26 | RESEÑAS DE LIBROS | 31 de mayo de 2000

Cuatro miradas a Harry Potter

Reproducimos los comentarios críticos de Sandra Comino (revista La Mancha, de Buenos Aires, Argentina) y de Diego Gutiérrez del Valle (revista Peonza, de Santander, España) al primer libro de la serie de Harry Potter. El lector interesado en esta saga encontrará en la revista electrónica Cuatrogatos dos artículos más que detallaremos más abajo.


Harry Potter y la Piedra Filosofal

Joanne K. Rowling
Traducción de Alicia Dellepiane Rawson
Buenos Aires, Emecé Editores, 1998.

Portada de "Harry Potter y la Piedra Filosofal"

Harry Potter es huérfano y una especie de niño-ceniciento, que vive con sus tíos, Vernon y Petunia Dursley y su obeso, envidioso y malvado primo Dudley. Harry es disitinto a ellos porque es mago, aunque él no lo sepa, y ese secreto que sus tíos "muggles" (no magos) le ocultan será develado por Hagrid, el guardián de las llaves de "Hogwarts", la escuela de magia. Tampoco sabe Harry la verdadera causa de la muerte de sus padres y entra a "Hogwarts" temiendo ser mal alumno, pero inmediatamente se destaca y hasta es campeón de Quidditch, fútbol tipo hockey que se juega con escobas voladoras.

Harry Potter y la Piedra Filosofal, es el primer libro de la serie de Harry Potter. El segundo es Harry Potter y la Cámara Secreta y en el futuro se editarán cinco más (Nota de Imaginaria: Acaba de aparecer en Argentina el tercer título de la serie: Harry Potter y el prisionero de Azkaban). Su autora J. K. Rowling transita en el relato caminos comunes a los ya transitados por Perrault, Tolkien, Carroll y Ende por lo tanto su héroe tiene rastros de Cenicienta, los hobbits, Alicia, o Bastián. En consecuencia, crea una historia fantástica con elementos y estructura del cuento tradicional. Figuras siniestras, personajes de mundos diferentes con auxiliares, tanto malos como buenos, sin la polarización de la maldad de aquellos cuentos, permiten, que el héroe responda a un modelo clásico con características actuales. El universo adulto, en su mayoría malvado, cuenta con la salvación que llega de la mano de los niños.

Aunque es una novela muy bien contada pertenece al estilo literario que privilegia la historia por sobre la escritura.

Sandra Comino

(Esta reseña fue extraída de la revista La Mancha, N° 11; Buenos Aires, abril de 2000, con autorización de sus editores.)


Harry Potter y la Piedra Filosofal

Joanne K. Rowling
Traducción de Alicia Dellepiane Rawson
Barcelona, Emecé Editores, 1999.

Hacía años que un libro infantil no concitaba tal interés en las páginas culturales de los periódicos españoles. A través de noticias de agencia y de corresponsales, recibimos información de los estragos que Harry Potter está causando en el panorama editorial de los países anglosajones: tiradas multimillonarias, semanas de permanencia en el primer lugar de las listas de libros más vendidos (¡por delante de autores como John Grisham!), un proyecto de adaptación al cine a cargo de la Warner, fiebre lectora que alcanza a los adultos...

Un viejo resabio nos hace levantar la ceja ante los éxitos fulminantes y sospechar del mercadeo que se esconde detrás. Sinceramente creo que no es este el caso o, más bien, que la explotación comercial ha llegado a la estela de la inimaginable aceptación del libro. No sólo por su proceso de génesis (cuenta la leyenda que su autora, escritora sin fortuna de algunas obras para adultos, lo redactó en una cafetería de Edimburgo, que empieza a ser lugar de culto para sus seguidores, en los momentos que le dejaba libre el cuidado de su hija de pocos meses). Principalmente poque se puede afirmar que estamos ante una novela honesta que, si bien incorpora la influencia borrosa de Tolkien y la más evidente de Roald Dahl (en cuanto a estilo y a ciertas constantes temáticas; orfandad e inocencia vulnerable del protagonista niño, crueldad inmisericorde de algunos adultos, presencia salvadora de otros, humor y planteamientos arriesgados), ofrece una concepción propia y, en principio, ajena a expectativas mercantiles. Así para empezar, la extensión del libro (256 páginas de apretada letra), lo aleja de lo supuestamente recomendable para sus destinatarios jóvenes lectores a partir de doce años. Para continuar, la ausencia de ilustraciones es aún menos habitual, si bien ignoramos si ello se debe a los designios de la autora, de la edición original o de la española. Pero sobre todo, por una escritura sin concesiones a la simplificación facilona, unos personajes vigorosamente trazados, una trama absorbente y la aparición de ciertos datos eruditos que nos hablan de un proceso previo de documentación (sorprende favorablemente la referencia a Ramón Llull).

