88 | LECTURAS | 23 de octubre de 2002

La mirada del mediador: una construcción desde la diversidad

por Mariano Medina

"Aventura lunar", fotografía de Alfonso Infantes Delgado

Texto de la ponencia presentada por el autor en la mesa redonda "Libros diversos, diversas lecturas" (La frontera entre lo que se escribe desde la idea de diversidad y aquello que se publica dentro de las colecciones editoriales. La elección del lector infantil condicionada por los mediadores (docentes, padres, bibliotecarios, libreros, especialistas). ¿Existe la diversidad cultural en la escritura y en la lectura?", realizada dentro del marco de las Jornadas para Docentes y Bibliotecarios "Libros infantiles y juveniles. Libros diversos, múltiples lecturas" de la 13ª Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires, julio de 2002). (Ver abajo los créditos de las fotografías.)

Nota del autor: La presente ponencia forma parte del trabajo "Aproximación a la animación a la escritura", realizado en el marco del Programa "Por el derecho a leer" de CEDILIJ.

He preferido, para compartir esta mesa, desprenderme un poco del objeto libro, y abordar la temática de la diversidad desde otra región.

Quiero leer los ojos de los niños, y quiero encontrar los ojos de su escritura.

Pero eso no será aquí, indudablemente. Aquí sólo puedo trasmitir ese deseo, para aportar a la construcción de una mirada que nos lo permita.

La mirada es lenguaje. Y para con los niños, el desarrollo de la escritura tendría que estar ligado delicadamente a la expansión de la mirada personal.

Mucho se ha dicho ya sobre los talleres de escritura y su importancia. No somos los primeros en promover su incorporación en las escuelas y las bibliotecas, ni en señalar los cuidados a tener para no desvirtuar sus objetivos. Entre esos cuidados, el hecho de que cualquier contenido puede ser encarado a través de sus consignas, pero no por su importancia curricular, sino por lo que aporta a la libertad de expresión y al crecimiento intelectual del niño. ¿Aún se acuerdan de Rodari?: "El uso total de la palabra para todos". "No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo".

En libertad y con motivación, la escritura personal es una de las más legítimas y eficaces herramientas de autoafirmación.

Al usar el término "personal", ya estoy abordando la diversidad.

Y la otra cara de esta cuestión, que nos involucra en calidad de mediadores, es aceptar que tenemos responsabilidad no sólo al promocionar la lectura, la escritura y seleccionar libros, sino también al construir nuestra mirada lectora sobre las producciones escritas. Esa mirada es nuestro lenguaje mediador. Parte de la diversidad, y fuente irradiante de valores, de ideología.

Para despojarnos del vicio de tomar la Lengua como si fuera un objeto arqueológico, tal vez sea necesario recordar que

decodificar no es leer,

codificar no es escribir.

Lectura y escritura se comprenden como tales sólo cuando son actos cargados de significación para quien los ejecuta. Podremos codificar, transcribir algo inteligible; pero la escritura como capacidad requiere de la transmisión de un significado propio.

Parecería obvio que este "segundo nivel" implica el manejo del primero: poder decodificar, haber aprendido el código.

Pero la verdad es que no hace falta conocer la gran riqueza del código.

Siendo descarnadamente sinceros: ni siquiera hay que conocer ampliamente sus reglas.

"Utopía", fotografía de Emilio Sánchez MartínAl leer, sólo retenemos lo que entendemos, o reinterpretamos; poco cuenta lo que quiso decir el escritor. Todos podríamos verificar esto con alguna experiencia personal. Yo tengo mi recuerdo de ejemplo: Siempre me gustó cantar, incluso las canciones patrias. Especialmente "En su pecho la niñezdeamoruntemplo" y "gloriailor". ¡Pero no tenía la menor idea de qué significa todo eso! No entendía, pero me seducía la tensión entre las letras. Debo haber hecho mis leves interpretaciones, sin mayor preocupación, y es posible que hayan sido pobres si las miramos desde la comprensión textual y el conocimiento histórico. Pero mi interpretación sensible, me bastó para ese momento. (Más adelante elaboraría mis discrepancias con Sarmiento, pero la canción dejó huellas mucho más profundas que las de su mensaje).

