182 | LECTURAS | 7 de junio de 2006

Niños y adultos en los mundos literarios de Gabriela Keselman

por Fabiana Margolis

Muchos de los libros de la escritora Gabriela Keselman plantean un conflicto entre niños y adultos, generado a partir de situaciones de la vida cotidiana de los niños. En sus historias aparecen temas como las insistentes preguntas de los chicos —a las que muchas veces los padres no saben cómo responder—, la costumbre de los adultos de "etiquetar" a los niños según algún aspecto de su personalidad o los celos por la llegada del nuevo hermanito.

Conflictos realistas entre niños y adultos

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Ilustración de Pep y Marc Brocal para el libro ¿Por qué?

A Vera, la protagonista del libro ¿Por qué?, le encanta hacer preguntas. Y las que se le ocurren son, para desconcierto de su padre, de lo más disparatadas: "Papá, ¿por qué hoy es lunes y no es domingo?" , "Papá, ¿quién infla la luna cada noche?". El papá de Vera no sabe qué responder. Y piensa.

Lo mismo (pensar) hacen los señores Buenospadres, en el libro El Regalo. Su hijo Miguelito está por cumplir años y ellos no saben qué regalarle. ¡Gran problema al que se enfrentan! Sólo que ellos —a diferencia del padre de Vera— se sientan a meditar en el Sillón de Pensar. Las maravillosas ilustraciones, con páginas desplegables, muestran los rostros sorprendidos y desconcertados de los señores Buenospadres al escuchar los pedidos de su hijo. Finalmente, tanto el padre de Vera como los señores Buenospadres encontrarán la respuesta/el regalo adecuado para sus respectivos hijos.

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Ilustración de Avi para el libro Si tienes un papá mago...

En Si tienes un papá mago... el acercamiento entre padres e hijos se da a través de las palabras. En el caso de Chiqui, protagonista de la historia, se trata de palabras mágicas —no podía ser de otro modo, ya que su papá es mago—. Pero no todas son palabras mágicas: la mamá de Mijito, que es dentista, le da a su hijo palabras dentales; el papá de Nenitalinda, que es guardia de tráfico, le dice a su hija palabras guardianas; el papá de Campeón, que es corredor olímpico, despide a su hijo con palabras rápidas. Hasta que los amigos de Chiqui, curiosos, deciden averiguar cuáles son esas palabras mágicas que hacen que Chiqui esté todo el día contento.

La competencia entre hermanos está narrada con ternura en Yo, primero, donde Nico y Hugo se desafían para ver quién llega antes a la meta. El escenario de la carrera es su propia casa, que está llena de obstáculos: puertas cerradas, la gata Quita (que los persigue en busca de mimos), una alfombra enrollada, los dibujos animados que pasan por la televisión. El objetivo será llegar primeros hasta el abrazo de su mamá, que los espera en el jardín.

Abrazos enormes —no es otro, después de todo, el "regalo" que los señores Buenospadres le obsequian a su hijo— y palabras mágicas serán los que posibiliten el encuentro entre padres e hijos.

Conflictos entre niños y adultos con animales humanizados

Si bien los protagonistas de estas historias son animales, los conflictos que tratan siguen siendo realistas, es decir, cosas que perfectamente podrían suceder dentro de una familia.

A veces los adultos "etiquetan" a los niños, pensando que siempre hay alguien que es el más tranquilo o el mandón o la remolona o el desordenado. Éste es el conflicto que narra Conejos de etiqueta, donde la abuela Conejo se enfrenta a la difícil tarea de cuidar a sus veinte nietos y, de pronto, descubre que no todo es como le habían dicho.

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Ilustración de Claudia Bielinsky para el libro El cumpleaños de Enzo

Otras veces, los padres consideran que sus hijos son grandes para hacer determinadas cosas solos: éste es el tema que plantea El cumpleaños de Enzo. Aquí, Enzo, un elefante que acaba de cumplir años, descubre que ya hay ciertas cosas que puede hacer él solo, aunque al principio le cuesten.

Preguntas habituales de los niños como ¿Cuántas cuadras faltan? o ¿Cuándo viene papá? dan origen a dos tiernas historias. En la primera, la pregunta (con variantes) funciona como hilo conductor del relato, en el cual se mezclan distintos animales. Así, Pececito, impaciente, pregunta cuántas olas faltan; Pajarita quiere saber cuántas nubes faltan; Ardilla, en cambio, pregunta cuántas ramas faltan. Por último, es el turno de Nenito, que no puede dejar de preguntar cuántas cuadras faltan mientras imagina que (aunque su papá lo niegue) todos los animales que ve deben estar pensando lo mismo que él. En ¿Cuándo viene papá? el protagonista es Osvaldo, un osito que aguarda con impaciencia la llegada de su papá. La pregunta, repetida una y otra vez, tendrá diferentes respuestas por parte de su madre. Para marcar la intensidad de la voz de Osvaldo, la tipografía juega con distintos tamaños de letras —desde las mayúsculas a las más pequeñas— ya que Osvaldo empieza chillando y termina casi susurrando esa pregunta que no se cansa de formular.

