163 | LIBROS | 14 de agosto de 2005

El señor Pérez va al trabajo

PortadaPablo Zweig
Ilustraciones del autor.
Buenos Aires, Ediciones SM, 2005. Colección Los Piratas.

El señor Pérez va al trabajo, ¿qué expectativa puede abrir en el lector este título? Un señor de apellido multitudinario realiza una acción rutinaria. Bajo el título, la ilustración de tapa exhibe al susodicho señor Pérez con su traje, peinado engominado y maletín montado en un gigantesco pájaro, y nuestras previsiones acerca de la historia anunciada por el título comienzan a tambalearse.

Las páginas son ocupadas casi por completo por las imágenes, precedidas por dos o tres líneas de texto. La narración es premeditadamente sencilla. La historia que cuentan las palabras aparenta no tener nada de especial, no parece un cuento: un hombre va a trabajar (como todos los días), en el camino se encuentra con sus vecinos, toma el colectivo, entra a la empresa, saluda al portero, sube al ascensor, el jefe le encarga un importante trabajo, etc...

Las figuras, de formas geométricas y colores planos, delimitadas con sombras dentro de una nube de color, se recortan a su vez sobre un fondo sepia cuyo marco simula reproducir los bordes ajados por el tiempo y el uso, de las páginas de una revista. El efecto logrado (sumado a esto el estilo retro de la ilustración) es el de estar presenciando imágenes arrancadas de una vieja publicación, como si hubieran sido colocadas allí, debajo del texto, por descuido, sin pertenecerle.

Página del libro

Es que el texto (y su historia anodina) juega en contrapunto humorístico con las imágenes. Cuando el texto nombra a los vecinos con los cuales Pérez se encuentra camino a su trabajo, en las ilustraciones un oso rosado lleva a pasear su mascota con rostro humano y una vaca riega su jardín. El colectivo en el que viaja el personaje es un extraño avión/helicóptero, la empresa una cafetera gigante. Vemos a Pérez derecho y sonriente en el ascensor entre una elegante lapicera a pluma con maletín y pollera tubo, y una tetera con falda a cuadros; el jefe es una especie de abejorro que encarga a su empleado resolver un tatetí. Un "importante trabajo" que mantuvo toda la mañana ocupado al Sr. Pérez, según el texto.

Texto e imágenes coexisten ofreciendo al lector dos mundos opuestos: mientras el texto nos remite a una historia realista, con palabras cuyos referentes no indican nada fuera de lo común; la ilustración construye un mundo de animales y objetos humanizados, y de acciones inverosímiles. En el choque producido por una narración indiferente a los delirios de la imagen, entre dos mundos opuestos que se refieren mutuamente, se produce el absurdo.

Las imágenes resignifican las palabras del texto, y el texto resignifica el sentido de las imágenes. Un ejemplo de ello es cuando en la narración escrita se omite la información desopilante de la ilustración: "A la tarde, todavía le quedaba mucho por hacer. Y no tenía que olvidarse de llevar lo indispensable", señala el texto, y en la imagen Pérez corre llevando un yo-yo, una sombrilla, patines, una escafandra y un despertador. En otras escenas la relación entre ambos lenguajes es de contradicción, como cuando las palabras indican "...para ahorrar tiempo, se tomó el rápido de la tarde" y en la imagen el personaje viaja montado en una tortuga. También la exageración es parte del contrapunto entre la ilustración y el texto. Se nos informa que el Sr. Pérez tendría que viajar mucho para cumplir sus tareas de la tarde, y en la imagen lo vemos ofreciendo un helado a un esquimal.

La lectura simultánea de lo narrado por ambos lenguajes da por resultado un mundo al revés, de allí quizás la última imagen del libro, o simplemente (si seguimos nuestra hipótesis de las viejas páginas arrancadas y colocadas por descuido) alguien "pegó mal" la última ilustración:

Página del libro

Marcela Carranza


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) formó parte de la coordinación del programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y del equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Publicó artículos en revistas y participó como expositora en congresos de la especialidad. Actualmente se desempeña como coordinadora de talleres en el área de la literatura infantil y juvenil en la Escuela de Capacitación Docente (CePA), de la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y profesora tutora en el Postítulo de "Literatura Infantil y Juvenil" de la misma institución.


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