114 | LECTURAS | 29 de octubre de 2003

Halloween, ¿noche de brujas?
Entre el mito y el consumo

Dibujo de brujapor Laura Canteros

La celebración del 31 de octubre es una de las tantas influencias que los latinos recibimos de la cultura norteamericana (1). Su práctica es un fenómeno moderno que combina tradiciones celtas y cristianas, folklore y leyenda urbana. Año tras año, el comercio y la industria, incluido el cine, cuentan las ganancias que les depara la fecha. Y cabe preguntarnos, ¿qué se celebra exactamente?

Espíritus que han partido (2) (y que se empeñan en volver)

Así como el malévolamente tierno Jack Skellington —creado por Tim Burton en Pesadilla antes de Navidad (3)— se propone celebrar la Navidad con sus conciudadanos de Halloween Town, ¿será que los humanos nos hemos apropiado de la fiesta de las brujas?

Empecemos por el nombre. La palabra Halloween tiene su origen en el culto católico y proviene de la contracción defectuosa de All Hallows Eve, víspera del Día de Todos los Santos, que se celebra el 1º de noviembre a partir del siglo VII d.C. La Iglesia Católica estableció esa fecha con el propósito de desalentar "prácticas paganas".

Desde el siglo V a.C., la comunidad celta de Irlanda celebraba oficialmente el fin del verano el 31 de octubre. La festividad se llamaba Sanhaim o Fiesta del Sol y marcaba el comienzo del nuevo año.

Una versión afirma que los espíritus incorpóreos de quienes habían muerto durante el año precedente regresaban en busca de cuerpos vivientes para encarnarse durante un año más, como única esperanza para lograr la vida eterna. Los celtas creían que las leyes de espacio y tiempo quedaban suspendidas durante la noche de Sanhaim porque el velo que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos se encontraba en su punto más delgado y los habitantes de ambos territorios tenían la posibilidad de interactuar (4).

Los vivos, naturalmente, no estaban dispuestos a ser objeto de posesión. Por eso, la noche del 31 de octubre, los aldeanos apagaban el fuego en sus hogares para que quedasen fríos e inhóspitos. Luego se vestían con toda clase de trajes siniestros y recorrían los alrededores destruyendo lo que encontraban a su paso para espantar a los espíritus que buscaban cuerpos para poseer.

Es probable que el motivo por el que los celtas apagaran el fuego no tuviera por objeto desalentar la posesión de los espíritus sino reafirmar sus sentimientos de pertenencia a la comunidad. El fuego de los hogares volvía a encenderse con una antorcha que cada familia traía desde la hoguera sagrada que ardía en Usinach, en el centro de Irlanda. Volver a encender el fuego simbolizaba la esperanza de que la vida renacería al llegar la primavera.

Brujas, ¿eran las de antes?

Bruja, s. (1) Mujer fea y repulsiva en perversa alianza con el demonio.
(2) Muchacha joven y hermosa en perversa alianza con el demonio.
Ambrose Bierce. Diccionario del diablo (5)

Y, sí. Las brujas están tan cambiadas que cada vez es más difícil distinguirlas de las demás mujeres. Ahora se visten de todos colores, festejan la Navidad y hasta adoptaron nuevos medios de transporte. Ya no envenenan manzanas, les resulta anticuado andar cocinando niños en el horno y no convierten a sus parejas en sapos si la relación se termina. Las manzanas bien pueden envenenarlas los fabricantes de pesticidas. La tecnología ha aportado múltiples formas más sutiles para devorar niños. Y nada iguala a los trucos de un buen abogado cuando una separación no se realiza de común acuerdo.

Dibujo de bruja
La ilustraciones de esta página fueron publicadas por Rafael Tuck and Sons Company Ltd., en álbumes ilustrados. Londres, hacia 1900.

