141 | RESEÑAS DE LIBROS | 10 de noviembre de 2004

Circo

Portada del libroFernándo González
Ilustraciones del autor.
Buenos Aires, Ediciones del Eclipse, 2004. Colección Libros-álbum del Eclipse.

Circo, de Fernando González tuvo su primera edición —de autor— hace cuatro años en Montevideo (1), y es reeditado en esta oportunidad por Ediciones del Eclipse en su colección Libros-álbum del Eclipse (2); reedición que da cuenta de una política editorial distinta, con los riesgos y libertades que, hasta hace poco sólo parecían posibles en la edición de autor.

Lo que sin duda resulta una marca distintiva de Circo es el ingenio con que su autor ha sabido convertir las limitaciones de una edición económica en posibilidades para la creación. Cada uno de los pliegos ha sido impreso en una sola tinta: amarillo, verde, azul, rojo y negro, los que al irse alternando provocan "la ilusión de objeto multicolor" (3). Ingenio, pero también osadía del autor (y de los editores) en una originalísima apuesta de diseño gráfico. Así por ejemplo cuatro páginas se suceden tan sólo ocupadas por una estrella blanca, onomatopeyas y un brevísimo texto, con el objeto de crearnos la ilusión del vuelo del hombre bala a través de las sucesivas páginas. Recurso que hace de la hoja de papel el espacio para el tránsito del personaje, integrando de este modo el soporte material del libro a la historia; y que por otra parte viene a salvar el calado de las páginas (posiblemente más oneroso), creando igual efecto con una mayor participación imaginativa del lector.

Dibujo del libroJunto a las páginas de color casi vacías de ilustración y texto (las hay vacías por completo también), los dibujos lineales en tinta a mano alzada presentan profusión de detalles: el cañón del hombre bala, una especie híbrida de cañón e insecto, con un ojo humano y flechas que señalan cada una de sus partes; la pantera roja de enorme cabeza y minúsculo cuerpecito; el elefante construido por ladrillos y colmillos torneados... Ilustraciones próximas a una estética surrealista o al delirio de la imaginación infantil.

Lo hiperbólico, una característica propia del ingenio de los niños, es parte constitutiva de este libro. Un domador cuya silla para domar las fieras tiene patas tan pero tan largas que se extienden de una página impar a la par siguiente, lo que brinda un efecto de amplitud mucho mayor que si se tratara de una doble página. El domador está parado sobre un alto taburete cuyo inicio no conocemos ya que está fuera del libro, lo que nos permite imaginar un taburete infinitamente alto o quizás simétrico al sombrero impresionante que el personaje lleva en su cabeza. Tampoco conocemos el inicio de los zancos del payaso temeroso de las personas, quien, según dice el texto, los usó tan altos que "casi tocó la luna".

Dibujo del libroLa hipérbole también está presente en los textos. En "Lo que no puede faltar en la mochila de un domador" comienzan a nombrarse animales en un vértigo de enumeración exagerada, al que se suman jirafas negras, panteras rojas y cebras voladoras, para finalizar en lo pequeño y efímero: "Una mariposa de colores brillantes", con la aclaración entre paréntesis que da cuenta de su utilidad: "(para que las fieras se mareen)".

Es imposible clasificar genéricamente a Circo, al menos que como sus editores lo consideremos un libro-álbum, es decir un libro que construye su sentido a través del diálogo entre todos sus elementos: texto, ilustraciones, diseño, edición... Entre sus textos hallamos poesías, onomatopeyas, notas al pie, epígrafes, títulos, anotaciones aclaratorias, mini narraciones y una página 13 "cartel" que por otra parte no está destinado, como es de prever a presentar "El Show del Mago Verde". En las páginas centrales del libro completamente verdes, el texto increpa al lector: "¿Viste al Mago Verde? Si no lo viste, seguí mirando". Invitación al juego que se repite en la presentación de "El Malabarista", representado por círculos que atraviesan en un cuarto de circunferencia la página. Si el mago verde de tan verde resulta invisible en una página de ese mismo color; su primo, el malabarista sólo requiere de la metonimia de su juego de malabares para hacerse presente.

Incluso la tipografía, integrada a la ilustración, es portadora de significado, como en las anotaciones "manuscritas" que acompañan con flechas los dibujos, las onomatopeyas de gran tamaño, la disminución del cuerpo de letra en el cartel del Mago Verde, la letra cursiva en "La Domadora de Elefantes"...

En "Silla para domar", nos encontramos con una nota al pie, en la cual se nos advierte que esta página debió estar ocupada por otro poema. "Ese poema se coló en otro libro, por eso decidimos incluir este otro en su lugar". Otra vez el lector es invitado a jugar, a la vez que el texto hace referencia a su propia construcción. (4)

"Era un circo extraño con extraños personajes. Era un circo extraño como todos los circos."

Así comienza este libro al que también podríamos calificar de "extraño". El mundo creado por Circo es un mundo exagerado y delirante, desobediente de los límites que imponen las convenciones y la lógica habitual. En Circo todo es posible, desde que un personaje vuele materialmente a través de sus páginas, que un cañón nos mire con su ojo humano, o que los domadores lleven mariposas de colores brillantes en sus mochilas para marear a las fieras.

Marcela Carranza


Notas

(1) González, Fernando. Circo. Montevideo, edición del autor, 2000.

(2) Otros títulos de la colección: La línea, de Beatriz Doumerc y Ayax Barnes; Cosas y cositas, de Nora Hilb; Un rey de quién sabe dónde de Ariel Abadi; ¿Quién está detrás de esa casa?, de Graciela Repún y Mónica Weiss; El ratón más famoso, de Istvansch; La hormiga que canta, de Laura Devetach y Juan Lima; Los piojemas del piojo Peddy, de David Wapner y Roberto Cubillas; Piñatas de Isol; Mamá del Cosmos, de Sergio Kern; ¡Poc! ¡Poc! ¡Poc!, de Gustavo Roldán (h).

(3) Texto extraído de la contratapa del libro.

(4) "...existen libros de literatura infantil que se proponen poner en evidencia la construcción de la ficción, tratando al texto como un artefacto construido mediante una serie de convenciones compartidas con sus lectores. Se trata de los textos que la crítica llama metaficcionales." Bajour, Cecilia y Carranza, Marcela, "El libro álbum en Argentina". En Imaginaria N° 107; Buenos Aires, 23 de julio de 2003.


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Actualmente se desempeña como docente de literatura infantil en la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.


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