141 | LECTURAS | 10 de noviembre de 2004

Conversación abierta con Antonio Santa Ana
Invitado especial del foro de Imaginaria y EducaRed

Entre el 27 de octubre y el 5 de noviembre de 2004, el editor, narrador y experto en literatura infantil Antonio Santa Ana fue nuestro invitado especial.

El diálogo con los participantes fue muy extenso y giró alrededor de una gran cantidad de temas que resulta difícil sintetizar. Sin embargo, hemos querido reproducir aquí algunos pasajes de esa conversación, que consideramos especialmente destacables por la información o por la mirada que arrojan sobre la lectura y la escritura de libros para chicos.


Presentación

Antonio Santa Ana se presenta así en la “autobiografía autorizada” que le pedimos para este foro:

Nací en Buenos Aires en 1963; estoy separado y tengo dos hijos que viven conmigo un día sí, otro no.

Trabajé en la organización de la Feria del Libro de Buenos Aires durante diez años, luego unos meses en Libros del Quirquincho y, desde fines de 1992, en el Grupo Editorial Norma.

Fui miembro de la comisión directiva de ALIJA (¿quién no?), del comité editorial de la Revista Latinoamericana de Literatura Infantil y Juvenil, y en un par de ocasiones, jurado del Premio Norma-Fundalectura.

Publiqué dos novelas Los ojos del perro siberiano (1998) que ha sido traducida al italiano y Nunca seré un superhéroe (2000) que no ha sido traducida a ningún idioma.

Gracias a la literatura he viajado (dando charlas, dialogando con lectores, etc.) por Colombia, México, Costa Rica, Guatemala, Venezuela, Perú y Chile.

Andrés 1530:

Por acá te conocemos por haber descubierto a esa joya cuyana que es Liliana Bodoc, ¿Habías descubierto otro Santo Grial así en tu vida de editor?

Antonio Santa Ana:

Gracias por la bienvenida. Lo de Liliana es extraordinario por ella, por su calidad, su originalidad y su fuerza. Me parece que hace tiempo no surgía, en Argentina, una escritura tan original. Yo siempre digo que yo no descubrí a Liliana, si no que fue al revés, que ella me encontró. La obra de Liliana sería de cualquier manera original y poderosa. Que yo haya tenido la dicha de editarla es el premio a pasarme años leyendo manuscritos con títulos como "El sapito pito"...

Pero sí he editado varios libros y autores que yo creo que son maravillosos (y sospecho que todos los editores los tienen)

(También creo que pasaré el resto de mi vida siendo el editor de Liliana Bodoc, lo que no es poco)

Starosta:

Ya que el tema Liliana se va a ir incrementando hasta tener su tema propio, me gustaría que nos cuentes de los libros y autores también maravillosos que has editado. Y/o descubierto. Y/o presentido.

Y que nos cuentes si esa intuición para decir "tengo una joya" es tal o no.

Antonio Santa Ana:

De libros maravillosos ¡todos los que he editado! (je, je) Pero si me pedís una lista más corta:

El alma al diablo de Marcelo Birmajer
Toby de Graciela Cabal
Todos los de Ema Wolf (en especial el último Libro de los prodigios, es una joya...)

De autores inéditos: Sergio Aguirre, Los vecinos mueren en las novelas, una novela extraordinaria (hay crítica en el archivo de Imaginaria)

El equipo de los sueños, de Sergio Olguín, que ha causado furor entre los editores europeos ya lo vendimos a España y Alemania, lo tenemos reservado para Francia y hay tres interesados más.

Estoy dejando de lado un montón de libros o autores muy buenos (Roldán, Wapner, Huidobro, González, etc.) sólo para ser breve.

La intuición de "tengo una joya" es cierta.

Natalita:

¿Que cosas son las que más te gustan de ser editor?

¿Sos un gran lector? ¿Qué lectura te emocionaba cuando eras chico?

Antonio Santa Ana:

¿Sabés que nunca me había preguntado qué es lo que más me gusta de ser editor? Digamos que me gustan dos cosas, primero el anonimato, veo libros que yo edité en las librerías o me encuentro en el subte con alguien que lleva uno de "mis libros" y me encanta saber que yo, de alguna manera estoy ahí, que ayudé a que se pudiera producir ese encuentro, pero no figuro en ningún lado y eso me encanta.

La segunda cosa es cuando los autores me permiten participar de la "cocina" del libro, que me cuentan las ideas, o que me mandan borradores para que les dé mi punto de vista ¡Es un masaje fenomenal para el ego!

Entonces entre el anonimato y el masaje del ego queda claro que soy un neurótico.

¿Qué es ser un gran lector? ¿Existen los grandes lectores? ¿Y los pequeños? No importa cuántos libros lea uno, importa el estado en que nos dejan (creo que es una cita de Pennac, que me parece ya no queda bien citarlo) Pero sí leo mucho, uno o dos libros por semana, pero eso no me hace ni "más grande" ni nada, es mi relación con los libros, ni mejor ni peor que otras, la mía.

