214 | RESEÑAS DE LIBROS | 29 de agosto de 2007

Un relato en la tradición de la fantasía-épica

por Marcela Carranza

PortadaLuces del Norte
Philip Pullman
Traducción de Roser Berdaguer.
Barcelona, Ediciones B, 1997. Colección La escritura desatada.

La historia comienza con una travesura de Lyra Belacqua, la niña protagonista, y su daimonion Pantalaimon, escondidos en el salón reservado del Jordan College de Oxford, donde Lyra ha sido criada por eruditos licenciados. Escondida en un armario la pequeña es testigo de las explicaciones que lord Asriel, recién llegado del Polo Norte, da a sus compañeros universitarios. De este modo Lyra escucha por primera vez hablar del Polvo o Materia Oscura que según parece está ligado a la existencia de mundos paralelos. La intervención de otro personaje: la señora Coulter, permite a Lyra conocer las acciones de un grupo ligado al poder eclesiástico: la Junta de Oblación. Este grupo, también preocupado por el Polvo, realiza experimentos en el Polo Norte con niños a los que separan de sus daimonions, especie de representaciones de la conciencia que en forma de animal acompañan a los humanos durante toda su vida. Lyra con la ayuda de los giptanos (1) se propone ir en busca de su amigo Roger, secuestrado por los zampones (nombre popular dado a los miembros de la Junta de Oblación) y liberar a lord Asriel, preso por los osos en Svalbard. Su viaje significará todo tipo de aventuras y la participación de una heterogénea galería de personajes: humanos, como los giptanos, el aeronauta Lee Scoresby, tártaros y zampones; pero también brujas, un Panserbjýrne u oso acorazado, espectros... Lyra lleva siempre consigo un objeto que le fue entregado por el rector del Jordan College poco antes de su partida: una aletiómetro, aparato semejante a una brújula cuya lectura le permite conocer la verdad tanto del pasado como del presente y futuro.

Luces del Norte puede ser considerado un relato perteneciente al sub-género llamado "fantasía-épica" o "high-fantasy". Rosmary Jackson (2) sitúa los orígenes de este subgénero en las creaciones de Lewis Carroll, George MacDonald, Charles Kingsley, E. Nesbit, Rudyard Kipling, William Morris… Una línea de textos y autores que denomina "fantasy victoriano". Autores como J.R.R. Tolkien o Ursula K. Le Guin, son considerados por Jackson como continuadores de este subgénero. Siguiendo a esta autora podemos considerar a los relatos del high-fantasy como una variante del cuento maravilloso. Definamos al modo maravilloso y veamos mientras tanto qué sucede en Luces del Norte (3).

En este tipo de relatos, la voz que narra (generalmente omnisciente, impersonal) sitúa los acontecimientos en un tiempo y en un espacio distanciados para el lector. El maravilloso construye mundos paralelos al "real", regidos por sus propias leyes mágicas y/o sobrenaturales. Así, a ningún lector del relato maravilloso le sorprenderá que los osos hablen, que existan las brujas o que a los humanos los acompañen sus daimonions. Las propiedades sobrenaturales de personajes y acontecimientos narrados en el relato maravilloso no suscitan ningún escándalo o sorpresa ni en los personajes, ni en el lector. A diferencia del género fantástico —según lo define Todorov (4)— no hay lugar para la vacilación, la duda, ni la ambigüedad; dado que se trata de otros mundos, regidos por otras leyes.

En la novela de Pullman ese otro mundo, el de Lyra, obtiene su explicación de dos grandes sistemas culturales: la ciencia y la religión. Los dos grandes sistemas que a lo largo de la historia de Occidente han rivalizado y establecido luchas encarnizadas en torno a la supremacía del saber.

Las teorías de los mundos paralelos —explicada por lord Asriel (5) a su hija hacia el final de la novela— y de la Materia Oscura, ambas con bases científicas, permiten crear estos otros mundos en el que los seres y acontecimientos obtienen su explicación dentro de un orden distinto al que rige el mundo real. En Luces del Norte ciencia y religión se entremezclan, se fusionan; es un mundo en el que las luchas por la autonomía del saber científico que marcaron siglos de la historia en Occidente, están ausentes. Los centros educativos superiores deben obedecer las órdenes de organismos eclesiásticos, los científicos-teólogos fundamentan sus investigaciones en explicaciones y preocupaciones de orden moral y religioso. Pero queda claro que el poder y el dinero en ese mundo está en manos del clero, que ambas esferas no están escindidas, que la iglesia ejerce el control y la censura sobre las investigaciones de la ciencia.

