145 | FICCIONES | 5 de enero de 2005

Pequeñas teorías sobre comportamiento animal (y otras anécdotas)

por Andrés Sobico

El autor, inédito hasta ahora, ofreció por primera vez estos maravillosos textos breves en el Taller de cuentos y poesía del Foro de Imaginaria y EducaRed. En el próximo número publicaremos la segunda parte.

Así se presenta Andrés a sí mismo:

Nombre civil: Claudio Andrés Sobico (en cuestiones de escritura soy Andrés).

Vivo en la capital de Argentina.

Nací el 19 de junio de 1960, justo el día del padre. soy el primogénito de cinco hermanos y primer nieto varón de mis cuatro abuelos.

Para la sociedad, soy técnico en electronica (ejercí dos años), tengo cuatro años de ingeniería industrial encima, con hermanos, esposa y padres ingenieros, de ahí viene el desarollo de mi hemisferio cerebral izquierdo (el hemisferio derecho vino desarrollándose vía genes y actitudes maternas).

Cuando me preguntan livianamente, digo que soy fotógrafo, ya que hace quince años que vivo de la fotografìa, actividad en la que hay que usar ambos hemisferios y ser "espectador de la vida", actitud contra la que estoy luchando (digamos, recientemente), ayudado por la escritura en general, el foro en particular y mi relación con la escuela de mis tres hijos, en la que participo en temas de cine y literatura, más una pizca de filosofìa para chicos.

Para no ser pesado, me considero alguien con una niñez de "combustión lenta" que trata de "curarse ahí". Todo lo que fui encontrando después define mi periplo de "cambalachero del conocimiento", aunque esta autodefinción no deja de ser una teoría aún no probada.


Pequeñas teorías sobre comportamiento animal
(y otras anécdotas)

Las perdices odian
a los felices.

*

Las gallinas
y los huevos
primero.

*

Las aguas vivas flotan,
en un mar de dudas
urticantes.

*

Lo del camaleón no es oportunismo,
es timidez.

*

La buena memoria de los elefantes:
eligen qué olvidar.

*

La angustia oral
del tiburón.

 

*

Un quirquincho escribió su propio réquiem
para charango y orquesta.

*

Ahí se oye al pájaro carpintero enamorado
tallando corazones.

 

*

Desde chiquitos, a los gatos les enseñan
a contar hasta siete.

*

El sabio búho puede, en ciertos momentos,
ver el futuro;
y entonces su cabeza gira 180º.

*

El topo, siempre allí abajo,
en lo oscuro;
con su miedo a caer al cielo.

*

Los osos pandas poseen,
para su supervivencia,
una glándula que genera ternura.

*

El gusanito despertó malhumorado:
ruidos molestos del otro lado de la manzana.

*

Sesgados movimientos,
      los del cangrejo,
   pasos rápidos,
         ojitos saltones,
   buscando siempre
         un nuevo
      punto de vista.

*

Astutamente, el zorro
no preguntó,
(no sea cosa que...)

*

La
jirafa
no
comprende
por
qué
hicieron
el piso
tan
tan
tan
abajo.

*

La esquizofrenia genética
del ornitorrinco.

*

Cientos de miles de libélulas
atraen a la lluvia.

*

La oruga sueña, con melancólica ansia,
que fue mariposa.

*

La excitante diversión de la ameba:
dividirse.

*

Un bicho de luz le hizo un guiño a su pretendida,
y ella se encendió.

*

Las ranas pasaron la noche
tratando de croar
al unísono.

*

En el fondo,
el delfín
es
triste.

*

Era sapo de otro pozo,
se dedicaba a eso.

*

La bondad y el sacrificio de aquella famosa liebre:
llegó segunda.

*

Hay un par de cosas
de las que el camello
no habla.

*

Un flemático pulpo cuida su psicodélico jardín,
mientras mira pasar un submarino amarillo.

*

De vez en cuando, las ballenas recuerdan
su verdadero origen;
entonces, mortalmente, encallan.

*

El jabalí estaba fatalmente enamorado
de la agudeza y el vuelo
de esa grácil jabalina.

*

Permuto perla por conversación.
Una ostra.

*

—¡Quién no fue una babosa rebelde en su juventud!
Un caracol instaladísimo.

*

Esa marmota era lenta y pesada:
cargaba con su nombre.

*

Aquelárricos graznidos en rito iniciático:
cuervos comiendo ojos.

*

Una vizcacha con pretensiones artísticas
alcanzó una gloriosa posteridad
en un frasco de escabeche.

*

Lo esencial es invisible a los ojos,
piensa el zorrino.

*

Millones de moscas no pueden equivocarse.
Recicle.

*

Ese osito polar necesitaba urgente ayuda psicológica:
tenía frío.

*

¡Liberen al lobo!


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