Cuando era chico ¡la colección Robin Hood!, siempre soñé tener la colección completa pero creo que no llegué a tener ni 10. Si me acuerdo que envidiaba a mi prima que tenía muchos libros del Centro Editor (¿Chiribitil sería?, estamos hablando de principios de los ‘70, que me ayude algún memorioso)

Starosta:

A menudo se escucha en estos ámbitos, que la literatura infantil y juvenil es un “kioskito de las editoriales”, que el mercado es reducido, etc.
¿Qué te lleva, como editor, a trabajar con la literatura infantil juvenil?
¿Pensás que hay campo para desarrollar? ¿O, más bien, se trata de gestionar bien dentro de “lo que hay”?

Antonio Santa Ana:

Yo descubrí a la literatura infantil y juvenil trabajando. Cuando me fui de la Feria del Libro, me ofrecieron trabajo en Libros del Quirquincho y allí empecé a leer infantil, después me llamaron de Norma, para trabajar como promotor (los que van a vender los libros a las escuelas). Tuve la suerte de conocer en Quirquincho a Roberto Sotelo, quien con mano sabia, paciencia infinita y una gran generosidad, orientó mis lecturas y me permitió descubrir cientos de autores (¡Ay de ese catálogo maravilloso de Alfaguara España cuando la editora era Michi Straufeld!) Lo poco que sé de libros infantiles se lo debo a Roberto. Hasta entonces yo trataba de leer, por ejemplo, lo último de narrativa checoslovaca...

Descubrí los infantiles y recuperé un placer enorme. Aún me acuerdo ir riendo a carcajadas en el colectivo 41 leyendo Konrad de Christine Nöstlinger...

El mercado es reducido y en Argentina todavía, lo sabemos todos, no hemos salido de la crisis. Además los precios de impresión se han más que duplicado y el consumidor final no puede absorber ese aumento, así que la situación es, al menos, delicada.

Creo que aún hay mucho por desarrollar y que a los editores, me incluyo, nos falta imaginación para seducir a nuevos lectores y encontrar formas más ¿inteligentes? ¿originales? ¿agresivas? de vender los libros. De aprovechar más activamente la cantidad y variedad de librerías que hay en, por ejemplo, Buenos Aires. En el resto de América Latina hay diferencias, por un lado faltan librerías y por otro la piratería es muy importante.

Empecé a editar en el momento en que Norma decidió impulsar más fuertemente la edición en Argentina. Empezamos con Fernado Fagnani (hoy en Edhasa). Él estaba encargado de adultos y yo quedé en infantiles. Fueron épocas bastante intensas, ya que sabíamos poco de los procesos, pero teníamos muchas ganas.

Las motivaciones son más o menos las mismas. Hacer buenos libros, construir un catálogo coherente del que podamos estar orgullosos, acercar a los que escriben con los que leen.


Literatura infantil argentina y latinoamericana

Nan Piderit:

¿Qué rasgos de la LIJ definirías como propios de Latinoamérica, en general, y cuáles serían los argentinos, en particular?  Dices que hay bastante más producción a niveles locales desde hace unos años, ¿desde cuándo? ¿Coincide esto, por ejemplo, con las políticas culturales y educacionales de cada país después del fin de las dictaduras? También hablaste de organismos promotores de la lectura, sin ir más lejos, Imaginaria, Cuatrogatos, el Banco del Libro en Venezuela, etc.  ¿Qué impacto crees que han tenido en la lectura (en consecuencia en la venta) de LIJ? ¿Qué impresión tienes de la producción (no me gusta el término, pero se usa ¿no?, yo lo llamaría "creacion") de LIJ en los países vecinos? Y, por último, ¿podrías explicar cómo distingues y defines tan claramente el límite entre literatura infantil y juvenil? ¿Cuál te parece que es más libre? Algunas juveniles, por los títulos en general, ¿no se atienen demasiado a los estados sicológicos que atraviesan los chicos en la adolescencia: embarazo no deseado, drogas, anorexia, etc...? ¿El mercado, es decir, los chicos, están pidiendo esa información bajo el formato de novela?

Antonio Santa Ana:

El mercado grande de la región es México. Colombia también es importante, leen mucho en la escuela y bastante bien. Yo me he llevado más de una sorpresa ante el nivel de los lectores y de sus preguntas (Liliana Bodoc volvió enamorada del nivel de los alumnos colombianos...) Y sí, a mi me interesa la parte comercial, soy un fenicio, lo admito.