Sin embargo, en la ficción para niños y jóvenes las brujas siguen siendo protagonistas. Hay chicas estudiosas —como Hermione Granger, la amiga de Harry Potter—, adolescentes con crisis de identidad —como Sabrina, la bruja de la serie de televisión—, jóvenes con ganas de enamorarse —como Cecy, la bruja de abril (6)— o mujeres mayores que sueñan con la maternidad (6). Por lo general, para las brujas adultas se reserva una clase de humor que apela a chicos y grandes por igual. Y aunque algunos digan que a las mujeres no se les debe preguntar la edad, es interesante averiguar cuántos años tienen las brujas.

A pesar de los intentos evangelizadores, las antiguas creencias no desaparecieron abruptamente. Entre los celtas, el poderoso simbolismo de las hadas, los elfos y las almas vagabundas estaba muy arraigado y Sanhaim seguía siendo la festividad más importante. En el siglo XII, el catolicismo introduce en Europa la figura del diablo, el maligno, la contrapartida de Dios (7). Al mismo tiempo, declara a toda práctica religiosa no cristiana como demoníaca y a sus seguidores como adoradores de Satanás.

Los celtas no escaparon a esta etiqueta: los Druidas, sus religiosos, fueron considerados agentes del mal y su culto se consideró "brujería". Es en este momento cuando aparece por primera vez el término, ya que el sistema de creencias celta no incluía deidades del mal y las fuerzas sobrenaturales podían considerarse más o menos peligrosas aunque no malignas o demoníacas.

Las brujas y hechiceros constituyeron entonces la oposición religiosa. Fueron perseguidos y debieron ocultarse debido a su supuesta alianza con Satanás. La religión celta no incluía sacrificios humanos. Irónicamente, muchos de sus seguidores murieron en la hoguera.

Los ritos celtas se vincularon con Satanás y los inquisidores catalogaron a Sanhaim de "Día de Brujas". De hecho, durante mucho tiempo las "brujas" europeas celebraron el 31 de octubre como una de sus cuatro principales festividades anuales.

Durante la Edad Media, los cristianos creían que cada bruja poseía un demonio personal enviado por Satanás para otorgarle sus poderes. Este demonio personal se llamaba familiar. Los familiares, que vivían con sus brujas, solían adoptar la forma de un animal doméstico, por lo general un gato negro.

El extraño mundo de Jack

La costumbre de ahuecar y tallar una calabaza para convertirla en un farol llamado Jack-o-lantern tiene su origen en el folklore irlandés del siglo XVIII. Según se cuenta, Jack era un notorio bebedor, jugador y holgazán que pasaba sus días tumbado bajo un roble. En una ocasión, se le apareció Satanás con intenciones de llevarlo al infierno. Jack lo desafió a trepar al roble y, cuando el diablo estuvo en la copa del árbol, talló una cruz en el tronco para impedirle descender. Entonces Jack hizo un trato con el diablo: le permitiría bajar si nunca más volvía a tentarlo con el juego o la bebida.

Dibujo de brujaLa historia dice que cuando Jack murió no se le permitió la entrada al cielo por sus pecados en vida, pero tampoco pudo entrar en el infierno porque había engañado al diablo. A fin de compensarlo, el diablo le entregó una brasa para iluminar su camino en la helada oscuridad por la que debería vagar hasta el día del Juicio Final. La brasa estaba colocada dentro de un nabo ahuecado para que ardiera durante mucho tiempo.

Los irlandeses solían utilizar nabos para fabricar sus "faroles de Jack", pero cuando los inmigrantes llegaron a Estados Unidos advirtieron que las calabazas eran más abundantes que los nabos. Por ese motivo, surgió la costumbre de tallar calabazas para la noche de Halloween y transformarlas en faroles introduciendo una brasa o una vela en su interior. El farol no tenía como objetivo convocar espíritus malignos sino mantenerlos alejados de las personas y sus hogares.

