92 | RESEÑAS DE LIBROS | 18 de diciembre de 2002

¿Yo y mi gato?

Satoshi Kitamura
Ilustraciones del autor.
Traducción de Maia Miret.
México, Editorial Fondo de Cultura Económica, 2000. Colección Los especiales de A la orilla del viento.

Portada del libro

"Cierta noche una anciana con un sombrero puntiagudo entró por la ventana de mi recámara. Sacudió su escoba frente a mí, escupió algunas palabras y se fue sin decir adiós..."

Hay algo que nos sorprende, la historia aún no tendría que haber comenzado. Según el modo convencional de iniciarse un libro la historia debe comenzar luego de la portada, y la portada del libro viene después de la escena con la bruja, entonces el cuento parece volver a empezar.

Otra vez el cuarto, es de mañana, mamá viene a despertar a Nicolás para ir a la escuela, su gato observa la escena. La narración continúa en primera persona con frases muy breves. El texto dice: "Abajo, no me dejó acabar mi desayuno", lo cual no tiene nada de extraño dentro del mundo cotidiano de cualquier niño; sin embargo en la imagen vemos a Nicolás en cuatro patas metiendo la cabeza en la escudilla del gato.

Con solo dos frases, los lectores (y el protagonista-narrador) descubren el acontecimiento extraño: "Ya me había ido... pero seguía aquí..."; la acción del personaje narrador de atusarse los bigotes concluye revelando lo acontecido. Quien está narrando no es Nicolás como suponíamos, sino su gato. Claro que como él mismo lo explicará al mirarse al espejo: "Pero no era él, ¡era yo! No lo podía creer. ¡Me había convertido en gato!".

El desdoblamiento del personaje se acentúa cuando Nicolás (¿su gato?) regresa de la escuela. Las imágenes en viñetas pueblan de diversas acciones las páginas dando cuenta del comportamiento gatuno del niño. Las frases apenas sugieren todas estas acciones narradas por la imagen. El efecto cómico es intenso, el comportamiento gatuno de Nicolás vulnera las normas básicas de conducta hasta el exceso. Paradójicamente, es el gato, el animal quien lo observa sorprendido.

La riqueza significativa de la ilustración se amplia aún más en las referencias artísticas de los cuadros en casa de Nicolás. Hay un juego humorístico muy sutil entre lo acontecido en el cuento y los cuadros de las paredes. Así por ejemplo San Jorge y el Dragón tienen su correlato en Nicolás atacando a Leonardo; el descenso de la Cruz se corresponde con el médico auscultando al niño sostenido por su madre; y la Madona con el niño, en la mamá que abraza preocupada a Nicolás. Si prestamos más atención aún, los lectores adultos podemos reconocer pinturas de Rafael en esas imágenes (1).

La acción se inicia con una transgresión: los libros no suelen comenzar su historia antes de la portada. El episodio de la bruja parece introducirnos en una historia fantástica, pero ésta se interrumpe y la historia se reinicia en el plano del mundo familiar. La bruja fuera (antes) del cuento, y de lo permitido, introduce el caos en el equilibrio del mundo cotidiano de Nicolás. Pero no hay demasiadas explicaciones. La narración a cargo de "la víctima del hechizo" complejiza aún más las cosas. Quien parece ser, no es. Lo que muestra la imagen (un gato) no es un gato, o es un gato y no lo es al mismo tiempo. Se viola así una de las reglas más arraigadas en nuestro modo habitual de comprender la realidad y relatarla: el principio de identidad. Yo soy otro.

Al doble inicio de esta historia, que relata un mundo doble: fantástico y real, con personajes-narradores desdoblados en cuerpos y conciencias, le corresponde también un doble final: aquel que resuelve satisfactoriamente el problema (como en los cuentos tradicionales) y aquel otro que queda abierto y produce el efecto humorístico de descubrir junto al protagonista el verdadero destinatario del hechizo, o quizás un nuevo error brujeril... (2)

¿Yo y mi gato? (3) nos descubre la importancia de los signos de pregunta del título. Juego cómplice con el lector, nueva mirada (que ríe) frente a lo más conocido.

Recomendado a partir de los 5 años.

Marcela Carranza

Notas

(1) "Cuando estaba trabajando en ¿Yo y mi gato? había un montón de escenas adentro de la casa y pensé que debía hacer algo con todas esas paredes. Ahí me vinieron a la cabeza las pinturas de Rafael y pensé que podía hace una broma con las pinturas en la pared imitando las pinturas de Rafael de una forma divertida".

Entrevista a Satoshi Kitamura: "El libro debe ser diseñado por el artista, como un todo", por Estrella Escriña. En Imaginaria N° 50, 2 de mayo de 2001, en esta dirección: www.imaginaria.com.ar\05\0\kitamura2.htm

También en los posters que decoran el cuarto de Nicolás podremos reconocer al elefantito Elmer de David McKee, y la portada de otro libro de Kitamura: Sheep in Wolves’ Clothing (Por el hilo se saca el ovillo. Madrid, Altea, 1999. Colección Historias para dormir). Seguramente no es casual que el gato de Nicolás se llame Leonardo y la gata vecina Gioconda.

(2) La segunda víctima de la bruja ya no es un niño, sino un adulto y autoridad en el aula, su extraño comportamiento resulta así mucho más "a-normal" (fuera de la norma) y por lo tanto cómico.

(3) ¿Yo y mi gato? de Satoshi Kitamura obtuvo la medalla de plata del premio Smarties (ver más datos del premio en la entrevista de Estrella Escriña a Satoshi Kitamura: "El libro debe ser diseñado por el artista, como un todo", publicada en Imaginaria N° 50, 2 de mayo de 2001, en esta dirección: www.imaginaria.com.ar\05\0\kitamura2.htm)


Foto de Marcela CarranzaMarcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Actualmente se desempeña como docente de literatura infantil en la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


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