Hay particularidades, alguien dijo alguna vez que el ABC de la lij de América Latina eran Argentina, Brasil y Cuba. Son los países con más larga historia en creación y los tres son distintos. No leemos todos lo mismo. Te preguntaría ¿cuántos autores latinos conocés? Un puñado. En Argentina se lee argentinos. En México, mexicanos. Hay excepciones, es cierto, pero es lo que los ¿lectores? ¿docentes? ¿mediadores? eligen. Y, antes de que empecemos a pensar en las editoriales, tal vez Marlene recuerde o tenga archivado un catálogo de antes de la devaluación de Torre de Papel, donde ofrecíamos autores de todo el mundo, pero siempre terminábamos vendiendo los mismos argentinos o clásicos (Stevenson, mitología griega, etc.) Insisto, hay excepciones, pero me jugaría que el mercado más cerrado es el argentino. Y las causas son claras y justas, es el país con más desarrollo histórico de la industria editorial, generaciones de lectores leyendo o a autores argentinos o traducciones o adaptaciones hechas aquí. Y también, justo es decirlo, Quiroga, Villafañe, M. E. Walsh tienen la culpa.  

Nan Piderit:

Pensando en la larga tradición literaria de la Argentina, cada vez que abro un libro infantil o juvenil, de aquellos que heredé de mi madre, todos sin excepción (hay una excepción: editorial zig-zag) fueron editados, traducidos y publicados en Argentina, especialmente del año 1945 hacia el pasado.  Al iniciarme en este tema de la LIJ me imbuí en la Biblioteca Nacional y ¡qué decepción! antes del año 45 casi no encontré títulos, muy pocos de los clásicos de la época, particularmente Alcott, de verdad, siendo optimista (no tengo los registros a mano) no creo que hasta esa fecha el archivo contara con más de 50 títulos.  Hasta el año ‘70 hubo un pequeño aumento que, evidentemente se detuvo por cierto período, y desde los ‘90 el archivo es enorme.  Por lo tanto, me metí en los archivos de las bibliotecas argentinas y llegué a la triste conclusión de que si mi intención era hacer un tipo de investigación respecto del tema mejor estuviera allá, lo que tampoco tenía cabida, porque ya estaba hecho.  Lo extraño es que no creo que no hubiera autores ni que no fueran publicados, porque he encontrado algunos ejemplares chilenos en librerías de viejos, pero nadie se ocupó de esta literatura en la Biblioteca Nacional.

Antonio Santa Ana:

Más libre la infantil, toda la vida. Hay muchas novelas para jóvenes que están muy cerca de los libros de autoayuda (esto que quedé entre nosotros dos, tengo mucho miedo por el uso que le dan a Los ojos del perro siberiano, a veces dudo tanto si no habré escrito uno de esos libros que yo odio...) Y sí, los docentes quieren información en forma de novela, los famosos contenidos transversales. Ojo, que muchos docentes lo hacen a regañadientes...

Rasgos propios de la literatura infantil y juvenil argentina, complicada pregunta… En general, hay una fuerte presencia del humor y de lo fantástico (lo fantástico clásico, no magia y esas cosas, por favor alguno de los seguidores de Propp, que ponga una definición por aquí). Es nuestra tradición… Borges, Quiroga. En el resto de los países, estoy generalizando muuuuuuuuucho, ojo, se están terminado o se están "creando" menos esos libros de "apego al terruño", esos libros bucólicos sobre la vida rural, donde algún adulto recuerda su niñez, esos libros donde los veranos son eternos, llueve sólo de noche y los amigos son para siempre.

Es muy difícil (en estos momentos devaluados, casi imposible) traer libros de afuera. Yo siempre he tratado de que en Buenos Aires estuviera toda la oferta de Norma, aun en pequeñas cantidades, pero ya no lo puedo hacer; y planificar impresiones locales para libros de bajas ventas, no sé creo que quebramos a los seis meses...Al ser la circulación "tan escolar", como ya hemos hablado días atrás, te encontrás con objeciones como: ay, dice andén, en lugar de vereda; carro por auto y cosas así. En Argentina, creo que se hace más difícil al haber tanta producción local buena y variada


Literatura infantil e Internet

Nan Piderit:

Ya sé que tocaste el tema algunos párrafos más arriba y Gracie lo vuelve a tocar directamente, el papel que le toca a Internet en la difusión de la LIJ.  Dijiste que no era lo mismo, pues en las librerías uno puede tocarlos, hojearlos, olerlos y, claro, leerlos y que, a diferencia de Internet, los libros parecen no traspasar las fronteras con tanta facilidad, pero ¿no crees que se podría abrir esta nueva posibilidad? ¿O tal vez no baste con la producción local? También hablaste del vocabulario, que al traspasar fronteras se producen diferencias como auto-coche-carro... no sé, creo que por acá estamos acostumbrados a pasarles a los niños libros con palabras "extrañas", pero también es cierto de que muchos están preocupados porque la producción sea local por lo mismo ¿qué piensas tú? ¿Acaso el efecto de la globalización, dada por internet, no producirá paradojalmente la búsqueda de lo local, sin negar el aporte que nos entrega el conocimiento de lo que se está haciendo en otros lugares no tan lejanos? ¿Cuándo se traspasan esas fronteras en tu opinión?

