Entrevista con la escritora María Teresa Andruetto

01-Mateando
Reproducimos una entrevista realizada por niños a la escritora María Teresa Andruetto —reciente ganadora de la quinta edición del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil—, publicada en el Nº 58 de la revista Compinches.

La revista Compinches, una publicación de distribución gratuita en Argentina, cuyo contenido está preparado especialmente para que padres e hijos compartan la lectura de los distintos artículos que presenta mensualmente, tiene una saludable costumbre: en cada número se incluye una entrevista realizada por niños a una figura de nuestra vida cultural.

Desde los inicios de la publicación, hace casi nueve años, distintos equipos formados por niñas y niños —entrenados y coordinados por las periodistas Gisela Schmidberg y María Laura Efrón— dialogaron con músicos, escritores, actores, artistas plásticos, profesionales de los medios de comunicación, deportistas, historietistas, y otros representantes del quehacer cultural argentino.

Las preguntas de los pequeños periodistas, realizadas con la frescura y espontaneidad propias de la edad, reflejan un intenso trabajo previo de investigación sobre el entrevistado. Estas características hacen de lo charlado y compartido en estos encuentros una opción de lectura gratificante.

Reproducimos la entrevista a la escritora María Teresa Andruetto —reciente ganadora de la quinta edición del Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil—, publicada en el Nº 58 de Compinches.

Compinches 58

Imaginaria agradece a Carola Beker y a Sergio Efrón, directores de Compinches, la autorización y facilidades proporcionadas para la publicación de esta entrevista.


Periodistas por un día: Hoy les presentamos a María Teresa Andruetto

Entrevistaron: Valentina, 10 años, y Ezequiel, 14 años.
Producción y redacción: Gisela Schmidberg.
Fotos: Juan Martín García.

Por suerte para todos, hace ya algunos años, descubrió que lo que a ella le gustaba escribir a los demás nos encantaba leerlo. Desde entonces, no paró de publicar libros tan entrañables como Campeón, El anillo encantado, Stefano, Veladuras y agua/cero, entre muchos otros. Hoy les presentamos a… María Teresa Andruetto

Aquí estamos junto a la Tere, como le dicen sus amigos. Habla del mismo modo en que escribe: haciéndote ver y vivir eso que está contando. Emocionándote, sorprendiéndote, permitiendo que sientas, que conozcas, que no juzgues y que comprendas… Seguramente por eso es que charlar con ella resulta tan fascinante como leer sus cuentos y novelas.

—¿Como te diste cuenta de que eras buena para escribir?

—Cuando iba a tercer grado, yo era muy tímida, quería hacerme amiga de otras chicas y no sabía cómo… Entonces, empecé a contarles historias en el recreo. Y descubrí que se armaba una pequeña ruedita a mi alrededor. En aquel tiempo, comencé a hacer algo que en ese momento no entendí bien qué era, pero muchos años después comprendí que eso ya era parte de escribir. Empecé a buscar, en enciclopedias que había en mi casa y en libros para grandes, información que me permitiera armar una historia para contarles. Entonces, por ejemplo, les contaba una historia de Rómulo y Remo, de la fundación de Roma, pero yo la contaba como si fueran mis invenciones y ellas lo creían porque se ve que no habían leído esas cosas. Yo me daba cuenta de que las estaba engañando, ¿no? Pero no sé…era una cosa que no podía parar.

—¿Por qué se te ocurrió ser escritora?

—Y… ¿Vieron que cuando uno hace algo que le sale bien, si el otro lo valora, a uno le dan ganas de seguir haciéndolo y hacerlo cada vez mejor? Porque, en realidad, todos buscamos que nos quieran, ¿no? Eso es maravilloso para mí: lo que puede hacer en nosotros una mirada amorosa del otro. Por eso, me parece tan importante el lugar de los padres, los maestros, los adultos, de ver… de descubrir lo bueno que hace cada uno. Porque todos hacemos alguna cosa bien y muchas cosas mal, ¿no es verdad?

Bueno, eso por un lado. Y por otro, mi casa era una casa de pueblo, de una familia común, mis padres no eran investigadores ni intelectuales ni escritores. Pero había libros y a ellos les gustaba leer; el libro tenía mucho valor, el estudio tenía mucho valor y escribir también.

—¿Se puede decidir ser escritor, o se nace?

—Yo creo que no se nace para nada o, en todo caso, se nace para todo. Todo es posible cuando uno nace. Sólo que después la realidad va diciendo qué es lo que uno va pudiendo hacer o no. Creo que un escritor se construye, se va haciendo. Claro, por supuesto, que temprano en la vida de uno puede haber algo que tiene que ver con la palabra: la madre que cuenta una cosa, el padre que no se qué, el libro que te regalan por tu cumpleaños… Y después está esa decisión que uno en algún momento toma.

