el narrador, se debate entre sus terrores, creencias, y el amor por su mujer. El final: la condena de la bruja en la hoguera y la próxima muerte de su esposo, aparentemente embargado de remordimiento y tristeza, acentúa esta ambivalencia. En otras historias, como en "La bruja caníbal", el cruento final no deja lugar a dudas acerca de la naturaleza maligna de su protagonista. También en "La temible bruja del bosque" el final no tiene concesiones para el lector, si bien aquí, como sucede en muchos relatos tradicionales, parece existir un mensaje admonitorio. Algo similar a lo que sucede en "La vieja del árbol", relato en el cual la necedad del orgulloso es castigada por un ser protector de la Naturaleza. En "El anillo de la bruja" nos encontramos con un clásico cuento maravilloso, cuyo origen, según señala la introducción, es tan antiguo que se desconoce su procedencia. Aquí, la belleza y bondad de una joven humilde es recompensada en el final feliz junto al príncipe encantado a quien la joven presta ayuda. Otras historias tienen por protagonistas a brujas sabias, conocedoras de la Naturaleza y sus poderes mágicos y de curación. Brujas benefactoras que curan a los enfermos o traen niños al mundo, pero que no siempre reciben el agradecimiento de sus pacientes. Este es el caso de "El favor de la curandera", la historia de una joven viuda que utilizaba sus dones de herbolaria, denunciada y finalmente condenada por el tribunal inquisitorial.

Viejas historias recopiladas por reconocidos autores, y seleccionadas en alguna de sus múltiples versiones nos ofrecen un rico panorama de personajes lejanos del estereotipo y la simplicidad a la que los seres mágicos suelen ser sometidos, especialmente cuando de literatura para niños se trata. Prólogos, notas aclaratorias, introducciones para cada relato, y fuentes bibliográficas dan cuenta de un complejo trabajo de investigación y selección.

Recomendado a partir de los 10 años.

Marcela Carranza


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Actualmente se desempeña como docente de literatura infantil en la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


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