El Polvo, justificado científicamente por la teoría de la Materia Oscura, es a su vez (desde la visión de los personajes) prueba fehaciente del pecado original. En el discurso de lord Asriel se suceden las explicaciones científicas con la lectura de fragmentos del génesis (en una versión adaptada a su mundo).

Lord Asriel es "el científico loco" obsesionado por un descubrimiento científico, y a la vez es el teólogo moralista, autoproclamado destructor del pecado original:

"En algún punto está el origen de todo el Polvo, toda la muerte, el pecado, la desgracia, la destrucción del mundo. El ser humano no es capaz de ver nada sin sentir la necesidad de destruirlo, Lyra. Esto es el pecado original. Y yo voy a destruirlo. Voy a matar la muerte." (6)

La señora Coulter, oponente y aliada a un mismo tiempo de lord Asriel, se construye en la relación inversa de su ex amante: fanática religiosa (tan ambiciosa como su esposo, pero mujer y por lo tanto en desventaja) se vale de la ciencia y sus investigaciones para ejercer el control y sostener el statu quo de la iglesia.

En relación con el high-fantasy y el maravilloso en general, la crítica suele señalar su función escapista y consoladora respecto al mundo "real". Crear un mundo paralelo significaría olvidar por un momento "las demandas del tiempo histórico" (7). Según el modelo establecido por Tolkien, las características del espacio-tiempo del fantasy épico retrotraen al mundo medieval, lo que le ha valido ser definido como un género (y un autor) conservador y nostálgico de un orden perdido. Es aquí donde Pullman parece apostar en otra dirección. El tiempo y el espacio en los que transcurren los acontecimientos de su novela se construyen en un extrañamiento, un desplazamiento no demasiado marcado del mundo real. Temporalmente parece referirse a los comienzos del siglo XX, con viajes en zepelín, globos aerostáticos y una tecnología en general obsoleta; sin embargo los estudiosos de ese mundo poseen conocimientos científicos de avanzada. Mientras la geografía recurre a referentes identificables en el mundo real como Oxford, o el Polo Norte, al mismo tiempo se describen ciudades ficticias con personajes sobrenaturales como Svalbard y sus osos acorazados.

Los discursos de la religión y de la ciencia son los andamiajes sobre los que se construye la novela; pero a su vez, la religión cristiana forma parte del mundo de los personajes en su vertiente más autoritaria y aniquiladora.

En este mundo distópico (8), altamente jerarquizado (9), en el que los poderosos, sabios y ricos actúan con ilimitada crueldad e hipocresía, y los marginados, los niños, los aventureros, animales humanizados (10) y brujas ocupan el lugar del Bien, el ataque de Pullman parece dirigirse a la religión y a la ciencia en su calidad de poderosas instituciones en mano de fanáticos y ambiciosos, con consecuencias aniquiladoras para los seres socialmente más débiles.

Esta dimensión moral de la trilogía de Pullman resulta acorde con la naturaleza didáctica que los críticos adjudican al género maravilloso, y al high-fantasy en particular.

Como en la mayoría de los relatos feéricos, se trata de la lucha entre las fuerzas del Bien y del Mal, que en el fantástico-épico suele adquirir la forma de enfrentamientos bélicos. En Luces del Norte hay tales enfrentamientos, pero estos no se destacan en el relato. Los personajes informan al lector que los giptanos destruyeron Bolvangar; pero dado que la narración acompaña a Lyra, quien ha estado ausente del lugar del hecho, no se dan demasiados detalles al respecto. Algo similar sucede durante el secuestro de Lyra por los tártaros, durante el cual la narración, contaminada por la confusión de la niña, apenas nos informa sobre la lucha entre giptanos y secuestradores.

El relato maravilloso, señala Iréne Bessiére es el relato del deber ser, de las verdades manifestadas como universales e incuestionables. "La imposibilidad de los hechos narrados (...) la indeterminación espacio-temporal (...) indica que ninguno de los personajes es realmente activo y que el acontecimiento es de orden moral" (11).