—¿Cuando escribís, dejás volar siempre tu imaginación o te basás en algo real?

—Siempre hay algo de lo real, de la vida, ya sea que lo recuerde, que le haya pasado a alguien, que me hayan contado o que haya visto. Eso es lo que me larga a escribir. Y siempre hay mucho que voy inventando.

—¿De qué trabajaste antes de dedicarte a ser escritora?

—Es todo un tema cómo uno resuelve las cuestiones de vivir, cómo paga la luz, cómo compra la comida… Porque el que escribe o hace música o pinta, en general, lo tiene que mantener como un hobby durante mucho tiempo hasta que puede vivir de eso. Yo trabajé mucho como docente de Literatura. He tenido talleres de niños, de adolescentes, con personas adultas con las que hicimos residencias geriátricas, con jóvenes en las calles. También trabajé en talleres de escritura con mujeres en barrios de mucha marginalidad. Hice periodismo, corrección de artículos de prensa… Trabajos que me gustaban y que me permitían vivir.

—¿Cuál fue el libro que más te gustó escribir?

—En el momento de la escritura, tengo una intensidad muy fuerte relacionada con cada cuento. Después, bueno, cada libro tiene lo suyo. El árbol de lilas (1), por ejemplo, yo lo escribí en un momento pleno de amor, y eso está muy bueno (ríe). Y después me han pasado cosas impresionantes con los lectores de ese libro, porque me escribe gente para decirme que se enamoró con ese cuento, o que se lo leyó al novio o al marido reencontrado… unas cosas increíbles. ¡Me encanta que la gente se enamore! (Ríe). ¡Me da una alegría! Y Stefano (2), también, es una novela que escribí con una presencia muy fuerte de la inmigración de mi padre, que había venido de Italia; de lo que le pasaba a la gente cuando venía aquí, de lo que es hacerse hombre, estar solo en otro país cuando uno es apenas un muchachito.

—En el libro Campeón (3) contás acerca de la escuela, la forma de hablar del director “en difícil”, que las chupamedias eran las únicas que lo escuchaban y que los chicos no estaban contentos por la fiesta del pueblo, sino porque se salvaban de las clases. ¿Cómo te gustaría que fuera la escuela?

(Ríe). Cuando uno va a la escuela, tiene algo contra el poder. En la escuela, el poder lo tienen el director y el maestro. Entonces, ¿cuál es la gracia? Hacer algo contra ese que está ahí adelante. Forma parte de crecer; todo tiene un límite, pero también es un folclore eso. Lo importante es que la escuela es el lugar donde se pone al servicio de todos algo que una sociedad considera que es lo indispensable que debemos saber. Y deberíamos hacer que fuera lo más “de todos” posible, lo más equitativo posible, parejo para todos, ¿no? Porque hay gente que después puede hacer muchas otras cosas: va al secundario, a la universidad, tiene acceso a libros, al arte, a viajes… Pero para mucha otra gente, la escuela es el único lugar.

—¿Sos muy sensible, como tus personajes?

—Tengo como una cosa de mucha emotividad, me conmueve el sufrimiento, el dolor del otro, el amor del otro, esas cosas. Pero también me considero una persona con cierta fortaleza. He pasado algunas cosas; bueno, todos las pasamos en la vida… No me considero una persona frágil a la que tienen que cuidar, más bien tiendo yo a ser cuidadora de los otros.

—¿Qué te hizo ser así?

—Un poco la forma en que me crié. Casi diría que me enseñaron o que me tocó, pronto, ocuparme de mí. Y a lo mejor, yo también pensé que tenía que ocuparme de los otros que estaban cerca, no sé… Supongo que tiene que ver con cómo se relaciona uno con su mamá, porque hay madres extremadamente pendientes y, entonces, uno después siente como que tiene que ser cuidado por todos. En mi casa, más bien, ha sido como que nosotros teníamos que cuidarnos, no esperar tanto de los otros. Eso tiene su parte difícil, pero su parte buena también, porque en algún momento de la vida ayuda.

—¿Dónde vivís?

—Vivo en un pueblo muy chiquito, en las Sierras Chicas, a 40 kilómetros de la capital de Córdoba. Vivo en una pequeñísima granja familiar; tenemos unas ovejas, gallinas, o sea que comemos los huevos de nuestras gallinas (ríe). Tenemos un caballo, una yegua y una potranquita, y una pequeña huerta, para mi marido y para mí. La cuidamos nosotros mismos. A la mañana me levanto, les doy de comer a los animales, desayuno, me preparo el mate, me voy a la computadora y me siento a escribir.

—¿Qué hacés en tus ratos libres?

