Planeta Miedo

De Ana María Shua. Reseña por Marcela Carranza. Este libro reúne una serie de cuentos fantásticos que pertenecen al amplísimo acervo de la literatura popular. Al finalizar cada uno, un breve texto informa al lector sobre el contexto cultural al que el cuento pertenece, acerca de la fuente en la cual se ha documentado la autora, o bien se destaca algún mecanismo o elemento del relato.

Planeta Miedo
Ana María Shua
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2010. Colección Primera Especiales

“Cada Pueblo, en cada época, tiene sus propios monstruos.”
Ana María Shua

 
Estos cuentos fantásticos pertenecen al amplísimo acervo de la literatura popular. Desde hace años que Ana María Shua ha demostrado especial interés por los cuentos populares y particularmente por los relatos fantásticos de la tradición oral universal, interés plasmado en muchos de sus libros infantiles. (1)

En un artículo Shua señala:

“Los cuentos populares son buenos cuentos. Han atravesado dos filtros: el del tiempo y el de la traducción. Contienen en sí la esencia misma de la narratividad. (…) Por esa esencia vital que quisiera robarles me interesan los cuentos populares. Y también, en estos tiempos de pérdida de la inocencia y autocensura, por su magnífica libertad.” (2)

A diferencia del relato popular, por contraste, el cuento infantil de autor —dice también Shua— está amenazado por todo tipo de censura. Sin embargo, agrega, tampoco se trata de la exigencia de incluir “una buena dosis de horror o de monstruos para que nuestras historias puedan encontrar su lugar en determinadas colecciones” (3).

En el cuento popular, el horror, el mal, el monstruo aparecen, si la adaptación lo permite, en toda su auténtica fuerza perturbadora; y no como un adorno seductor y gratuito, con efectos especiales de fantasmas y castillos con telarañas, al estilo de muchos “libros de terror” para niños que suelen desilusionar a sus lectores.

Carlos Rodrigues Gesualdi define al terror como “La amenaza; aquello que se encuentra en nuestros límites, eso que somos pero que evitamos conocer, el precio de la normalidad, lo que ocultamos para poder ser quienes somos porque si pudiéramos mirarlo cara a cara correríamos el riesgo de desaparecer.” (4)

La fascinación por lo monstruoso parece ser inherente a nuestra naturaleza humana, y así lo demuestra la enorme variedad de relatos terroríficos contados a lo largo de los siglos por pueblos de las más variadas latitudes y épocas. Como una muestra de esta fascinación universal por el terror, en Planeta Miedo hallamos reunidos cuentos creados por pueblos distantes en su geografía y cultura. (5)

Si el terror es el factor común, el modo en el que ese terror cobra forma y sustancia en cada cuento es producto de la particular mirada que sobre la condición humana ha forjado cada cultura; en estos cuentos percibimos los rituales, tradiciones y costumbres de los pueblos que los crearon. Así, en “La esposa muerta”, un cuento de origen coreano, el conflicto que desencadena la historia puede parecernos ajeno a los lectores occidentales de esta época: una mujer ha osado tocar las vestiduras de su esposo en la noche de bodas; al tiempo que el cadáver incorruptible de la esposa abandonada nos recuerda cuentos tan próximos como “La Bella durmiente del bosque” o “Blancanieves”. El cuento de Namibia, “Casi mujer”, tiene a la figura del vampiro por protagonista, y a una niña pequeña que al estilo de los héroes pícaros del cuento popular europeo, logra escapar de los monstruos con vida. Una aldea africana y sus campos de cultivos actúan de escenario, y los personajes femeninos son seducidos por los vampiros al son de un tambor hecho con piel humana. En “La forma del silencio”, cuento de los indios siuox, una joven muerta desciende de su plataforma funeraria y gracias a la ayuda de un bondadoso brujo recobra la vida, conservando sin embargo algo de su ser fantasmal. La costumbre judía de intercambiar anillos delante de testigos para legalizar un matrimonio da lugar al conflicto de “El gusano”, donde el bravucón del pueblo en un gesto de burla macabra se ve accidentalmente desposado con la mujer demonio.

