38 | RESEÑAS DE LIBROS | 15 de noviembre de 2000

Cartas de amor

Jorge Accame
Ilustraciones de Feliciano G. Zecchin.
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2000.
Colección Pan Flauta.

Portada de "Cartas de amor"

Este libro reúne dos cuentos: "Martín" y "Amor más poderoso". Ambos relatos tienen en común al amor y a una misma familia. En el primero se trata del amor tímido y adolescente; en el segundo, el amor de los abuelos más allá de la muerte.

El cuento "Martín" —afirma Accame al final del libro— recuerda una historia familiar. Y es esto precisamente lo que el texto provoca en el lector, la creación de un mundo familiar que nos remite al pasado. La casa quinta con su parque; la abuela, matrona, dueña y señora de la casa; el abuelo patriarca y el mono, ser que escapa al orden impuesto por la abuela.

A través de los detalles, Accame logra un retrato acabado de los personajes, en particular de la abuela, principal antagonista de Martín, el mono.

"...rígida y elegante en su negro vestido victoriano que sólo dejaba ver el encaje de la camisa en el cuello y en los puños." (....) "Sentía un tibio placer al levantar la vista de vez en cuando y comprobar que la casa hacía entrecerrar los ojos con su resplandor. Todo en su lugar, como debía ser."

Martín es sinónimo de azar, picardía y juego. Es decir de todo aquello que no puede ser controlado. El mono sale corriendo con las cartas de amor de manera impetuosa, haciendo estragos en la quinta, salta entre los árboles diseminando la noticia del amor secreto a los cuatro vientos. El mono es encadenado y el abuelo debe resignar su espacio de libertad. Ya no habrá habanos y conversación en la intimidad con Martín. El mono parece quedar aplastado por la autoridad de la abuela, pero al finalizar el cuento tendrá su revancha.

"Amor más poderoso" comienza con la evocación nostálgica de un mundo perdido:

"Cuando se vendió la quinta de mis abuelos, alguien en la familia dijo: las cosas empezaron a cambiar.

"Y aunque probablemente las cosas habían empezado a cambiar en el universo desde el principio del tiempo, la frase quedó entre nosotros para señalar que el mundo de pronto se hizo pequeño."

La abuela Agnes muere y el abuelo Tomás queda solo en el departamento. La misión familiar encomendada al narrador es convencer al abuelo de ir a vivir con su familia. Pero el anciano se niega. Existe un secreto que lo aferra a su casa.

En el relato vivimos dos dimensiones, dos tiempos: el del joven estudiante que vive los apremios de los exámenes, y el del anciano solitario que espera pacientemente la señal de su mujer muerta. Ambas dimensiones se cruzan en el diálogo, aunque el nieto se mantiene incrédulo frente a las palabras del abuelo hasta el final. El joven que se mueve en el pequeño espacio racional de la acción medida en horas y minutos, el anciano que espera en la eternidad del amor más allá de la muerte.

En Cartas de amor los personajes, las situaciones y los sentimientos son creados a partir de una síntesis evocadora de imágenes que aproxima por momentos la prosa a la poesía.

"...cesó la eternidad de la infancia y, como un castigo sin explicación, el día se midió en horas y minutos.

"Todo más y más pequeño.

"Las cosas se contraían, como absorbidas por una estrella muerta."

La infancia y el amor perdido son definidos por la misma nostálgica luz, y el carácter de la abuela, por el sólo hecho de hacer estallar los vasos cuando escapan de sus manos.

Un libro para lectores exigentes.

Recomendado a partir de los 11 años.

Marcela Carranza


Marcela Carranza es Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros.


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