Antonio Santa Ana:

Hasta ahora no he pensado mucho en Internet. Me aterra esa cosa "bulímica" que tiene, tanta información que uno no puede asimilar. Lo que me había parecido es que sí era una alternativa ideal para la Universidad, es decir un profesor elige un corpus de textos y los alumnos llegan al sitio lo consultan y lo bajan previo pago de un arancel.

Tal vez si aparece un sitio dónde se publiquen o viejos textos descatalogados o los autores inéditos (y uno pueda buscar ahí para armar las colecciones) podría funcionar) Me interesa remarcar el tema del pago del arancel, no sé una suerte de "conectividad" que luego se reparta entre los dueños de los derechos de los textos. Algo así como lo que hace SADAIC, tantas pasadas por la radio de un tema, tanta plata ¿no?

Sé que Internet es buena parte de la circulación de textos en el futuro. Lo que no imagino, como siempre con el futuro, es cómo se presentará. 

Me parece que la cuestión de lo local no tiene que ver con Internet sino más bien con el desarrollo editorial en cada país. Internet está bien para que lectores, individuales, tengan acceso a títulos no disponibles en su mercado. Una circulación "masiva" de textos necesita una red de librerías.

No sé si la globalización obtiene como "resistencia" una búsqueda de lo local. Las fronteras se traspasan, en las editoriales, cuando ha habido un fenómeno de ventas que valga, o uno se imagina que vale, la pena replicar. O de la mano de editoriales que miren a la región como tal y no por países.


Derechos de autor:

Eariel:

Como podrás imaginar, además de curiosos, padres y docentes, en este foro hay escritores y aspirantes a escritores. Una de las preocupaciones, que ya alguien puso en otra parte del foro, son los derechos de autor, tanto si uno piensa en publicar sus obras en un libro (¿es seguro enviar  las cosas a las editoriales?, ¿qué pasa si alguien me "roba" una idea?) como si no (¿si lo pongo en un sitio web qué pasa?).

También están esas siglas raras, como ISBN y cosas así... ¿nos podrías explicar un poco todo esto? ¡Gracias!

Antonio Santa Ana:

El tema debería ser propiedad intelectual, no derechos de autor. Ante las dudas o temores de que "te roben una idea" conviene registrarlo antes en el registro de propiedad intelectual, es un trámite sencillo.

El ISBN es el International Standard Book Number, algo así como el documento de identidad del libro. Y tiene cierta información, si mirás tu ejemplar de Los días del Fuego verás que el ISBN empieza con 987, que es uno de los dos números que se usan para Argentina, el otro es 950 (no sé por qué hay dos números) el que le sigue es 545 que es Norma Argentina, y los otros son los números propios del libro. No hay dos números de ISBN iguales, cada libro tiene el propio.

Margarita Daz:

Es verdad que el nombre técnico es propiedad intelectual, sin embargo sin ir más lejos tengo delante de mis propios ojos un formulario de la Dirección Nacional del Derecho de Autor (sic), con Nº de expediente y dice “solicitud de inscripción de obra publicada”, que nos remitió una editorial de acá de Rosario de la Cámara Argentina del Libro, porque se concluyó la tramitación de la propiedad intelectual de un libro que publicamos hace unos añitos. Nos decían sin embargo que el trámite de registro de la propiedad intelectual no es obligatorio y sí el ISBN, ¿es así? Siempre hemos hecho el trámite (bah lo hizo la editora, para proteger a los autores), por los plagios, porque que los hay los hay.....

Antonio Santa Ana:

Sí, tenés razón, pero yo pensé que íbamos a hablar de regalías (brrr, tema álgido, si los hay) El registro es obligatorio (no soy un experto en la materia pero trataré de explicarlo) Si al firmar un contrato el libro no está registrado, la editorial (que es agente recaudador ante ¿la DGI?) debe hacer retenciones del 30%, ya que si no está registrado se "interpreta" que es un trabajo por encargo, que sí lleva retenciones. Los derechos de autor no llevan, siempre y cuando no se supere la suma de 10.000 pesos en un año y en una misma editorial. Después de esa cifra hay un escalonado de retenciones, por sobre todo lo que supere los diez mil. ¿Habré sido claro? 

Margarita Daz:

Es un lío bárbaro esto que explicás. Recuerdo un contrato que firmamos por unos tomos de historia de Rosario, para hacer unos capítulos y unos artículos, que teníamos que renunciar a cobrar derechos de autor. Nos pagaron el trabajo, tuvimos que facturarlo y ya está, eso sería por encargo, ¿no?

Tendré en cuenta lo que decís de las retenciones, etc. Te digo que editamos hace poco un material de unas jornadas que organizamos en el 2002 y, como había muchos autores en el libro y sobre todo como forma de proteger a los autores de los plagios, nos ocupamos especialmente de esta cuestión. Recuerdo hace varios años atrás un operativo muy impresionante en librerías de retiro de materiales que se habían editado hacía poco porque el autor que era de otro lado había visto su trabajo íntegramente reproducido, los plagiadores terminaron exonerados de su trabajo y el coordinador del volumen con un lío total.