Un apretado resumen argumental nos presenta a Harry Potter, un niño que tras la trágica muerte de sus padres, es acogido a regañadientes por sus estúpidos y crueles tíos. A los once años es reclamado por una comunidad clandestina de magos (a los que pertenecían sus padres) para que inicie sus estudios en una Escuela de Magia y Brujería. Allí deberá templar sus carácter y poner a prueba sus poderes en titánica lucha contra el Mal, con la colaboración de sus amigos y del enigmático Albus Dumbledore.

Rowling planea completar la serie hasta un total de siete títulos, tres de los cuales se han publicado en España: además de éste, Harry Potter y la Cámara Secreta y Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Seguramente tendrán buena acogida pero es dudoso que lleguen a despertar la conmoción que ha provocado en Inglaterra o en EEUU; nos separan hábitos culturales diferentes y referencias a la vida cotidiana presentes en la obra y que nos son ajenas. Sí podemos tener la certeza de que aquí no se planteará la conveniencia de censurarlo en las escuelas como ha ocurrido recientemente en el Consejo de Educación de Carolina del Sur. Sólo por este hecho, Harry Potter merece nuestra simpatía y estima.

Diego Gutiérrez del Valle

(Esta reseña fue extraída de la revista Peonza, N° 51; Santander, Cantabria (España), diciembre de 1999, con autorización de sus editores.)


Sobre Harry Potter en Cuatrogatos

"El fenómeno Harry Potter" se titula el artículo en el que la escritora y profesora colombiana Yolanda Reyes y luego de comentar el éxito y la repercusión de la novela se pregunta: "¿A qué se debe semejante fenómeno?", para inmediatamente afirmar: "La respuesta parece ser más simple de lo que imaginamos y se reduce a una sola palabra: ¡Magia!..." (...) "La trama del libro no presenta elementos demasiado novedosos. Es más, incluso en algunos momentos tiende a ser predecible y quizás deliberadamente truculenta, con cierta tendencia al abuso de referencias provenientes de la literatura fantástica. Sin embargo, hay un toque de frescura, de ingenuidad y de humor, lo mismo que una cuidadosa construcción de esa atmósfera entre cotidiana e insólita, que confiere a la novela su mayor poder de seducción y atrapa a los lectores.

"En estas épocas en las que la literatura se empeña en explorar otras formas, otros lenguajes y otras temáticas para conquistar a los pequeños, resulta asombroso que una obra sin mayores pretensiones estilísticas haya cautivado tanto al público infantil, retomando la simple fórmula mágica de siempre: contar una historia. Aunque suene inverosímil, sé de muchos niños que han cambiado la serie de Pokemon por la lectura de un capítulo de Harry Potter todas las noches antes de dormir. Por eso esta novela es aconsejable para los padres que suelen leer a sus hijos a la orilla de la cama, lo mismo que para aquellos niños que ya se le miden solos a los libros largos.

"Una advertencia: la edición de Emecé, requiere urgentemente una corrección de estilo, pues tiene errores elementales de ortografía, de construcción y de concordancia. Sería maravilloso poder leer el libro en la versión original o en una traducción mejor cuidada."

El texto completo de la nota puede encontrarse haciendo click aquí.

La otra crítica de Cuatrogatos está firmada por Xavier Riesco Riquelme, narrador y crítico de literatura fantástica y de ciencia ficción.

Dice el especialista español al comienzo de su nota:

"Echaba de menos algo así. Ultimamente el mercado español del libro infantil y juvenil me parece que está demasiado lleno de productos políticamente correctos o de clones a la estela del éxito de la serie Pesadillas, de R. L. Stine. Harry Potter parece en realidad una mirada hacia atrás en el género de la fantasía para niños, pero rescatando lo esencial y entretenido que se ha ofrecido en este tipo de libros, desde Erich Kätsner a Tove Jasson, pasando por toda la literatura inglesa de este tipo, desde Alicia hasta El hobbit.

"Harry Potter y la Piedra Filosofal no es quizá una historia demasiado original, cumpliendo casi a la perfección el paradigma de "niño con destino criado por amenazadores e incomprensivos extraños". Pero la lectura del libro es francamente entretenida, divertida y fascinante en ocasiones. (...)

"Para mí, lo mejor del libro son las ocasiones donde Harry falla o está a punto de cometer un error imperdonable, sorteando la autora con gracia y dignidad esas situaciones de forma que Harry no cometa un error que otros autores desarrollarían mediante una extensa redención del personaje que además sería innecesaria: Harry comete los errores justos y necesarios y también posee las dudas justas y necesarias (después de todo, el lector tiene que poder identificarse con el personaje, aunque sea un mago de destino evidente) y aprende de ambos lo justo y necesario."

El artículo completo puede leerse haciendo click aquí.


Artículos relacionados:

Links: artículos sobre Harry Potter en Clarín y Página/12

La Mancha Papeles de literatura infantil y juvenil N° 11; Buenos Aires, abril de 2000

Cuatrogatos

Dos capítulos de "Harry Potter y el cáliz de fuego"