Dulce Halloween

La costumbre de pedir dulces de puerta en puerta (trick-or-treating) se popularizó alrededor de 1930. Según se cree, no se remonta a la cultura celta sino que deriva de una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, los cristianos primitivos iban de pueblo en pueblo mendigando "pasteles de difuntos" (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas de uva. Cuantos más pasteles recibieran los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores. En esa época se creía que los muertos permanecían en el limbo durante un período posterior a su fallecimiento y que las oraciones, incluso rezadas por extraños, podían acelerar el ingreso del alma al cielo.

La práctica se difundió en Estados Unidos como un intento de las autoridades por controlar los desmanes que se producían durante la noche de Halloween. Hacia fines del siglo XIX, algunos sectores de la población consideraban la noche del 31 de octubre como un momento de diversión a costa de los demás, probablemente inspirado por la "noche traviesa" (Mischief Night) que formaba parte de la cultura irlandesa y escocesa (8). La diversión consistía en derribar cercos, enjabonar ventanas y taponar chimeneas, pero gradualmente dio lugar a actos de crueldad contra personas y animales, llegando a su punto máximo en la década de 1920 con las masacres perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan.

Diversos grupos de la comunidad comenzaron a proponer alternativas de diversión familiar para contrarrestar el vandalismo: concursos de calabazas talladas y disfraces o fiestas para niños y adultos. De este modo, se proponían retomar el espíritu de los primitivos cristianos, que iban casa por casa disfrazados o con máscaras ofreciendo una sencilla representación o un número musical a cambio de alimento y bebida.

Muchos de los símbolos y tradiciones de Halloween distan bastante de ser "cosa de brujas" y las brujas se las han ingeniado para sobrevivir entre nosotros. Tal como afirma el viejo dicho, …que las hay, las hay. ¡Abracadabra!


Notas

(1) Santino, Jack. Halloween and Other Festivals of Death and Life. Knoxville, The University of Tenessee Press, 1993.

(2) Spirits Having Flown. Título de un álbum de los Bee Gees (1979).

(3) Skinner, Daphne. Pesadilla antes de Navidad. Una historia basada en el argumento y personajes de Tim Burton. Traducción del inglés: María Fontanals. Barcelona, Círculo de Lectores, 1994.

(4) MacCane, Proinsias. Celtic Mythology. Londres, The Hamlyn Publishing Group Limited, 1970.

(5) Bierce, Ambrose. Diccionario del diablo. Traducción del inglés: Rodolfo Walsh. Selección de Gustavo Roldán. Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1993. Colección Los fileteados.

(6) Bradbury, Ray. "La bruja de abril" y "El niño invisible" (cuentos) en Las doradas manzanas del sol. Traduccion del inglés: Francisco Abelenda. Buenos Aires, Minotauro, 1981. Colección Spectrum.

(7) Muchembled, Robert. Historia del diablo. Siglos XII-XX. Traducción del francés: Federico Villegas. México, Fondo de Cultura Económica, 2002.

(8) Panati, Charles. Extraordinary Origins of Everyday Things, 1987.


Laura Canteros (lauracanteros@ciudad.com.ar) es Profesora para la Enseñanza Primaria y docente de idioma inglés; Traductora Literaria y Técnico-Científica en inglés e Intérprete Simultáneo. Es integrante de la Comisión Directiva de ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina), y desde hace veinte años se dedica a la investigación independiente en el área de literatura y medios para niños y jóvenes. Realiza crítica bibliográfica para diversas publicaciones y asesoramiento editorial en temas de traducción. Ha diseñado guías para el docente con propuestas para escritura creativa y compilado tres antologías de cuentos populares de Argentina. En mayo de 2002, recibió la Primera Mención del Premio a la Traducción Científico Técnica del Cono Sur 2001-2002 otorgado por Unión Latina a la obra Alumnos con dificultades. Guía práctica para su detección e integración de Marilyn Friend y William Bursuck.


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