Antonio Santa Ana:

Lo de las retenciones es un lío enorme, sobre todo porque algunas editoriales no las hacen, entonces no todos los autores están acostumbrados. Lo que explicás de la historia de Rosario es un típico caso de un trabajo por encargo

Sofia:

Consulta, cuando leés un buen libro infantil o juvenil y decidís su publicación, ¿cuánto se paga de derechos de autor, en porcentajes? ¿Se suelen adelantar pagos o es sólo por la venta de libros? Contame un poco.

Antonio Santa Ana:

El porcentaje es el 10% del precio de venta al público. Siempre damos un anticipo, el monto varía según el autor. Yo creo que los anticipos deben recuperarse con la venta del primer semestre (las regalías se pagan cada seis meses) de otra forma, generás expectativas de venta muy altas. 

donsese:

Buenas noches. Amo escribir, amo manejar a las palabras, a mis verbos, pero también me encanta el dinero. Soy un chico de 16 años y estoy en una gran duda que solo puede responder alguien que sabe, ¿Es posible vivir bien escribiendo, es posible tener dinero escribiendo? ¿Cuánto puede cobrar un escritor que no es conocido en su primer libro? (sé que es un 10 % por cada venta) pero, en promedio total ¿Cuánto puedo cobrar en un año de ventas?

Antonio Santa Ana:

Santiago, si te interesa el dinero procurá tener una forma de sobrevivencia que no tenga que ver con la literatura, son sólo un puñado los autores que pueden vivir de la literatura, y menos con un primer libro... Seguí escribiendo por placer y buscá el dinero en otro lado. El dinero y la literatura tienden a no llevarse bien.


Los ojos del perro siberiano

Eariel:

Gracias a recomendaciones en este mismo foro, provenientes de personas de distintos gustos, géneros y edades, leí tu libro. Me pareció muy especial.

¿Cómo se te ocurrió escribir acerca de este tema, tan difícil? ¿Encontraste dificultades para lograr editarlo?

Antonio Santa Ana:

El libro se me ocurrió cuando le pregunté a una persona, que estaba infectada, cómo se había contagiado. En ese mismo momento, antes que me conteste le pedí disculpas, me sentí fatal, no sé, un discriminador, un morboso, un pelotudo. En fin, estuve tres noches sin poder dormir de lo horrible que me sentía. Esto fue en 1992, un tiempo después empecé a pensar que sería una buena línea de diálogo que un personaje le pregunte a otro, y el otro responda algo así como: típico de vos hacer esa pregunta tan imbécil. Después empecé a pensar quiénes serían esos personajes, y bueno así siguió la historia.

No tuve problemas para publicarla,  se la llevé primero a nuestra común amiga Graciela Pérez Aguilar que la leyó en un día.

Bueno, después la historia siguió por otro curso, pero es otra historia...

Margarita Daz:

Lástima que no ingrese al foro Nicolás, que fue quién nos recomendó fervorosamente tu novela, y parece que se ocupó también de difundirla entre sus amigos (se la hizo leer a treinta de ellos, eso dice si mirás en otras secciones) ¿Querés contarnos el resto de la historia...lo de la cocina del libro?

Antonio Santa Ana:

La cocina...Investigué en un par de libros que me sirvieron para darme cuenta de que no me interesaba profundizar en el tema de la enfermedad. Yo quería hablar de la intolerancia, de que los padres no siempre son "buenos", ni hacen lo correcto.

Estuve cinco años trabajando la novela, esto no significa que escribiera todos los días. Tres meses todos los días, cinco sin saber para que lado agarrar.

Amara:

Desde mi experiencia como profe diría que los adolescentes se muestran interesados en temas urticantes casi todo el tiempo, pero a veces no saben cómo simbolizarlos y no pasan del chiste, pero si se les cambia el código y se intercambia info en un tono "normal" se sienten más en confianza para mostrar sus dudas. Dudas que no siempre podemos resolver los adultos, pero el tema pasa de nebulosa amenazante a palabras más concretas.

Por eso está bueno que haya novelas como la tuya que les muestren un tema que los preocupa, más de cerca. No debe haber sido fácil, ya veo que le hiciste mucha crítica y autocrítica.  

Creo que con los más chiquitos pasa lo mismo. Ya que lo mencionaste a Luis Pescetti, el otro día leí con mis sobris Un cuento de amor y amistad. Les causó mucha gracia y les sorprendió un poco. Después (para reforzar el concepto) pasamos a ponerle rima a los nombres de toda la familia (p.e. Juan, el que hace caca como flan) para asombro de los padres que no sabían si retarme o qué...

A propósito mencionaste una autora (¿Nöstingler?) que usa el humor en sus libros. ¿Para qué edad son? ¿Es europea?...por lo que contás parece que es una de tus preferidas. Y de por acá ¿hay alguien más que una el humor con los temas "densos"?