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Ilustración de Marcelo Elizalde para el libro Y ahora traeme...

Y ahora traeme... cuenta la historia de Gustavo, un pajarito que no para nunca de pedir cosas: "Gustavo pedía algo el lunes y algo el sábado. Pedía a la mañana y a la noche. Pedía cuando masticaba y hasta pedía cuando dormía" . Hasta que, finalmente, sus padres se dan cuenta de que a veces es necesario decir que no.

¡Al agua, Patatús! está formado por tres cuentos, donde los protagonistas —un castor, un cocodrilo y un pato— deben aprender a afrontar sus miedos mientras descubren el desafío que implica crecer. Como Patatús, un pato que tiene tanto miedo de meterse en el agua, que termina ideando un ingenioso plan para zambullirse en el estanque.

¿Qué pasa cuando el castor Pocosmimos, protagonista del libro Nadie quiere jugar conmigo, no encuentra a nadie con quien jugar? Si Víctor, el castor del primero de los cuentos de ¡Al agua, Patatús!, se aburre tanto que termina comiéndose las uñas, el aburrimiento y la soledad llevan a Pocosmimos a organizar una fiesta para los demás animales del bosque. Después de varios intentos, Pocosmimos no sólo encontrará con quien jugar, sino que también —y gracias a sus nuevos amigos— se cambiará su nombre por el de Muchosmimos.

Conflictos entre niños y adultos con elementos fantásticos

Situaciones tan cotidianas para los chicos como enojarse, tener miedo o esperar a la mamá que se atrasó, le permiten a Gabriela Keselman construir historias donde lo fantástico posibilita la entrada a un mundo mágico.

A la salida del colegio, Nacho debe esperar a su mamá que todavía no ha llegado: así empieza el libro Mamá llega tarde. Sin embargo, al descubrir que Plastilina, la súper seño, ha fabricado un avión fantástico para que juntos vayan a buscar a su mamá, Nacho no duda ni un minuto. Este otro mundo al que ellos ingresan está lleno de monstruos Atrasamamis, los verdaderos culpables por la demora de su madre.

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Ilustración de Marcelo Elizalde para el libro Cinco enfados

Cinco motivos para estar enojado. Seis brujas a las que pedirle ayuda. En Cinco enfados, Carlos visitará a algunas de las brujas que aparecen en la guía de teléfonos para que lo ayuden a embrujar a los integrantes de su familia. Lo curioso es que Carlos encontrará a las brujas en su propia casa: en el sótano, en el techo, en el jardín de atrás, debajo de la escalera de madera, en el desván y bajo el desagüe de la cocina. El mundo mágico de las brujas está en el mismo lugar que su propio mundo: sólo hay que saber, como Carlos, descubrirlo.

Tal vez sea ¡Mesa, trágame! la historia más original y divertida, con la creación de un insólito lugar, GLUP, al que se puede ir cuando uno ansía desaparecer del mundo real. ¿Quién no ha deseado alguna vez volverse invisible o desaparecer cuando lo persigue el peor compañero de la clase o cuando llegan las quince tías juntas de visita? GLUP es el lugar indicado, como dice el cartel de bienvenida: "Has llegado a GLUP. El refugio de las cosas que se caen, se pierden, se olvidan, se patean (sin querer). Y un lugar fenomenal si te quieres esconder. Entrada: Gratis".

Oposición de dos mundos: por un lado, el mundo adulto, serio, peligroso, real; por otro, el mundo de los niños, mágico, divertido, donde todo es posible. Y el pasaje a este mundo diferente —ya sea el mundo de Plastilina, de las brujas o GLUP— es posible gracias a ese elemento fantástico que irrumpe de pronto en lo cotidiano y abre un camino que los niños no dudan en atravesar.

Conflictos entre niños y adultos con reyes, príncipes y princesas

Los reyes y las reinas también tienen hijos. En este mundo de castillos, tronos, coronas, príncipes y princesas también surgen conflictos entre padres e hijos.

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Ilustración de María de la Fe González para el libro Papá se casó con una bruja

El enojo y los celos están tratados con mucho humor en dos historias: ¿Quién ha robado mi trono? y Papá se casó con una bruja. En la primera, se trata de los celos que siente Príncipe Único (acostumbrado a ser el preferido de su mamá reina y de su papá rey) por la llegada del nuevo hermanito; en la segunda, en cambio, la historia gira alrededor de los celos que siente la princesa Rulinda por su mamá, a la que considera una bruja por haber hechizado a su padre.

¿Qué pasa cuando una princesa no encuentra sus zapatitos reales por ningún lado? En el libro Ponete los zapatos, Princecilia va encontrando y probándose distintos zapatos —las pantuflas de su abuela, las botas altas de su papá, las zapatillas de la cocinera— y ellos serán los que posibiliten la entrada, no a un mundo fantástico, sino al mundo de los adultos, lleno de responsabilidades y deberes. Finalmente, al encontrar sus propios zapatos, Princecilia terminará el día haciendo las cosas que suele hacer una niña y que son las que más disfruta.

