Teatro: El Caballero Vacilante, la espada y el dragón
Los niños reviven la fascinante magia
de los pupi
por Nora Lía Sormani
Muy lejos de la banalidad de los espectáculos infantiles de moda, y lejos también de la calle Corrientes, se presenta El Caballero Vacilante, la espada y el dragón, escrita y dirigida por Rafael Curci. Ir a ver este espectáculo es un paseo muy especial. Significa llevar a los chicos al barrio de La Boca —con sus pintorescas callecitas— y, a la vez, invitarlos a participar de un viaje en el tiempo (fines del siglo XIX y principios del XX) para ponerlos en contacto con el arte de los títeres del barrio: los pupi.
La tradición de estos títeres (especie de marionetas manipuladas desde arriba por los titiriteros) proviene de Sicilia, Italia, y tuvo dos grandes corrientes: la de Palermo y la de Catania. Los inmigrantes titiriteros se instalaron en el barrio de La Boca. Vito Cantone y su familia fundó el "Teatro de Sicilia", que quedaba en la calle Necochea 1339 y Sebastián Terranova y su mujer, el "Teatro San Carlino" —ubicado en la calle Olavarría entre Palos y Del Crucero—.
El maestro Javier Villafañe fue uno de los artistas que asistía a estas representaciones (junto con Juan de Dios Filiberto, Benito Quinquela Martín y Raúl González Tuñón) y según sus propias declaraciones, gracias a esas funciones "comenzó a amar a los títeres". Quienes vayan a ver El Caballero Vacilante... encontrarán esta información y muchos datos más en grandes paneles situados en el hall del Teatro de la Ribera.
Al igual que en otras épocas, la obra cuenta una saga caballeresca en dos actos y está inspirada en el Orlando furioso de Ariosto. Carlomagno y sus tropas franco-cristianas, arrasan con los sarracenos hasta que Yasid, el jefe de las huestes paganas, descubre que puede debilitarlo quitándole su famosa espada. Recurre a la bruja Morgana y a sus hechizos. Pero, finalmente, es el Caballero Vacilante quien rescata para Carlomagno su reliquia y le devuelve el poder.
El Caballero es un antihéroe que no sólo lleva adelante la acción, sino que también le imprime humor y ternura a la obra. Su nombre se debe a que pone en tela de juicio todas sus decisiones y está rodeado de incertidumbres y dudas. Si bien está poblada de muchos otros personajes muy particulares, la historia es sencilla y clara y busca entretener sin confundir al pequeño espectador.
Es de destacar el diseño de los títeres, en especial el del viejo y cansado dragón Dragoberto. También llaman la atención los telones de fondo, ilustrados con colores fuertes y que recrean los paisajes y escenarios de las escenas. Sólo un elenco tan sólido como el Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín podía dar vida a estos muñecos de manera tan impecable. Sus movimientos y sus voces para narrar son únicos en la Argentina. Gracias a su talento trasladan inmediatamente a la platea el espíritu de la batalla y de los pupi.
Además de la musicalización de las escenas, las acciones de los títeres tienen su propio sonido, que se produce por el choque de las espadas en los escudos de los personajes y el roce de las alitas del hada Liduvina, manipulada con excelencia por Alejandra Castillo. La escena de la navegación del Caballero Vacilante en un mar hechizado por Morgana es una de las más bellas de toda la historia del teatro para niños en la Argentina. Imperdible.
Ficha Técnica
El Caballero Vacilante, la espada y el dragón
Dramaturgia y Dirección: Rafael Curci.
Elenco: Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín: Tito Loréfice, Daniel Spinelli, Carlos Almeida, Hernesto Mussano, María Ibarra, Román Lamas y Alejandra Castillo.
Diseño de títeres y armaduras: Alejandra Farley, Rafael Curci, Ignatz Ratskiwatsi, Juan Benbassat, Talleres de Escultura, Pintura, Artesanía y Utilería del CTBA.
Escenografía y tallado de manos y cabezas: Walter Lamas y Taller de Escultura del CTBA.
Musicalización: Gustavo "Popi" Spatocco.
Teatro de la Ribera del Complejo Teatral de Buenos Aires (Avda. Pedro de Mendoza 1821).
Más información en www.teatrosanmartin.com
Nora Lía Sormani (norayjorge@fibertel.com.ar) nació en Buenos Aires en 1965. Es Licenciada en Letras, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Se especializa en estudios sobre teatro, literatura y cultura para niños y jóvenes. Recibió el Premio Pregonero de la Fundación El Libro 1994-1995 por su labor en periodismo gráfico sobre literatura infantil. Integra el Consejo de Redacción de la revista La Mancha. Papeles de Literatura Infantil y Juvenil y es co-conductora del Programa País Cultura (Radio Nacional, AM870). Actualmente realiza una investigación sobre la literatura infantil en el Río de la Plata, coordinada por la escritora Graciela Montes. Comenta libros para chicos y jóvenes en el Suplemento Cultura del diario La Nación. Es autora de la compilación ¿Sólo los chicos? Cuentos argentinos de todos los tiempos (Buenos Aires, Ediciones Desde La Gente, 2002) y de El teatro para niños. Del texto al escenario (Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 2004).
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