—Camino. Es una de las cosas que me gustan. Estoy mucho con otros, comparto conversaciones con mi marido, con mis amigas y con mis hijas. Tengo muchas amigas mujeres con las que me encuentro y tomo un cafecito. Salgo al cine, al teatro, escucho algo de música, me gusta cocinar, me gusta comer, claro. Soy bastante inútil para tareas como tejer, coser… Y hago las cosas de mi casa también, que nos sé si son los ratos libres u ocupados, pero no me disgustan las tareas domésticas.

—¿Qué te gustó de los lugares que visitaste?

—Me gusta ver cómo resuelve la vida la gente, cómo hace para cosechar o fabricar algo. Cómo hace para poder vivir en un lugar que es desértico o en un lugar que está al lado del mar. O, si tienen todos estos recursos, por qué no los usan, o por qué sí los usan. Las comidas que comen con las cosas que les da la tierra en ese lugar. Lo que me gusta son las personas… Verlas por la calle, ver cómo se visten y qué es lo que hacen… Después, de ahí salen los cuentos…

—Si un chico quiere ser escritor, ¿qué tiene que hacer?

—Bueno, casi siempre es una persona a la que le gusta mucho leer y, también, es alguien que escribe mucho redacciones, historias. Pero fuera de esas dos cosas, a mí me parece que otra muy importante es aprender a mirar. Eso quiere decir…

—… mirar a las personas en profundo.

—Claro, mirar profundo. Su dolor, su amor, sus necesidades, sus generosidades, sus mezquindades. El tema es que si uno mira así nomás, ve una cosa. Pero si uno se detiene y mira más, empieza a ver otra cosa, otra cosa, otra cosa. Y un buen escritor mira mucho para adentro.

—Vos dijiste que la literatura debe ser estremecedora, conmovedora, molesta o indomable. ¿Por qué?

—Lo dije en el sentido de no ser cómoda. Tiene que haber algo en eso que uno lee que sacuda un poquito. Porque cada ser humano es igual a todos en algún aspecto, pero es único si vos lo mirás en particular. Hay que encontrar eso especial del otro: la alegría del otro, el dolor del otro, la maldad del otro, la perversión del otro, lo que sea… Y eso que sale, que son como los “chispazos de lo humano”, es lo que al lector lo toca. Si el lector lo siente, seguro que el escritor lo sintió antes, cuando estaba escribiendo. Ahí hay algo que nos mueve o que nos asusta… A lo mejor, nos sorprende o nos enamora, nos deja como en Babia… Si yo leo y me da igual todo… ¿para qué leo?


5 preguntas con vueltas

—¿Cuál era tu juego favorito?
—Al Don Pirulero.

—¿Cuál era el que menos te gustaba?
—El viejo. Era como la mancha, de correr y yo no corría mucho. No corría muy bien.

—¿Qué era lo que más te gustaba del colegio?
—Historia, escribir redacciones y conversar con mis amigas.

—¿Y lo que menos te gustaba?
—Las matemáticas.

—¿Qué te asustaba?
—Si había alguien bajo la cama… Los perros también.
—¿Frente a que te sentías valiente?
—Cuando podía ayudar a otros, cuidando.

—¿Por qué “macanas” te retaban?
—Porque vivía pensando en mis historias y metía mucho la pata en muchas cosas, me pasaba de largo, iba al colegio en chinelas; todo eso me pasaba por ser muy distraída.
—¿Por qué cosas te felicitaban?
—Casi siempre porque me habían salido bien las redacciones.

—¿Qué era lo que más te gustaba cuando ibas a la casa de tus abuelos?
—Me gustaba la comida que hacía mi nona Felicitas. Y ella era muy abrigadora, así como gordita y cariñosa. El amor… a mí el cariño del otro me pierde.
—¿Y lo que menos te gustaba?
—No, todo me gustaba, todo estaba bien. Después ella vivió muchos años en mi casa.

02-Abrazados


Notas de Imaginaria

(1) El árbol de lilas. María Teresa Andruetto (texto) y Liliana Menéndez (ilustraciones). Córdoba, Argentina, Comunicarte Editorial, 2006. Colección Vaquita de San Antonio.

(2) Stefano. María Teresa Andruetto. Ilustraciones de Daniel Roldán. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2004. Colección La pluma del gato/Juvenil.

(3) Campeón. María Teresa Andruetto (texto) y Nicolás Arispe (ilustraciones). Buenos Aires, Calibroscopio Ediciones, 2009.


Entrevista extraída, con autorización de los editores, de Compinches, una revista para padres e hijos (Año 6, N° 58; Buenos Aires, julio de 2009).

Para contactar con la redacción de la revista hay que escribir a compinches@fibertel.com.ar o revistacompinches@gmail.com.


