82 | RESEÑAS DE LIBROS | 31 de julio de 2002

El adivino
Cuento popular

Ilustraciones de Rosana Faría.
Edición a cargo de María Elena Maggi
Caracas, Playco Editores, 1998. Colección Los mejores de Playco.

Portada de "El adivino"

Una versión de "El adivino" nos ha llegado a través de Alexandr Afanasiev, estudioso del siglo XIX en el campo del folclore y la literatura tradicional de su país. En su obra maestra: Cuentos populares rusos (1855-1863), publicada en ocho volúmenes, recogió más de seiscientas fábulas y cuentos procedentes de la narrativa popular eslava. (1)

Resulta una grata sorpresa encontrarnos con este relato, proveniente de una geografía y cultura tan lejanas, integrado a la tradición popular latinoamericana. "El adivino" forma parte de las historias del "Viejo Continente" que acompañando a conquistadores e inmigrantes llegaron a América y aquí se quedaron ya para siempre adaptadas al "Nuevo Mundo", sus paisajes, su gente y por supuesto sus relaciones sociales y de poder.

En la versión latinoamericana, el Zar y el mujik, protagonistas de la historia rusa, son reemplazados por el Virrey y el campesino mestizo. Lagartijo, el joven pobre y astuto, se las ingenia para hacer creer a sus semejantes que posee dotes de adivino. Sus artimañas resultan exitosas cuando de engañar a la gente del pueblo se trata, pero la mentira llega a oídos del Virrey, y aquí las cosas se ponen más difíciles para el pícaro. El Virrey ha perdido su anillo de bodas y pretende que el famoso adivino lo encuentre bajo pena de castigo.

El azar, la fortuna, el miedo de los otros y la astucia del personaje le permitirán sacar partido de cada situación y salir victorioso frente a las exigencias del Virrey.

Lagartijo, como tantos otros pícaros de la literatura, como el Lazarillo de Tormes o el Pedro Urdemales, se las arreglará para sobrevivir y burlar con su inteligencia al soberbio y poderoso.

No es casual que estas historias de origen remoto hayan echado raíces en nuestra cultura popular, apropiadas por aquellos deseosos de ver transgredidas, al menos en los relatos, las relaciones habituales de poder y jerarquías de una sociedad tan estratificada como fue la colonial.

Las ilustraciones de Rosana Faría nos muestran el mundo de la América colonial a través de la caracterización de los grupos sociales de la época: la gente del pueblo, los sirvientes del palacio, el Virrey. Los personajes adoptan rasgos caricaturescos y mención aparte merece la caracterización del soberano. La representación del poderoso frente al campesino indefenso no está exenta del un guiño paródico: globos que sostienen su estola, o un pintor al estilo Velázquez que lo retrata.

El juego de ilustraciones en lápiz y pasteles en las páginas enfrentadas se suma al cuidadoso diseño del libro en su totalidad, para hacer de él un objeto bello. De este modo, la belleza material del objeto-libro se integra a una de las tantas historias de la tradición en la que la risa del pueblo permite, al menos durante el intervalo de la ficción, imaginar un mundo al revés de pobres victoriosos y poderosos burlados.

Recomendado a partir de los 5 años.

Marcela Carranza

Nota

(1) Alexandr Nicoláievich Afanasiev (Voronezh 1824-Moscú 1871). Una selección de los cuentos populares rusos contados por Afanasiev ha sido publicada por Editorial Espasa-Calpe, en la colección Espasa Juvenil (Madrid, 1982). El Adivino también forma parte de la colección El Pajarito Remendado de Ediciones Colihue, con versión de Laura Roldán e ilustraciones de Marín (Buenos Aires, 1984).


Marcela Carranza es maestra y Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros. Forma parte del grupo de estudio La Nuez, en el área de la literatura infantil y juvenil.


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