103 | LECTURAS | 28 de mayo de 2003

Foto de Pablo De SantisReflexiones de Pablo De Santis sobre la literatura y los libros para jóvenes

 

Textos extraído, con autorización de los editores, de la revista La Mancha N° 7; Buenos Aires, agosto de 1998.


Una cuestión de género

por Pablo De Santis

El beneficio de la duda. Una de las exigencias teóricas que se le hacen a la literatura juvenil es que dé cuenta de su relación (culpable) con el lector. Pero el de la literatura juvenil no es más que un caso particular de las limitaciones de la literatura para dar cuenta de sus lectores. La estrategia de la verdadera literatura es, creo, no terminar nunca de definir a quien lee; porque al capturarlo en una figura exacta lo petrifica. Por eso la condición de la literatura juvenil de tener de antemano un lector resulta sospechosa. La solución a esta condición es, creo, rechazar toda idea de certeza con respecto a quien está del otro lado. El escritor se equivoca si cree que conoce a su lector; sólo en la medida en que persista su duda, su oscuridad, el texto puede funcionar.

El beneficio de la duda II. Aunque uno suponga un lector determinado, no por eso se dispersa la oscuridad básica de toda escena de escritura; permitirse esa tranquilidad es un engaño. Lector y autor se encuentran siempre en sus incertidumbres y no en sus seguridades.

Los condicionamientos. Un texto tiene siempre un primer horizonte (de mercado, de lengua, de género, de colección) y nada le impide ir más lejos, excepto las limitaciones de ese mismo texto. Pero ojalá no desaparezcan las críticas al género juvenil; para nosotros, los escritores, siempre será más fácil echarle la culpa al género antes que a nuestras limitaciones.

Los condicionamientos II. Si lo pensamos bien, las limitaciones de un género determinado son un pobre consuelo desde que Umberto Eco escribió, a propósito de la historieta: "Por ello, a la afirmación de que la finalidad comercial y el sistema de distribución del producto historieta determinan su naturaleza, podría responderse que, aún en ese caso y como siempre ocurre en la práctica del arte, el autor de genio es el que sabe convertir los condicionamientos en posibilidades".

Libertad absoluta. Quienes impugnan la literatura juvenil como género proponen tácitamente la existencia de un verdadero escribir que es natural y que no supone limitación alguna. El gran autor, argumentan, es el que cuenta siempre con la Libertad Absoluta. Desgraciadamente, nuestra libertad siempre es condicional y es mejor tenerlo presente. Las poéticas de la libertad dieron origen a los peores excesos del surrealismo y del teatro absurdo, a la acumulación, la oscuridad y el aburrimiento; las poéticas de la constricción, en cambio, produjeron a Navokov, a Perec, a Borges, a Calvino.

La lengua extranjera. Una de las ventajas del escribir para adolescentes es el cultivo de la forma, en relación con la eficacia. El escritor no tiene teorías en qué ampararse; no puede decirle al lector, justificando la ausencia de argumento: "practico la literatura de la nimiedad". Está como un pintor en un país extranjero cuya lengua ignora: puede mostrar sus pinturas; pero no convencer a nadie a quien su cuadro no haya convencido.

La nouvelle. La literatura juvenil es una excusa para rescatar textos que no tienen lugar en el presente editorial; en particular una forma exiliada: la nouvelle. Hace muchos años, existían colecciones como Cuadernos de la Quimera, de Emecé, donde aparecían relatos de menos de cien páginas que hoy no tendrían ninguna posibilidad de publicación. En colecciones juveniles, en cambio, aparecieron nouvelles como Costumbres de los muertos de Fernando Sorrentino (un gran escritor olvidado por las editoriales), o El sistema de huida de la cucaracha de Gonzalo Carranza, libros que no fueron especialmente escritos para jóvenes, pero que hoy encuentran en este público a sus lectores. Alfaguara reeditó en una colección juvenil los excelentes cuentos breves de La sueñera, de Ana María Shua, agotado desde hacía años.

Editar un libro para adultos en una colección juvenil no es un modo de condicionarlo, sino de llamar a nuevos lectores; las colecciones son señales para que los textos puedan encontrar a sus lectores en otro punto del camino.

La ley de la complejidad: cuanto más complejo es un libro (sobre todo dentro de la obra de un mismo autor) menos vende. Afortunadamente, lo mismo pasa con el resto de la literatura; como toda ley demasiado general, impide que se saque de ella alguna conclusión satisfactoria.

Ley de la mesa redonda: quien publica un libro para adolescentes será invitado dos o tres veces por año a una mesa redonda con el título: "¿Por qué los jóvenes no leen?"

Se dará por sentado que los adultos sí leen, y que los jóvenes, antes, leían muchísimo.

Ley de James Joyce: En toda mesa redonda reunida bajo el título: "¿Por qué los jóvenes no leen?" alguien levantará la mano para decir que no tiene sentido escribir para adolescentes, ya que él/ella leyó a los diez años la edición anotada del Ulises y en su idioma original.

La semejanza: Al releer lo anterior descubro en qué se parece la práctica de géneros no del todo aceptados a la vida cotidiana: vivimos justificándonos.

Artículo extraído, con autorización de los editores, de la revista La Mancha N° 7; Buenos Aires, agosto de 1998.


¿Existe una literatura juvenil?

Portada del N° 7 de "La Mancha"En el N° 7 de la revista La Mancha (Buenos Aires, agosto de 1998), Nora Lía Sormani entrevistó a varios editores y directores de colecciones literarias dirigidas a los jóvenes lectores, para que reflexionaran sobre las características y criterios que se tienen en cuenta a la hora de seleccionar los textos a ser editados. Transcribimos las respuestas de Pablo De Santis, director de las colecciones "La Movida" y "Obsesiones" de Ediciones Colihue:

¿A quiénes va dirigida la colección ¿Quiénes son "los jóvenes"? ¿Qué entiende usted por "lector joven"?

"La Movida", pensada en sus inicios para lectores de doce años en adelante, fue muy bien recibida también por chicos de diez y once. La idea fundamental es que los libros sirvan como una entrada a la literatura, sin demagogia ni facilismos.

¿Cuál es el criterio de selección de los textos y autores?

La convocatoria de la colección es abierta. Se leen todos los originales que llegan. Se seleccionan los textos tomando en cuenta la calidad, el interés por el lenguaje y la seducción del lector, evitando los clichés del género y el lenguaje falsamente "juvenil". Otra de las marcas de la colección es el acercamiento a los relatos de género (el policial, el terror, la ciencia ficción). Este año (1998) se está convocando a los autores a través de un concurso de novela juvenil.

Características del libro como objeto.

Son libros angostos, tapa negra con una ilustración a color, y con un máximo de 130 páginas, ya que tienen un precio único, muy económico. El diseño, a cargo de Juan Manuel Lima, vincula al libro con la historieta; de hecho, las ilustraciones quedan en manos de dibujantes de comics.

Títulos que más se han vendido.

El título más vendido es Un crimen secundario de Marcelo Birmajer.

¿Los jóvenes leen lo suficiente?

Los chicos responden al estímulo que reciben; la lectura funciona por transmisión directa, como las tradiciones. No leen menos que los adultos.

¿Sólo los jóvenes compran los títulos de las colecciones juveniles?

Hay algunos pocos libros que, por su lugar equidistante entre la literatura para jóvenes y la literatura en general, convocan a otro tipo de lectores.


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