Antonio Santa Ana:

Está bueno que haya opciones, me aterran un poco las modas (ahora se lee terror, ahora realismo, ahora ¡niños magos!) Y además, con uniforme desconfío hasta de los carteros... Esteban Valentino dijo en algún lado (ay, mi memoria...) que en una universidad inglesa (creo) habían llegado a la conclusión que sólo había ¿21? ¿19? historias, que todo lo demás eran variaciones. Yo no sé qué puede funcionar con tus alumnos, tal  vez Bodoc, tal vez Kafka, tal vez Birmajer, ojalá Santa Ana (un poco de autobombo, señores...) El problema que yo tengo con el realismo (lo digo como escritor de novelas realistas) es que es un género moral y me da miedo bajar línea...

La Nöstlinger es austríaca, ganó el premio Andersen en el ‘80 o el ‘82.

Naruen:

Bueno... yo lo leí el año pasado, para lengua en el colegio. Nunca me gustaron los libros que la profesora nos daba, o muy pocos me gustaban, pero este libro fue todo un caso. ¡Lo empecé a leer y no podía soltarlo! Me emocioné muchísimo con él. Además me encanta como escribís. Cuando terminó el año le agradecí a la profe (la única que lo hizo) por habernos hecho leer Los ojos del perro siberiano, que ahora esta entre mis libros preferidos.

La verdad, gracias a vos por haber hecho una de las más lindas historias que leí en mi vida, a pesar de que sea tan triste...

Antonio Santa Ana:

Naruen, gracias, realmente es muy importante para mí lo que decís. Te mando un abrazo


Nunca seré un superhéroe

Liliana Bodoc:

Querido Antonio, abro este tema sólo para recomendar entusiastamente la lectura de tu segunda novela "Nunca seré un superhéroe" ¡Me adelanto a responder que no estoy en la búsqueda de ningún beneficio editorial! Te lo dije en su momento... Disfruté esa lectura; me reí mucho. Chaplin decía que la risa se provocaba en el espectador (lector, en este caso) cuando el acontecer era trágico para el protagonista. "Si mis personajes se rieran, decía, dejarían de provocar risa". Eso es lo que vos conseguís. Entre otras muchas cosas, claro. Un abrazo, Liliana

Antonio Santa Ana:

Ahh...bueno. ¡Es el momento de clausurar el foro! En el momento en que la Bodoc me elogia a mí como escritor, no me queda mucho más que decir. Gracias, Liliana

Natalita:

Todavía no leí este libro, pero vi la reseña. ¿Por qué lo escribiste? Digo, ¿cómo nació la idea?

¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Se te ocurre una idea y después la desarrollás? ¿Vas armando por partecitas y unís todo?

¿Y qué condiciones son necesarias para que puedas escribir? (Aparte de estar inspirado.)

Antonio Santa Ana:

La idea nació de que tenía ganas de escribir una parodia, algo con humor. Una novela juvenil usando la primera persona, como casi todas, pero sin que haya una identificación con el narrador. Fui buscando personajes, tengo una carpeta en la compu que se llama “ideas” donde escribo argumentos en dos o tres líneas y otra que se llama “personajes” donde escribo cosas como: “Rodrigo sueña con dragones verdes”.

Estaba dando vueltas y vueltas sobre qué escribir hasta que pude unir los personajes y la historia. Hay un personaje, Castaño, que sale de una idea que tenía de escribir una novela llamada: El chico que miraba Casablanca.

¿Qué necesito para escribir? Una computadora. Ni silencio, ni ninguna situación especial (de hecho no puedo escribir en silencio, necesito música) Además cada libro tiene su música, ciertos discos. Lo que estoy empezando a escribir en estos días viene con música americana: Tom Waits, Lou Reed, Leonard Cohen y Joni Mitchel (los dos últimos son canadienses) Y no creo en la inspiración, si estoy sentado en la hamaca tomando mate no se me ocurren ideas, si me siento en la compu o con mi libreta, sí. Para que quede más claro, si me siento a trabajar es más probable que suceda algo que si no me siento.

Andrés 1530:

Una teoría dice que con la lapicera (o el teclado) en la mano se activan toda otra  familia de neuronas, que están dormidas cuando elucubrás con las manos vacías. (teoría aún indemostrada científicamente, pero probable en un 99%)

Antonio Santa Ana:

Adhiero a esa teoría Andrés. Y no me gusta usar la palabra "inspiración" ya que parece que los artistas fueran "iluminados". Como tampoco adhiero a los escritores que manifiestan sufrir al escribir un texto ¿sufrir? ¡Vamos! Con tanto sufrimiento real y palpable e inevitable que hay en el mundo, que una persona manifieste que sufrió porque tomó, ella solita, la decisión de sentarse a escribir, me parece poco menos que una falta de respeto, una excusa para rodearse de un aura maldita, hummm.....