Para el cumplimiento de esta transmisión del "deber ser", señalan los críticos, la voz del relato maravilloso es una voz sapiente, indiscutible. Esta voz narra los hechos con absoluta certeza y así debe comprenderlos el lector, quien confiará en la narración y en la "verdad" de lo dicho. El lector, como el protagonista se limita a recibir los acontecimientos.

En la novela de Pullman, la presencia del discurso directo de los personajes en abundantes diálogos, no sólo otorga una agilidad al relato propia de estos tiempos, sino que también interrumpe la omnisciencia del narrador. Por otra parte, como señalamos párrafos atrás, la narración con frecuencia se focaliza en Lyra, lo que restringe y relativiza la información brindada al lector. Es frecuente que el lector adquiera saberes al mismo tiempo que la protagonista, como sucede por ejemplo con la verdadera identidad de los padres de la niña. Como es propio del high-fantasy, Lyra sufre un proceso de maduración (12) durante su viaje iniciático. Su origen, desconocido en un comienzo, le es revelado por el giptano Farder Coram. Los lectores tienen acceso a la profecía en torno a la niña a partir del discurso del doctor Lanselius y de la bruja Serafina Pekkala, pero es condición de dicha profecía que Lyra no tenga conocimiento de ella.

Según Lanselius, Lyra "debe cumplir con su destino en la más absoluta ignorancia del mismo, puesto que sólo gracias a esa ignorancia podremos salvarnos (...) ella debe permanecer en libertad de cometer errores..." (13)

Desde el primer capítulo Lyra transgrede las reglas del Jordan College e ingresa a los salones prohibidos. Lleva a cabo todo tipo de travesuras, y una vez que inicia su viaje tomará las decisiones que considera correctas, por lo general sin consultar a nadie, excepto a su daimonion (más asustadizo y prudente que su dueña) y al aletiómetro. Las peripecias de la niña cambiarán el rumbo de los acontecimientos. Su huida de la casa de la señora Coulter, y todas las acciones llevadas a cabo en Bolvangar para rescatar a los niños, y en particular a su amigo Roger corren absolutamente por su cuenta. Distanciada del determinismo de la profecía, el personaje parece apostar por el libre albedrío.

Durante el viaje en globo, y mientras Lyra y Roger duermen, la bruja Serafina Pekkala y el aeronauta Lee Scoresby sostienen una discusión en torno al destino y la posibilidad de elegir:

(Scoresby) "...Tengo la impresión de que esta niña (Lyra) tiene más libre albedrío que todos cuantos he conocido hasta aquí. ¿Quiere darme a entender que es como una especie de juguete mecánico al que uno le da cuerda y se pone en marcha obedeciendo un mecanismo que no puede cambiar?

—Todos estamos sujetos al destino, pero debemos hacer como si no fuera así —afirmó la bruja— o morir de desesperación. Hay una curiosa profecía acerca de esta niña: está destinada a provocar el final del destino . Pero debe hacerlo sin saber que lo hace, como si obrara por propia voluntad, no porque éste sea su destino. Si se le dice lo que hay que hacer, fracasará; la muerte barrerá todos los mundos, será el triunfo definitivo de la desesperación. Todos los universos no serán más que máquinas que se entrelazan, ciegas y vacías de pensamiento, de sentimiento, de vida..." (14)

En Lyra se cumple la paradoja de un héroe destinado a derrotar al destino (15). Scoresby observa lo que todos podemos ver, el libre albedrío de Lyra, sin embargo la bruja advierte sobre la apariencia de dicha libertad. Se actúa como si el destino no existiera, pero éste subyace a elecciones y actos.

El desenlace, en el que lord Asriel logra su objetivo gracias a la presencia de Roger, no hace sino confirmar las palabras de la bruja. La misma Lyra desesperada descubre que ha hecho todo aquel viaje para entregar (traicionar) a su amigo:

"Ella le había traído a Roger.

(…) ¡Oh, qué amarga angustia! ¡Pensar que ella creía que había salvado a Roger y lo único que había hecho era esforzarse en actuar diligentemente para traicionarlo…!" (16)

Si bien en Luces del Norte la profecía del héroe, característica del género, sufre una vuelta de tuerca, por un lado a partir de la paradoja de "estar destinado a destruir al destino", y por el otro, de construir un personaje dotado de (aparente) autonomía y libertad; no es posible hablar de una falta de predeterminación en la protagonista y demás personajes.