En las historias de Gabriela Keselman conviven dos mundos disímiles: por un lado, el mundo de los niños, lleno de sentimientos como el miedo, la espontaneidad, los celos, la curiosidad; por otro, el mundo de los adultos, plagado de responsabilidades, ocupaciones y apuros.

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Ilustración de Gusti para el libro ¿Cuándo viene papá?

Parecería ser que estos mundos, regidos por oposiciones —fantasía/realidad; novedoso/rutinario— fueran incompatibles. Y sin embargo, a pesar de sus contrastes, siempre hay un delicado puente capaz de unirlos. Cuando los chicos traspasan la barrera de ese mundo serio y apurado donde viven sus padres —a través de sus preguntas difíciles, sus pedidos especiales, sus respuestas espontáneas o sus terribles enojos—, consiguen lo más importante: el encuentro entre grandes y chicos.

A partir de allí, lo más probable es que el mundo ordenado y rutinario de los adultos se quiebre en mil pedazos. Y también —por qué no— puede suceder que ellos deseen ingresar al mágico y sorprendente mundo de los niños, aunque para eso, tal vez tengan que ponerse a inventar preguntas disparatadas o a buscar brujas bajo el desagüe de la cocina.

Bibliografía citada (en negrita y cursiva)

  • ¡Al agua, Patatús! Ilustraciones de Marcelo Elizalde. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998. Colección Pan Flauta.

  • Cinco enfados. Ilustraciones de Marcelo Elizalde. Madrid, Editorial Anaya, 2001. Colección Sopa de Libros; Serie Amarilla.

  • Conejos de etiqueta. Ilustraciones de Teresa Novoa. Madrid, Ediciones SM, 2004. Colección El Barco de Vapor; Serie Blanca.

  • ¿Cuándo viene papá? Ilustraciones de Gusti. Barcelona, Editorial Edebé, 2000. Colección Tren azul.

  • ¿Cuántas cuadras faltan? Ilustraciones de Jimena Tello. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1997. Colección Infantil, Serie Amarilla.

  • El cumpleaños de Enzo. Ilustraciones de Claudia Bielinsky. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2005. Colección Alfaguara Infantil; Serie Verde.

  • El Regalo. Ilustraciones de Pep Montserrat. Concepción gráfica de Claret Serrahima en colaboración con Pep Montserrat. Barcelona, Editorial La Galera, 1996.

  • Mamá llega tarde. Ilustraciones de Marcelo Elizalde. Barcelona, Editorial Planeta-Oxford, 2005. Colección Camaleón.

  • ¡Mesa, trágame! Ilustraciones de Marcelo Elizalde. Madrid, Editorial Edelvives, 2002. Colección Ala Delta.

  • Nadie quiere jugar conmigo. Ilustraciones de Pablo Echevarría Madrid, Ediciones SM, 1997. Colección El Barco de Vapor, Serie Blanca.

  • Papá se casó con una bruja. Ilustraciones de Mª Fe González. Madrid, Editorial Bruño, 1998. Colección Altamar.

  • Ponete los zapatos. Gabriela Keselman (texto) y Marcelo Elizalde (ilustraciones). Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2001. Colección Cuentos de 4 colores.

  • ¿Por qué? Ilustraciones de Pep y Marc Brocal. Barcelona, Editorial La Galera y Editores Asociados (La Galera, Tàndem, Elkar, Llibros del Pexe, Bromera, Galaxia), 1996. Colección La Mar.

  • ¿Quién ha robado mi trono? Ilustraciones de Anne Decis. Madrid, Editorial Bruño, 1997. Colección ChiquiCuentos.

  • Si tienes un papá mago... Ilustraciones de Avi. Madrid, Ediciones SM, 1995. Colección El Barco de Vapor, Serie Blanca.

  • Y ahora traeme... Ilustraciones de Marcelo Elizalde. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2000. Colección Los caminadores.

  • Yo, primero. Ilustraciones de Asun Balzola. Madrid, Ediciones SM, 2003. Colección El Barco de Vapor; Serie Blanca.


Foto de Fabiana MargolisFabiana Margolis (fabimargolis@hotmail.com) es Profesora y Licenciada en Letras, egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Formó parte del GETEA (Grupo de Estudios de Teatro Argentino e Iberoamericano) donde realizó trabajos de crítica e investigación sobre teatro infantil. Es autora de Sueños con gusto a frutilla (Quito, Libresa, 2004), novela recomendada por el Jurado del Concurso Internacional de Literatura Infantil "Julio C. Coba" y, con el cuento "Te espero abajo, tiburón", obtuvo el Segundo Premio en el primer Concurso Internacional de Cuentos para Niños de Imaginaria y EducaRed. Por su cuento "Piedra libre para la sombra" recibió una mención en el Concurso de Literatura Infantil organizado por la Biblioteca Pajarita de Papel. Actualmente colabora con Imaginaria, escribiendo reseñas y entrevistando a reconocidos autores del campo de la literatura infantil y juvenil. Además, realiza críticas y comentarios literarios para la revista española Educación y Biblioteca.


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