Otra vez encontré a un amigo transcribiendo "María va" de Tarragó Ros. Había puesto "temor bombero, palmar, estero, María va..." en vez de Pombero, que es el duende de la siesta guaraní. Relacionaba esta parte de la poesía con el calor litoraleño, el fuego del sol. Podríamos afirmar que esa interpretación mutilaba lo más rico del texto: una regionalidad cargada de misticismo. Pero para sí, y para mi amigo, la letra cumplía su cometido, estaba cargada de una significación particular.

Poco tiene que importarme entonces, lo horrorizado que pueda sentirse el autor.

La lengua se las arregla para moverse, crecer, transformarse, a medida que sus protagonistas tienen una nueva necesidad de comunicación o comprensión que satisfacer.

La escritura es una forma de hablar. Y hablar es una forma de pensar y pensarse, estructurar el mundo para poder asirlo, para darnos la posibilidad de comprenderlo y comprendernos dentro de él. Podemos decir que hay una sociedad y un mundo humano palpables (para ponerlo en bruto: casas, ropa, libros, tornillos) porque el lenguaje permitió inventarlos: construyó nuestro medio. Por eso Marshall Mc Luhan afirmaba, ya en los ‘60, que la naturaleza del hombre era el lenguaje.

Cuando los docentes proponemos como recurso de escritura las composiciones escolares tradicionales, nos encontramos con una situación similar a la de los ejemplos dados, pero a la inversa: estas "redacciones" no carecen de sentido, pero sí de significación para los niños que las escriben.

He aquí donde podemos relacionar a la escritura (una unión de sensibilidad, lectura, pensamiento y memoria) con aquella sentencia del "Cuchi" Leguizamón, que además de músico era abogado y docente: la escuela, si no sirve para crear filósofos, no sirve para nada.

Es la sensibilidad de nuestra mirada de mediadores, la que permite descubrir el sentido profundo, existencial, de ciertas vueltas de la razón de los niños que se exteriorizan en belleza y verdad, o sea: en filosofía y en arte. La escritura es su vehículo por excelencia. Por ello, y porque nuestra misión perpetua es estar atentos a lo más auténtico de los niños, es que debemos plantearnos su trabajo de escritura enmarcándolo en la diversidad cultural.

¿Y cómo entender la diversidad cultural?

Tal vez haya que partir del concepto de biodiversidad que sostienen los biólogos: Es la variedad, cantidad y variabilidad de seres vivos y de sistemas ecológicos (ecosistemas) que integran un área determinada.

La riqueza cultural y material de un país esta sostenida por esta riqueza biológica.

A partir de la biodiversidad existimos, respiramos, nos vestimos, intercambiamos, pensamos...

"Ventana sin tiempos", fotografía de Evaristo García M.Cansados de un largo día, ¿no viaja levemente nuestra memoria familiar, por el gusto de la yerba mate? ¿Y no cambian nuestros gestos y nuestro ánimo cuando nos envuelve la luz de las tipas florecidas de La Cañada? Nada de esto es poesía: es nuestro diálogo con la biodiversidad, de la que participamos y que se relaciona con el misterio mismo de la vida. La biodiversidad tiene en sí misma el eco del Universo, y por ello es fuente de deleite, belleza y conocimiento.

Todas las especies y los ambientes de la Tierra forman parte de nuestros sistemas sustentadores de vida. La amplia gama de procesos con los que las culturas humanas utilizan ecosistemas, especies y variedades genéticas para satisfacer sus necesidades siempre cambiantes de alimento, abrigo, medicinas, materias primas, etc., conforman a su vez sistemas sustentadores de sentido existencial y estructuran nuestras relaciones humanas.

