N° 178 | GALERÍA | 12 de abril de 2006

Ady Prado

Informe preparado por César Da Col

"Ilustrar es despejarme, imaginar, poder volcar en el papel cosas, ideas, situaciones y personajes que me vienen a la cabeza. Divertirme mirando algún dibujo que hice, jugar con los colores, hacer muecas mientras dibujo para que me salga "bien" una expresión. Es trasladar en el papel algo que uno imaginó y verlo reflejado tal cual lo pensó. Es emocionante poder decir: ‘¡Así era como lo había imaginado!’."

Ady Prado nació el 12 de octubre de 1963 en Buenos Aires, Argentina. Es diseñadora gráfica e ilustradora infantil, miembro del Foro de Ilustradores/Argentina y —nos cuenta—, dibuja "desde siempre". "De chica leía muchas historietas y revistas para chicos (Billiken, Anteojito) —recuerda Prado—; mi infancia tuvo muchos cuentos, canciones y versos, leídos en libros, cantados y contados por mi abuela. Luego vinieron la historietas: las de Fontanarrosa, Las puertitas del Sr. López, de Trillo-Altuna, Snoopy, Garfield, la última hoja del diario llena de tiras cómicas. Y especialmente Mafalda y todo la obra de Quino, su frescura, sencillez e inteligencia; tengo casi todos sus libros. Pero las historietas y los cuentos no fueron (ni son) sus únicas influencias: "Veo también mucha televisión, canales infantiles, todos los estilos para mí tienen algo, aunque no sea el mío".

Sus trabajos en el campo de la gráfica fueron muy variados: ideó, diseñó e ilustró tarjetas de toda ocasión (muchas de ellas para campañas de Navidad "a beneficio", como las de la Fundación Garrahan, entre otras); dibujó los personajes para la colección de tazos que se encontraban en los paquetes de las gomitas comestibles Yummy de Arcor; y realizó ilustraciones para la serie "Cuentos Inolvidables" de Editorial El Ateneo.

En 2005, llevó a cabo el diseño y la ilustración de la colección de libros infantiles desplegables sobre hábitos cotidianos, publicada por la editorial Bebés en Acción. También realizó la escenografía en paneles gigantes para la obra teatral infantil Amor de chocolate, para la puesta del grupo de teatro "Encuentro". Para la misma época, trabajó haciendo estampados de indumentaria infantil, agendas y objetos de decoración para niños y jóvenes.

Actualmente, Ady Prado se encuentra desarrollando un proyecto propio: "Va a llevar su tiempo, pero espero que salga a la luz en algún momento. Me gusta el mundo de los chicos, y sobre todo amo lo que hago. Pude vivir siempre de mi profesión, y eso para mí es suficiente."

Para contactarse con Ady Prado hay que escribir a ady26@ciudad.com.ar o llamar al teléfono 4635-1186 (de Buenos Aires).

Así trabajo

por Ady Prado

Imagen por Ady Prado

Casi siempre, cuando me piden algún dibujo o ilustración, me gusta conversar un poco sobre "cómo se lo imaginan" o a quién va dirigido. Y es ahí, cuando me empiezan a contar el proyecto, que empiezo a imaginármelo: como sería, qué colores le pondría...

Cuando es un cuento o una adaptación leo mucho y me gusta documentarme; mirar, mirar y mirar, aún las cosas que parecen no tener nada que ver con el tema. Después viene un sin fin de papeles y papelitos con bocetos a lápiz, y muchas tazas de café en el medio. A veces me alejo un poco para seguir con otras cosas, quehaceres, diligencias, pero sigo pensando en eso. Y ahí es cuando boceto algo en la agenda o en una servilleta. Más o menos cuando creo tenerlo, viene la concentración, poner todo para que quede tal cual lo imaginé, los colores, la línea, "la idea", la personalidad que querés darle, el escenario si lo hay, pedir ayuda a la compu para algún toque final, una sombrita, etc.

Como soy bastante indecisa en algunas cuestiones siempres busco opiniones: "¿Qué te parece?", "¿Cómo lo ves?", "¿Qué te causa?" Cuando es algo para los chicos (la mayoría) trato de ver el gesto que pone mi hijito o algún chiquitín que ande por ahí. Y con el resultado final... lo más tensionante —y placentero a la vez— es ver la reacción en el otro, cuando notás que mira algo que realmente le gustó, que era lo que esperaba ver. O que lo hizo reír, o que le dio ternura, en fin... ¡Que vio lo que se imaginaba!

Me resulta gratificante dedicarle tiempo a contemplar el trabajo terminado, con sus pro y sus contra; los cambios que hubieras hecho y solo uno los ve. O volver a verlos con el tiempo, recordando momentos.