La muerte, elemento central de estos relatos, no es minimizada sino por el contrario aparece en toda su crudeza. En ocasiones para castigar al malvado, como sucede en “Cariño de gata”, un cuento japonés. Allí, la mujer codiciosa y cruel, al estilo de las conocidas madrastras de los cuentos europeos, antagonista de la heroína, humilde y bondadosa, es devorada viva por gatos humanizados en el desenlace. En “Katel la condenada”, un cuento bretón, la protagonista recibe su castigo de parte del mismísimo demonio a quien ha osado convocar. Pero en otros cuentos, la muerte tiene por víctimas a seres inocentes, como es el caso de las jóvenes del cuento de Namibia, cuyos cadáveres secos y vacíos son hallados por los guerreros en el campo; o el cuento australiano “El espíritu del mal”, en el cual Marmu quita la vida de la inocente y bella Palpinkalare, acto que es descripto detalladamente por el relato: “Levantó su lanza. Lenta, deliberadamente, la apoyó sobre el pecho de la muchacha. La punta de la lanza se incrustó en la carne y avanzó sin apuro, atravesando el hueso.”

Los finales no siempre son felices, ni siquiera para el protagonista. En “La sombra robada”, cuento mapuche, un hombre es atraído a la Salamanca, donde en forma siniestra se encuentra rodeado de vecinos transformados en brujas y brujos partícipes del aquelarre, y si bien Kalfulemu logra escapar, su espíritu no puede recobrarse ya que ha perdido la sombra. El desenlace resulta terrible, ya que esto significa la posible condena de su alma.

Al finalizar cada cuento un breve texto informa al lector sobre el contexto cultural al que el cuento pertenece, acerca de la fuente en la cual se ha documentado la autora, o bien se destaca algún mecanismo o elemento del relato.

Son dos las vías a través de las cuales los cuentos de la tradición oral han podido llegar a la imprenta, y a través de ella a su perduración y difusión fuera de la cultura que le dio origen: la investigación folklórica y las adaptaciones para niños. Las segundas, como en este caso, suelen nutrirse de las primeras, pero a menudo la adaptación al público infantil se traduce en el ahogo de la libertad de estos relatos contados originalmente a adultos y niños sin distinción. En este libro de Ana María Shua, ocho cuentos de la inagotable tradición del relato popular llegan a los niños conservando su intensidad literaria y su “magnífica libertad”.


Notas

(1) La fábrica del terror. Ilustraciones de Jorge Sanzol. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1991. Colección Especiales. (Cuentos) / La fábrica del terror II. Ilustraciones de Jorge Sanzol. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1998. Colección Especiales. (Cuentos) / Cuentos judíos con fantasmas y demonios. Ilustraciones de Mariza Dias Costa. Buenos Aires, Grupo Editorial Shalom, 1994 (Cuentos). Reeditado por Editorial Alfaguara con el título Cuentos con fantasmas y demonios. De la tradición judía, con ilustraciones de Jorge Sanzol, Buenos Aires, 2000, colección Alfaguara Juvenil. / Miedo en el sur. El tigre gente y otros cuentos. Ilustraciones de Diego Fernetti. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1994. Colección Especiales (Cuentos). / Los devoradores. Ilustraciones de Lucas Nine. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2005. Colección Alfaguara Infantil; Serie Azul (Cuentos).

 
(2) Shua, Ana María. “Los caminos del cuento popular”. En: La Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenil Nº 5. Buenos Aires, noviembre de 1997. Pág. 34.

(3) Shua, Ana María. Op. cit., pág. 34.

(4) Rodrigues Gesualdi, Carlos. “Los relatos de terror y el terror de los relatos”. En: La Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenil Nº 10. Buenos Aires, noviembre de 1999. Pág. 39.

(5) Los cuentos reunidos en este libro son: “La esposa muerta” (cuento coreano); “Casi-mujer” (cuento africano); “El espíritu del mal” (cuento australiano); “Katel, la condenada” (cuento bretón); “Cariño de gata” (cuento japonés); “La forma del silencio” (cuento sioux); “La sombra robada” (cuento araucano), “El gusano” (cuento judío).


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Un comentario sobre “Planeta Miedo”

  1. alli dice:

    leere un cuento de ana maria shua por lo que he visto de sus cuentos al momento de escribir ella no cierra su imaginacion y escribe cosas que le han pasado o que quizas le puedan ocurrir sino que al momento de escribir abre su mente ve lo que la rodea y veo que ha escrito historias o cuentos de otros lugares voy a leerlo con atencion y luego pondre u comentario en mi cuaderno y tambien lo leere para ver si es lo que he imaginado yo tambien escribo cuentos subire un cuento el proximo mes espero que les guste y asi subire mas.