Estos sistemas, esta diversidad de respuestas y la tensión creada entre los hombres a partir de ellas, es lo que produce el movimiento cultural, definiendo idiosincrasias e identidades. Gracias a ellas, a esa vastísima DIVERSIDAD CULTURAL, disfrutamos, inventamos, conocemos, deseamos...

Por ello debemos comprender a las diferencias (étnicas, raciales, regionales) no como provocadoras de conflictos, sino por el contrario, de valioso re-conocimiento. Bien vale un fragmento de lo que cuenta el Viejo Antonio sobre los primeros dioses mayas: "Se callaron todos y cada uno habló de su diferencia y cada otro de los dioses que escuchaba se dio cuenta que escuchando y conociendo las diferencias del otro, más y mejor se conocía a sí mismo en lo que tenía de diferente. Entonces todos se pusieron muy contentos y se dieron a la bailadera y tardaron mucho pero no les importó porque en ese tiempo todavía no había tiempo. Después de la bailadera que se echaron los dioses sacaron el acuerdo de que es bueno de que haya otros que sean diferentes y que hay que escucharlos para sabernos a nosotros mismos.

Después de ese primer acuerdo siguió la discusión, porque una cosa es reconocer que hay otros diferentes y otra muy distinta es respetarlos. Así que un buen rato pasaron hablando y discutiendo de cómo cada uno era diferente de los otros y no les importó que tardaran en esta discusión porque de por sí no había tiempo todavía".

La teórica hindú Vandana Shiva explica en un jugoso artículo titulado "Monocultivos de la mente": "La diversidad es la característica de la naturaleza y la base de la estabilidad ecológica. Los diversos ecosistemas dan origen a diversas formas de vida y a diversas culturas. La coevolución de las culturas, las formas de vida y los hábitats han conservado la diversidad biológica de nuestro planeta. La diversidad cultural y la diversidad biológica van juntas".

Pero el sistema político económico de nuestra sociedad promueve, entre otras truculencias, la hegemonía de un modelo cultural, que se pretende por encima de los otros y pretende reemplazarlos.

Ser conscientes de esto y ser críticos frente a nuestras actitudes docentes automáticas en relación a cómo receptamos las actitudes y expresiones de los niños, será fundamental, especialmente cuando abordemos la Animación a la Escritura y a la Lectura.

Diversidad de seres vivos, diversidad de conocimientos, diversidad de culturas. La diversidad nos permite elegir y la posibilidad de elegir es la base de nuestra libertad y la de las generaciones futuras.

Se ha dicho que ninguna lengua es inferior o superior a otra, porque cada una responde satisfactoriamente a las necesidades del grupo humano que se expresa a través de ella.

Eso determina también que las expresiones sensibles de cada grupo sean distintas: no hay términos realmente "sinónimos". Lo que permite el parecido es la carga de conceptos que las palabras conllevan, la similitud en los roles sociales que designan.

Quiero decir, por ejemplo, que lo único que tienen en común Yahveh, Dios, Zeus, Thor, Quetzacoatl, Abraxas y Osiris, es que son entidades superiores de cosmogonías diferentes. Cuando decimos "Dios" estamos cargando a esa palabra de un concepto. El Deus cristiano tiene incluso hasta una caracterización física sugerida, aunque algunas de sus ramas prohiban la devoción a la imagen. Ese "Dios" no tiene nada que ver con los otros nombrados. Cuando superficialmente tratamos de explicar y decimos "el dios de tal pueblo es Fulano" estamos cometiendo una terrible simplificación.