Escuela versus librería

Agata:

Mi pregunta es: suele decirse (digo, algunos editores) que la literatura infantil hoy no se vende casi nada por su presencia en las librerías sino por la promoción en escuelas. Es decir que los chicos no hojean ni revisan sino que sólo compran lo que manda la maestra. ¿Coincidís con esto?

Antonio Santa Ana:

Nunca es tarde cuando la dicha es buena (¿era así?) Vamos por partes como diría Jack, el destripador (estuve todo el foro aguantándome las ganas para hacer ese chiste malo). Los chicos no suelen disponer de su dinero, ni poseen (en líneas generales) libertad para comprar. He trabajado en librerías, aunque no lo puse en mi biografía y me ha tocado estar media hora explicándole textos a un padre, para darme cuenta luego de que el joven lector estaba parado en la otra punta y terminar vendiendo el libro que al padre le parecía sin siquiera preguntarle al destinatario del libro qué le interesaba.

La escuela da masividad, si convencés a 30 maestras vendés 1.000 ejemplares, la ecuación es sencilla. En la editorial tenemos libros que venden 500 ejemplares por mes de marzo a noviembre y en las vacaciones vendés 12 ó 20. El mercado es la escuela. En los primeros días del foro hay varias preguntas bastante interesantes de Starosta sobre el tema, me temo que mis respuestas no estuvieron a la altura (me agarró un ataque de modestia) Agata, si no he sido claro no dudes en repreguntar.

Agata:

Ya que trabajaste en librerías, sigo preguntando. ¿Por qué algunas colecciones están tanto mejor expuestas que otras? ¿Por qué resulta difícil encontrar determinados libros aunque sean de aparición reciente? ¿Las librerías aceptan todo lo nuevo o eligen? ¿Rechazan títulos por algún motivo?

Tengo entendido que algunas librerías (las grandes cadenas, sobre todo) tienen condiciones durísimas (en cuanto a la consignación, el pago, etc.), ¿es así?

Antonio Santa Ana:

Colecciones mejor expuestas: Varios motivos; gusto personal del librero, mejor porcentaje de descuento de la editorial, grandes cantidades de ejemplares, por ahí puede andar.

Libros recientes que no se encuentran, mala distribución de la editorial

Las librerías aceptan todo, si no lo venden lo devuelven. Me explayo, sale el libro X, va a las librerías, lo tienen ¿6 meses? no venden ninguno, te lo devuelven y no lo vuelven a pedir.

Las grandes cadenas, no es tan así. Probablemente tenga unos puntos más de descuento que la librería de  a la vuelta, ¡pero venden 100 veces más que la librería de la vuelta! Y son muy ordenados para declarar las ventas y para pagar.

Starosta:

Basándose en lo que decís antes, ¿cómo trabajan con las librerías?
Hay promoción para libreros, para cadenas, ¿o con unos puntitos de descuento más se consigue vitrina?
Aunque por lo que hablamos sobre la escuela, tal vez ni es interesante ese punto de venta, aunque los libros tengan que estar.

Antonio Santa Ana:

Nosotros no pagamos extra por exhibición, hay quienes sí.

Yo tengo identificados algunos libreros a los que les interesan los libros infantiles y los llamo, de vez en vez, les llevo las novedades. A veces se hacen charlas para presentarles los libros. Esas cosas.

Los libros tiene que estar en las librerías y las escuelas deben acostumbrarse a comprar en ellas. No puede ser que por dos pesos de descuento nos salteemos al canal. (Y no hablamos de escuelas como las de Amara) Además, los alumnos yendo a comprar un x título ayudan como recordatorio al librero. Así que yo trato por todos los medios de que las ventas sucedan allí. 

Agata:

Gracias por las respuestas previas.

¿Podrías decir cuáles librerías tienen más interés o especialización en la literatura infantil/juvenil? En otros países hay incluso librerías exclusivas para chicos, pero aquí muchas tienen apenas un sector raquítico.

Antonio Santa Ana:

Agata: Sólo de Buenos Aires ¿si? Acá no hay librerías especializadas. (En Córdoba está la Infanto-Juvenil de Nelda Abed) Las que yo conozco, que no significa que sean todas (no quiero ningún librero indignado...)

Noemí, en libreria Santa Fe, de Santa Fe 2376. En librería Santa Fe del Alto Palermo hay dos chicas en el sector infantil que saben y leen mucho (no recuerdo sus nombres); Alejandro y Hugo de Cassasa y Lorenzo en el Devoto Shopping; Matías Di Maggio en Librería Hernández de la calle Corrientes ( Matías, al igual que Noemí son libreros de los de antes... saben de todo, leyeron todo y tienen una memoria prodigiosa); Clara de la Boutique del Libro en el Unicenter; Sandra Fridman de El enebro de San Fernando. En Yenny y El Ateneo, hay varios, pero siempre me los cambian de sucursal...

Como lista para empezar me parece bien ¿no? Ahora, no es que allí vayas a encontrar libros que en otras no están, te vas a encontrar con gente que ha leído...

Starosta:

Los libros deben venderse en las librerías, me parece una declaración de principios.

