14 | AUTORES | 15 de diciembre de 1999

Tomi Ungerer

Postales de Tomi Ungerer

"¡Ein Liter!"

Tiene nueve años en 1940, cuando los maestros alsacianos son reemplazados por profesores alemanes que ya han prestado servicios en la Wehrmacht; el alemán pasa a ser el idioma obligatorio y la utilización del idioma francés es prohibida bajo pena de multa; todo lo que está impreso en francés es quemado solemnemente en el patio de receo; los niños deben volver a aprender a escribir en Sütterlinschrft, la escritura gótica; los nombres y apellidos franceses son germanizados, y Tomi-Jean-Thomas convertido en Hans debe aprender de memoria: Nuestro Führer se llama Adolf Hitler. (...) Nuestro Führer es un gran soldado y un trabajador incansable. Pero muy pronto, en lugar de gritar el obligatorio "¡Heil Hitler!", él y sus compañeros prefieren chillar: "¡Ein Liter!" (¡Un litro!).

(Extraído de "Tomi Ungerer, un artista satírico y revulsivo", por Nicole Zand. En el periódico Clarín, suplemento Cultura y Nación; Buenos Aires, 27 de febrero de 1992.)


"Ningún beso para mamá"

El único libro de los publicados en España que llegó precedido por el escándalo fue Ningún beso para mamá, uno de los últimos que escribió para niños y que le valió, en Estados Unidos, no sólo las airadas protestas de las feministas y los educadores, sino también el premio al Peor Libro publicado para niños de ese año. Junto al premio vino también la prohibición de publicación de su obra, que estuvo vigente desde 1970 hasta bien entrada nuestra década. Sobre el contenido del libro, el propio Ungerer escribió: "Era un escándalo mostrar a un niño sentado en la taza del WC. Así que puedo decir que fui el primero en EE.UU. que hizo saltar los tabúes mostrando gente que bebe alcohol, que fuma cigarrillos o que apesta a todo el mundo con sus puros."

Cuando Ungerer publicó este libro, llevaba ya trece años viviendo en el país que le dio fama y dinero, pero que le provocó un gran desencanto con respecto al sistema.

(Extraído de "Tomi Ungerer, ese desconocido", por Ana Garralón. En revista Clij, año 6, n° 54; Barcelona, octubre de 1993.)


"Hago lo que puedo"

Tengo dentro de mí un montón de identidades diferentes que bailan todas juntas sobre la misma cuerda que sirve para todos los usos: colgar la ropa, hacer alpinismo, saltar o colgarse de ella. Y si la tironeo, lo mismo oirás el Angelus que una jota.

Mi enfermedad esencial es la angustia, que se ve perfectamente en mis dibujos.

Creo que el artista debe tener conciencia de su papel social. Cuanto más éxito tienes, más influencia tienes y, por tanto, más responsbilidad ante la sociedad. Es casi como una deuda. Un tercio de mis energías está canalizado en ese sentido: ayudo a Amnesty International u organizo una manifestación de apoyo a los niños afectados por el cáncer. Hago lo que puedo.

(Extraído de "Sobre algunos de los (para mí) mejores ilustradores mundiales", por Asun Balzola. En revista Alacena, n° 15; Madrid, 1992.)


"Soy un agente provocador"

"Soy un agente provocador", le gusta decir. "Siempre quise hacer libros infantiles que no les gustaran a los adultos. Sobre todo, les doy a los niños, al desarrollar su imaginación, los medios para provocar a los adultos."

(Extraído de "Tomi Ungerer, un artista satírico y revulsivo", por Nicole Zand. En el periódico Clarín, suplemento Cultura y Nación; Buenos Aires, 27 de febrero de 1992.)


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