En todo lo referido al campo de la expresión cotidiana encontramos ejemplos de relaciones diferentes del pensamiento hacia el lenguaje, donde quedan marcadas las huellas de experiencias sociales y espirituales concretas. Es un placer para mí dar ejemplos cargados de belleza, y destinaré un tiempo para ello:

En el libro Lo que cuentan los inuit de Editorial Sudamericana, Olga Monkman relata cuentos y cosas de la vida de los esquimales. Afirma que ninguna otra raza, con tan pocos elementos como con los que contaban ellos, lograron tanto. Según ella, en los diálogos esquimales son tan básicas las palabras como los gestos, en una combinación aparentemente más importante que la nuestra. Démonos idea de la situación: austeridad extrema, mínimos utensilios, todos construidos con partes de las piezas de caza: huesos, tripas, grasa y pieles de animales. Con ellos incluso consiguen luz. El resto lo hacen con la misma nieve. Campamentistas nómades, viven en iglúes en invierno y en tiendas en verano. Sin embargo (y a esto se refiere Monkman cuando habla de logros), a pesar de que sus vidas casi se limitan a sortear las necesidades básicas de la supervivencia, son parcos pero no tristes, no es raro que una pareja esquimal adopte niños, respetan rigurosamente las leyes de hospitalidad, desprecian de forma terminante la mentira, no conocen la guerra, y reverencian la intimidad de los pensamientos y los sentimientos profundos.

En este momento muchos de ustedes deben pensar que no sólo me fui por las ramas sino que salté del árbol. Perdonen, no era mi intención. A esto quería llegar: Nos dice Monkman: "Los inuit tratan de expresarse sin juzgar la actitud de otro hombre. No dirán: ‘El hombre no supo como seguir su camino’, sino ‘No pudo llegar a causa de su trineo’".

¿Estamos hablando sólo de los caminos del lenguaje, o de qué es "árbol", si significado o significante?

Más al sur de América, en el México maya, una etnia bastante bélica, los tzotziles que viven en las montañas entre el monte y la selva de Chiapas —o sea, nada más alejado a los inuit—, consiguieron que las palabras de su lengua estuvieran determinadas por una interpretación sensible, absolutamente metafórica. Un testimonio de ello es un diccionario colonial escrito por un fraile de Zinacantán que trabajó con las complejidades de esta lengua "bárbara". En ese diccionario, cada verbo en español se traduce en primera persona singular. Así que la palabra tzotzil para CREER es XKAK'TA KILINTON ("Pongo en mi corazón").

Transcribo un puñado más de términos:

  • Hablar dudosamente: chib kolonton chik'opoj (Hablo con dos corazones).

  • Estar contento: jun ko'on (Mi corazón es uno).

  • Ser sosegado: makal kolonton (Mi corazón está sentado).

  • Ser negligente: nukul kolonton (Mi corazón está enterrado).

  • Hacerse manso: xsikub kolonton (Mi corazón se enfría).

  • Ser mudable en el parecer: 'ep kolonton (Son muchos mis corazones).

  • Encenderse de ira: xch'ach'on kolonton (Mi corazón es un enjambre).

  • Hacer placer: jmuibtasbey avolonton (Perfumo tu corazón).

  • Ser cobarde: bik'it ko'on (Mi corazón es chiquito).

  • Felicitar: nichimal kolonton (Tengo flores en mi corazón).

Para volver al pie, y hablar desde este sitio y de la Animación a La Escritura:

  • Animar: xmuk'ub kolonton (Mi corazón engrandece).

  • Ser sesudo de buen seso: Tz'ib Kolonton (Mi Corazón es Escritura).

Bien, me extendí en esto para reforzar la idea de que la percepción y la expresión de sonidos (y por ende del lenguaje) no están separados de nuestras dimensiones emotivas. Un dato sumamente interesante es que parece haber una sensibilidad especial en asociar la letra "M" a la mujer-madre, ya que con esa letra empiezan las palabras que refieren a ese rol en prácticamente en todos los idiomas conocidos.

Pero cada cultura tiene percepciones propias y diferentes. Tal vez lo visual sea más contundente a la hora de los ejemplos: Nosotros asociamos la muerte y el luto con el color negro (tal vez por la noche), pero en Irán los asocian con el marrón (por las hojas secas); en Siria con el azul (por el cielo, que simboliza al paraíso); y en China con el blanco (por la esperanza).