A diferencia del héroe clásico del high-fantasy, aquel que conoce y lleva a cabo su destino, en Lyra se produce un amargo juego de paradojas: todo su esforzado accionar supuestamente en una dirección, no es sino el camino para la realización del objetivo contrario. Como le sucede a Edipo, también a Lyra el destino le juega una mala pasada.

Notas

(1) Los giptanos son familias nómades dedicadas al comercio que habitan en botes en los canales del mundo de Lyra. Como la semejanza del nombre lo indica, pueden equipararse en cuanto a su organización social y costumbres a los gitanos de nuestro mundo.

(2) Jackson, Rosmary. Fantasy. Literatura y subversión. Buenos Aires, Editorial Catálogos. 1986.

(3) Nota de Imaginaria: Luces del Norte es la primera parte de la trilogía "La Materia Oscura". Le siguen La daga (Barcelona, Ediciones B, 1998) y El catalejo lacado (Barcelona, Ediciones B, 2001).

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En diciembre de 2007 se estrenará La brújula dorada (The Golden Compass), película dirigida por Chris Weitz basada en la novela Luces del Norte.

(4) Todorov, Tzvetan. Introducción a la literatura fantástica. México, Editorial Coyoacán, 1994.

(5) "Ahora bien, este mundo, como otro universo cualquiera, es resultado de la posibilidad. Tomemos el ejemplo de una moneda: la arrojamos al vuelo y el resultado puede ser cara o cruz. Antes de que toque el suelo ignoramos de qué lado caerá. Si el lado es cara, significa que la posibilidad de que fuera cruz ha quedado eliminada. Pero hasta ese momento las posibilidades eran las mismas.

Sin embargo, en otro mundo podría ser cruz. Cuando ocurre tal cosa, los dos mundos se separan. Utilizo el ejemplo de arrojar una moneda para que resulte más claro. En realidad, estos fallos de lo posible ocurren al nivel de las partículas elementales, pero se producen de la misma manera: en un momento determinado son posibles varias cosas, un momento después ocurre una sola y las restantes dejan de ser posibles… salvo que hayan surgido otros mundos donde podrían serlo." En: Luces del Norte, de Philip Pullman; pags. 358-359.

(6) Pullman, Philip; Op. cit., pag. 359.

(7) Jackson, Rosmary. Op. cit.

(8) Una "distopía" es una utopía negativa, es decir, una realidad ficticia construida en términos opuestos a los de una sociedad ideal. En otras palabras, Lyra forma parte de una sociedad opresiva y totalitaria, donde ciertas tendencias sociales del mundo real son llevadas a extremos indeseables.

(9) Si bien los giptanos y otros personajes marginados son cargados positivamente (actúan como ayudantes de la protagonista) en varias ocasiones se resalta el origen noble de Lyra. Se trata de una niña excepcional (como corresponde tradicionalmente al héroe del género), no sólo por la profecía que se cierne sobre ella, sino también por su lugar social y por el origen de sus padres. Malos, pero excepcionales también.

(10) Iorek Byrnison, el oso, vive su exilio como un paria, un marginal; pero su origen es también noble y reinará sobre su pueblo al final de la novela. Este motivo del Rey exiliado que recupera el trono pertenece también a la tradición del género maravilloso.

(11) Bessiére Iréne. Le Recit fantastique: la poetique de L'incertain. Paris, Larousse, 1974.

(12) Característica compartida con el relato de aventuras y la novela de aprendizaje, ambos géneros muy próximos al lector juvenil.

(13) Pullman, Philip; Op. cit., pag. 170.

(14) Pullman, Philip; Op. cit., pags. 295-296. El resaltado en negrita es nuestro.

(15) Otra paradoja planteada como misión por lord Asriel es la de "matar a la muerte", destruir la fuente de toda destrucción. (Pullman, Philip; Op. cit., pag. 359.)

(16) Pullman, Philip; Op. cit., pag. 362. El texto está resaltado en el original.


Foto de Marcela CarranzaMarcela Carranza (garrik@fibertel.com.ar) es maestra y Licenciada en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) formó parte de la coordinación del programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y del equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Publicó artículos en revistas y participó como expositora en congresos de la especialidad. Actualmente se desempeña como coordinadora de talleres en el área de la literatura infantil y juvenil en la Escuela de Capacitación Docente (CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y profesora tutora en el Postítulo de "Literatura Infantil y Juvenil" de la misma institución.


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