Chicos gitanos
Chicos en la calle
Inés Tenewicki y Yanina Kinigsberg.
Colaboradora: Vivian Urfeig (en Chicos en la calle). Producción fotográfica:
Carlos Tabachnik, Marcelo Perinetti y Uri Gordon (en Chicos gitanos); Paula
Zuker (en Chicos en la calle).
Buenos Aires, A-Z Editora, 1998.
Colección Iguales y diferentes.
Las características de esta colección están expuestas en la contratapa de los libros y vale la pena transcribirlas:
"Los libros de esta serie describen los modos de vida, las costumbres y los gustos de chicas y chicos que habitan la Argentina y que forman parte de diversos grupos étnicos, sociales, culturales o geográficos: chicas y chicos rurales, de grandes ciudades, mapuches, isleños, artistas, discapacitados, inmigrantes de Oriente, inventores...
"En cada caso, los lectores se descubrirán semejantes en algunos aspectos y distintos en otros.
"En todos los casos, reconocer lo igual y respetar lo diferente puede ayudar a eliminar los prejuicios y la discriminación de los que, a veces, son objeto las chicas y los chicos entrevistados para cada libro de esta serie."
Sus autoras, las periodistas Inés Tenewicki y Yanina Kinigsberg, han logrado con su trabajo establecer lazos de comunicación con formato de libros entre protagonistas y lectores. Una forma de encuentro y de reconocimiento, mediada esta vez por el libro, entre los integrantes de una comunidad (la nuestra) que no siempre brinda oportunidades de este tipo a sus miembros.
Chicos gitanos aborda la problemática de este grupo étnico frecuentemente discriminado y la presenta a través de los testimonios de los chicos.
Marcela Luján tiene un sobrenombre muy particular, le dicen Lito. Y "al igual que sus hermanos y que muchos chicos gitanos, no tiene documento de identidad y no va al colegio. Lo intentó unos meses, pero dejó de ir porque sus compañeros se burlaban de que su hermana mayor usara polleras largas de colores brillantes. «Además me robaron una cartuchera con muchos lápices y pinturitas», recuerda enojada. Ahora, Lito se dedica a jugar todo el día o a mirar telenovelas infantiles como Chiquititas."
Las autoras reseñan cómo fue su trabajo:
"Todos los chicos que hablan aquí, y sus historias, son reales. A la mayoría los visitamos varias veces, y de a poco se animaron a charlar sobre sus juegos, sus gustos, sus tradiciones, sus amigos y sus familias.
"Entre los motivos por los que estos chicos gitanos quisieron ser entrevistados hay uno que se destaca: saben que, si la gente los conoce, los va a entender, a respetar y a dejar de discriminar.
Chicos en la calle "reúne testimonios de chicas y chicos de entre 7 y 14 años que, por estar o haber estado fuera de sus casas, conocen el código de la calle."
No fue fácil la tarea, realizada en hogares sustitutos y en la calle. A muchos chicos les entusiasmó la idea de salir en un libro, aunque otros desconfiaron y no aceptaron ser entrevistados. Algunos, por diversos temores, prefirieron mantener su anonimato.
"Fernando (13 años) tiene siete hermanos y no conoce a su papá biológico. Quien le dio el apellido se llama Gabriel y él lo quiere como a un padre. Ahora no vive con Gabriel porque su mamá se separó y convive con otro hombre. A veces, Fernando se pelea con el actual esposo de su madre y ése es uno de los motivos por los cuales pasa muchas horas en la calle.
"Pese al frío, Fernando, su hermano y su amigo Daniel se turnan para abrir puertas de taxis en la entrada de un shopping de Palermo, en la Capital Federal. Esperan a que el pasajero pague, le abren la puerta para que pueda bajar y, a cambio de la atención, le piden unas monedas. Dicen que no les gusta hacerlo, pero que necesitan la plata cuando andan solos."
(...)
"Laura (13 años) tiene el pelo corto y enrulado, Es tímida. Primero no quiere hablar y tampoco quiere que le saquen fotos. Pero al rato se anima. Se sienta en uno de los sillones del Hogar del barrio porteño de Devoto, donde vive desde hace más de un año, y acepta conversar y posar para las fotos.
"Laura va a quinto año de la EGB, tiene ocho hermanos y después de vivir un tiempo en la calle, un juez de menores decidió que fuera a un hogar. No podía estar en su casa porque su mamá había muerto, su padre no la quería hospedar y su abuela estaba muy viejita (...)
"Antes andaba en la calle para trabajar. Abrí puertas de taxis durante cuatro años, con mis hermanos. El más grande me cuidaba mucho. En esa época, yo dormía en mi casa. En la calle, la gente me decía que fuera a buscar trabajo y yo sentía vergüenza. Soy chica para buscar trabajo. (...)
"Cuando estoy aburrida, leo historietas, como Mafalda, y me río sola (...)
"A veces vamos a visitar a mi papá, que vive con otra mujer. Salimos a pasear, vemos televisión o películas y escuchamos música, por ejemplo, cumbia, las Spice Girls y los Back Street Boys.
"Sueño con que toda la familia esté junta, en casa, con mi mamá y mi papá, mi abuela y todos. Pero eso es imposible. También sueño con ser maestra jardinera porque me gusta cuidar chicos."
El diseño de la colección es impecable, destacándose también la excelente impresión. La información y los testimonios de los chicos están complementados por gran cantidad de material fotográfico.
La colección Iguales y diferentes fue premiada por la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina en Los destacados de ALIJA 1999, en el rubro Libro testimonial.
Recomendados a partir de los 9 años.
Roberto Sotelo
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