Bueno, ya. Entremos finalmente al aula. Encontrémonos con los pequeños monstruos sin la ayuda del dios Fulano.

"En cualquier sitio", fotografía de José Antonio Vicente CoriaYa lo sé, ya lo sé, ustedes querían llegar antes, ya sonó el timbre, no tendremos asistencia perfecta. Ahí están todos los chicos, esperando. Venimos de un "viajecito" por la biodiversidad cultural. Puede habernos gustado o no, pero en cualquier instancia, ya estamos de vuelta en casa, en la escuela, en la biblioteca. Acá todos hablamos el mismo idioma, somos iguales.

¿Será realmente así? ¿No estaremos haciendo la vista gorda a nuestra variabilidad cultural, para simplificar un poco nuestra comprensión del mundo en que vivimos, al igual que al concebir los "sinónimos"?

Yo creo que sí, que simplificamos; y que a nivel de nuestro grupo humano (el familiar, el de nuestros alumnos, el aquí presente) la biodiversidad, aunque en otra escala, vibra intensamente. Obviamente, hay un marco común, de entendimientos mutuos, que son los que han permitido el acuerdo del código, la representación en instituciones, la constitución de una nación. Pero de ahí en más, habrá siempre diferencias más o menos sutiles en la comprensión de algo, en la expresión de algo.

El mundo es polisémico por nuestras lecturas. Leemos un texto y entendemos casi lo mismo. Pero ese "casi" lleno de ecos personales es el que contiene la diversidad, la individualidad.

Por ende, la escritura revelará, o la pobreza de la uniformidad (a donde parece empujarnos el modelo político cultural de nuestra sociedad) o la riqueza de la significación.

En literatura, la obra es una, forma y contenido. No sólo es lo que se cuenta, sino también cómo se lo cuenta. Son las voces más personales las que resaltan de entre los escritores, los políticos y otros tipos de oradores (como en Córdoba los humoristas). Y esa voz personal surge de la capacidad de jugar y manejar el lenguaje libremente, cargándolo de significaciones, consciente o inconscientemente.

En lo que se refiere a escritura, nuestra tarea fundamental como mediadores es conectar al niño con su posibilidad expresiva a través del lenguaje. Y entender que ese es un camino absolutamente personal, que debemos respetar y apoyar. Es esa expresión particular la que va a permitir que cada uno se satisfaga a sí mismo, se identifique con su propio lenguaje, y por extensión pueda comunicarse mejor con todos, y valorar la belleza de las diferencias.

En definitiva, eso es lo que hace que la lengua no sea la pieza de museo que nos muestran los libros normativos, sino un animal en permanente en movimiento.

No creo que el tratamiento de las diferencias como elementos exóticos, como en muchos casos se trata nuestro folklore literario, sea un abordaje respetuoso y consciente de la diversidad.

Obviamente, tampoco creo que haya que abordar la problemática de discriminación y el respeto por la diversidad cultural, sólo a través de la promoción a la lectura.

Creo fundamentalmente que debemos construir una mirada mediadora sobre la diversidad cultural a partir del reconocimiento de nuestro alrededor inmediato, o mejor dicho, del medio del cual participamos con la misma intensidad que nuestros niños. Y que en él, es fundamental la escritura, la solitaria y la compartida.

Trabajar la escritura reforzando las reglas gramaticales, sintácticas y ortográficas abandonando el aspecto sensible del lenguaje, por temor a una inadaptación del niño es un error. Porque para él, como para cualquiera de nosotros, la comunicación en sociedad es una necesidad básica. Resolverá esa necesidad con solidez y solidaridad, sólo si se siente cómodo y libre en su expresión; y si siente que diariamente necesita y desea "escribirse" a sí mismo a través del lenguaje.