Pero, me pregunto, ¿las librerías forman parte de "una estrategia de ventas"?
(Digo de cualquier editorial, no voy a cargar todo en Norma, que ya me cae simpática y la tengo anotada para publicar mis memorias)

Y si fuera así, el argumento del mercado docente, dejaría de ser tal, ¿no?

Por cierto que se puede convivir con ambos.

Pero uno, la escuela, parece obvio.

El otro, un mundo por explorar.

Adhiero a lo que dice o pregunta Agata, sabiendo la respuesta como arquitecto:
de acuerdo al programa (diseñado por algún mark-etineer (sr, jr, o tal según tarjeta) se otorga un 3% de la superficie del local a la LIJ.

Y aquí va el programa: queremos un patio de juegos, un espacio para novedades, un exhibidor de destacados (por si Betaguarra nos paga ese plus, jeje), un salón fumador para padres-que-dudan-que-comprarles-a-sus-hijos, una sala de conciliación, con comodidades para uno o más profesionales y hasta ocho asistentes, expertos en el manejo de la elección de títulos apropiados, etc., etc.

Antonio Santa Ana:

Starosta, creo que no he sido claro. Van los promotores a hacer la promoción para generar la demanda pero la venta se debe focalizar en las librerías.

Además en los últimos tiempos, con tanta mega-librería inaugurándose, los metros cuadrados de los sectores infantiles son cada vez mayores.

Starosta:

Antonio: sos muy claro. Lo entendí así como lo contás.

En realidad el "versus" nos habla de términos complementarios: un lugar donde se genera demanda y otro donde se produce la venta.

Creo que habría que reconocer en las librerías (quizás con otro concepto) la capacidad potencial de generar demanda también.

Antonio Santa Ana:

Sí, y no sólo se debe crecer en el potencial de generar demanda, si no también en servicio. Si uno puede pedir por teléfono 4 empanadas, también debería poder pedir libros, sin esperar que lleguen calientes y en 15 minutos ¿me explico?


Sugerencias para lectores principiantes

Mequetrefe:

Me gustaría saber cómo mejorar mi modo de escribir. En parte sé que es leyendo como se cultiva mejor un escritor, pero me refiero a ciertas cosas como "enriquecer" determinados textos con ilustraciones que generalmente suelo obviar.

He leído libros en donde la abundancia de ilustraciones me terminaron aburriendo, y creo que al resto de los lectores le puede pasar lo mismo, aunque no es mi objetivo "agradar por agradar" al lector, olvidando lo que soy y lo que intento decir. Quiero mantenerme fiel a mis modos e ideas, pero agregarle algo de brillo a mis escritos.

En ocasiones termino lindos argumentos en seco, y no se me ocurre de qué modo darles un poco más de ambiente sin caer en el palabrerío.

Un texto de ejemplo: "El cabezón que lo veía desde el balcón, no dudó un instante... Apretó el gatillo y entró rápidamente para ver desde la ventana cómo caía su víctima". (Es un texto cualquiera que se me acaba de ocurrir). Se me ocurre que es bastante gráfico, pero eso es según mi perspectiva. El hecho es que siempre escribo así. Como si el resto estuviera dentro de mi cabeza y no necesitase de detalles para comprender a qué ventana me estoy refiriendo, etc. etc. etc.

¿Alguien me puede dar una mano? (preferentemente la derecha, gracias)

Antonio Santa Ana:

Los talleres literarios puedan ayudar. Olvidate de pensar "enriquecer" tus textos con ilustraciones, preocupate por los textos y recién cuando estés satisfecho pensá en las ilustraciones.

Mequetrefe:

Te agradezco la respuesta, pero... Acerca de los textos... ¿cuándo tengo que empezar a preocuparme?

Creo que las cosas que he escrito tienen sentido. Pero no sé darme a conocer...

Siento muchísimo temor de entrar en un grupo literario y que me afanen las ideas de mis textos. Tengo en mente una novela, diálogos teatrales, cuentos cortos, etc. No quiero entrar en poesía, (aunque me gustaría) pero tendría que molestarme un poco por el tema de la métrica, (la asimetría en poesía no me cierra... soy muy matemático, en tal caso creo que me inclinaría por los sonetos).

Antonio Santa Ana:

Lo de la preocupación; vos en tu primer mensaje decías que querías enriquecer los textos con ilustraciones. Lo que yo creo es que el texto debe valer por sí mismo. Con ilustraciones o sin ellas. Cuando creas que no lo podés mejorar más (o cuándo estés harto de darle vueltas y no sepás qué más hacer) el texto debe estar listo.

En Imaginaria, en el foro, hay una sección que se llama Taller de cuento y poesía, yo nunca he entrado, pero tal vez puedas echar una mirada y preguntarles a los demás foristas.

Para darte a conocer, probá con los concursos. Yo he encontrado muy buenos autores en el Norma-Fundalectura, también está el de El Barco de Vapor, hay varios.


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