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Lecturas: Hacia una literatura sin adjetivos, por María Teresa Andruetto.

Publicaciones: Compinches. Una revista para padres e hijos Nº 1.

Publicaciones: Compinches Nº 61, 62 y 63.

10 comentarios sobre “Entrevista con la escritora María Teresa Andruetto”

  1. Jaqueline González dice:

    Acabo de recibir la revista Imaginaria y por supuesto, como siempre todos los artículos son importantes e interesantes. Pero, me encantó esta entrevista, porque la Tere es una escritora con todas las letras, es una grande…los cordobeses estamos muy orgullosa de ella. Además de haber leído sus cuentos, novelas tuve la suerte de conocerla personalmente y que haya podido dialogar con mis alumnos. ¡Qué puedo decir! es encantadora y con un talento espectacular, por eso tiene bien merecido su reconocimiento y premio. Felicitaciones por la publicación de eta entrevista!!!!


  2. Norman Ahumada dice:

    Me conmueven los escritores que, sin olvidar la razón, salen a tejer historias con el corazón y son capaces de llegar a tocar los sentimientos mejores de las personas.
    Acceder a una entrevista hecha por chicos que son lectores, es un gesto de humildad, de creer realmente en el prójimo, quienquiera que sea.
    Un beso a María Teresa, y un abrazo navideño a Imaginaria desde Chillán, Chile.


  3. Cristina Pailos dice:

    Felicitaciones a María Teresa Andruetto por su bien merecido reconocimiento y Felicitaciones a los niños entrevistadores. En pocas líneas queda clara la característica fundamental del escritor: saber mirar, saber mirar al otro, al mundo . Los niños no lo olvidarán nunca y si los padres y los maestros le sugieren también saber escuchar hallarán una clave para la escritura y para la vida.
    Que en 2010, adultos y niños podamos seguir saboreando los cuentos de esta magnífica escritora


  4. Manuel Peña Muñoz. dice:

    Tuve la suerte y el privilegio de estar con María Teresa en Santiago de Chile y en Córdoba recientemente y pienso que esta entrevista la refleja tal como es: alegre, entusiasta y amante de la vida y las personas. María Teresa es encantadora, chispeante y además muy buena escritora. Comunica un amor a todo lo que nos rodea. Ha sido una gran alegría haberla conocido en persona y a través de sus libros. Manuel Peña Muñoz. Santiago de Chile.


  5. Vilma Gómez dice:

    Qué lindo saber que los chicos entrevistaron a María Teresa y más lindo saber que sigue siendo ella tan sencilla como siempre, creo que de esa profunda sencillez es que viene la fecundidad de una obra como la que justamente le han premiado. A la revista Compinches felicidades por esa bella iniciativa y a Imaginaria gracias por traernos esta entrevista. Les deseo a ambas publicaciones salud y larga vida y a María Teresa más, mejores e infaltables reconocimientos por su labor.


  6. María Antonia dice:

    Acceder al mundo de la señora Teresa es algo maravilloso. Es impresionante la búsqueda de la camisa del hombre feliz… de la Princesa y el Carbonero.
    Ojala muchas personas puedan encontrar sus cuentos, así, en un recodo del camino, como me pasó a mí cuando un niño me contó «El anillo encantado». Gracias.


  7. Carola Beker dice:

    Hola te queremos contar que la revista Compinches ya está en Facebook, nos pueden ubicar como “revista Compinches”. Si pueden marquen “me gusta” así ayudan en la difusión.
    Saludos
    Compinches


  8. Autores nominados para los Premios Hans Christian Andersen 2012 | Leercontubebé dice:

    […] de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA), Sección Nacional de IBBY, eligió a María Teresa Andruetto —en la categoría escritor— y a Pablo Bernasconi —en la categoría ilustrador— como los […]


  9. Julieta Carolina Gonzalez dice:

    La verdad muy buena la entrevista a una gran escritora muy sutil sus palabras se nota se siente gran pasión ,amor sinceridad por lo escribe.


  10. graciela ferriole dice:

    Hola, soy abuela de Matias de 5 añitos, mi 3er nieto, tengo 7 en total, 3 mujeres y 4 varones. Matías es mi 1er nieto varón. Te hablo de él porque no para de decir que quiere ser escritor, inventa una historias atrapantes con sentido, coherencia, y si desps de un tiempo le preguntas algo de una de sus tantas historias creadas te responde sin olvidarse ningún detalle… su papá colabora mucho con él en este disfrute del pequeño Mati… Mi pregunta es: existe un lugar en Bs As, Cap. Federal donde den talleres para niños como Matías que «Quieren ser Escritores»? Gracias por leer mi inquietud y espero me respondas! Abrazo!