Ya Graciela Guariglia expresaba claramente en su libro El Club de Letras: "Es la necesidad de la propia escritura la que hace avanzar en el conocimiento del código del lenguaje y profundizar y enriquecer su manejo".

Por el contrario, el refuerzo suele causar tal rechazo a la expresión escrita, que va en detrimento de la satisfacción de tal necesidad. Inhibe.

Las reglas sostienen al mundo, pero la sensibilidad es la que le da vida y lo justifica.

Las reglas se aprenden, pero la sensibilidad se construye en la comunicación.

Trabajamos desde o en relación con la escuela, institución legitimada por la sociedad como COMUNICADORA de valores y de saberes.

La escuela, quiera o no, pone en juego su marco de comunicación, y al niño en una encrucijada: su marco institucional, si no libera, mutila.


Bibliografía

  • Demaio, Pablo y Mariano Medina. Riesgos Ambientales en Córdoba. Córdoba, Editorial Propuesta, 1999.

  • Guariglia, Graciela. El Club de Letras. Buenos Aires, Editorial Libros del Quirquincho, 1988. Colección Apuntes.

  • González Darder y otros. Expresión escrita o Estrategias para la escritura. Biblioteca de Recursos Didácticos de la Alhambra

  • Laughlin, Robert M. El libro de los corazones. Revista Jícara N° 5. San Cristóbal de las Casas, México, Editorial Taller Leñateros, 1996.

  • McLuhan, Marshall / Fiore, Quentin. El medio es el masaje. Buenos Aires, Editorial Paidós, 1969.

  • Monkman, Olga. Lo que cuentan los inuit. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2000. Colección Cuentamérica.

  • Shiva, Vandana. "Los Monocultivos de la Mente". Artículo en Guía del mundo 1996-97. AAVV, Editorial Lumen.

  • Subcomandante Marcos. Las historias del viejo Antonio.


Foto de Mariano J. MedinaMariano J. Medina (cedilij@arnet.com.ar) es escritor, compositor y periodista. Es Miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) de Córdoba, donde coordinó el Centro de Documentación y co-dirigió la revista Piedra Libre. Es técnico y capacitador del Programa "Por el derecho a leer", por el que CEDILIJ fue distinguido con el Premio IBBY-Asahi 2002.

Es autor de libros literarios e informativos, entre ellos Lagartijas sobre piso azul, que contiene una selección de trabajos escritos por niños en talleres de escritura coordinados junto a Teresa Sassaroli. Para el Ciclo Teatro x la identidad Córdoba 2001 realizó un "Relevamiento de literatura y canción popular de Córdoba (Argentina) que frente a la dictadura militar fue resistencia, testimonio, militancia y memoria" (próximo a editarse bajo el nombre de La pisada del Unicornio). Entre sus variadas actividades, se cuenta su participación en el proyecto del músico Chango Spasiuk "Relevamiento de 100 años de música ucraniana en la provincia de Misiones".


Créditos de las fotografías

  • "Aventura lunar", fotografía de Alfonso Infantes Delgado (Accésit del IV Certamen Fotográfico "El placer de leer", Biblioteca Pública Municipal, Ayuntamiento de Salamanca, España, 1997).

  • "Utopía", fotografía de Emilio Sánchez Martín (Cuarto Premio del IV Certamen Fotográfico "El placer de leer", Biblioteca Pública Municipal, Ayuntamiento de Salamanca, España, 1997).

  • "Ventana sin tiempos", fotografía de Evaristo García M. (II Certamen Fotográfico "El placer de leer", Biblioteca Pública Municipal, Ayuntamiento de Salamanca, España, 1995).

  • "En cualquier sitio", fotografía de José Antonio Vicente Coria (III Certamen Fotográfico "El placer de leer", Biblioteca Pública Municipal, Ayuntamiento de Salamanca, España, 1996).

Las fotos de esta página aparecen en Imaginaria con autorización de los organizadores del certamen fotográfico.


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