77 | LIBROS | 15 de mayo de 2002

El tren

Antonio Ventura y Federico Delicado
Ilustraciones de Federico Delicado.
Salamanca (España), Lóguez Ediciones, 2000. Colección Rosa y Manzana.

Portada del libro

El tren es un libro misterioso.

Ya desde la tapa, hay algo magnético en ese bello azul que enmarca una imagen de un baúl en el que reposan un anciano y un niño dormido.

Ese azul, ese baúl (¿un juego, un vínculo, un camino?) nos invitan a entrar y ver.

La historia es simple, no así el modo de presentarla.

Se trata de la relación entre en un tío abuelo casi ciego y su pequeño sobrino nieto. Un juego infantil los une: un recorrido en un tren imaginario construido de a dos almas. El relato del paseo habitual del tío es interrumpido por la descripción de este juego. La vida y el juego se sobreponen. La realidad y la imaginación se cruzan. La ilustración da cuenta de esta alquimia con toques surrealistas.

Un día, el juego compartido se termina. Como única explicación de sus mayores sobre la desaparición de su tío el niño escucha: "el tío se ha marchado". Ahora él es el único maquinista.

Encontramos que detrás de una historia de infancia y gracias al contrapunto mágico de la ilustración, es posible iniciar una reflexión cautivante sobre los modos de ver.

La cualidad esencial del libro-álbum, el diálogo entre el texto escrito y la ilustración, potencia este encuentro entre dos imaginarios, el del anciano casi ciego que ve a través de los ojos de un niño que juega. Las imágenes nos muestran esta alianza, este préstamo de miradas: la imaginación del niño que inventa un viaje en tren se entreteje con los retazos de visiones de los ojos sin luz del tío abuelo. El resultado: un paisaje onírico, una celebración de los mundos inventados, la posibilidad de unir una vida que culmina con otra que se inicia por medio de entrañables ficciones.

El ilustrador Federico Delicado ha comprendido la esencia de este encuentro relatado por Antonio Ventura. Las imágenes que representan el imaginario viaje en tren muestra el universo con trazos tenues, casi fantasmales. Estos trazos que semejan un boceto, están presentes en todo el libro como una posible manera de representar la vida oculta en las personas y objetos.

Todo se transforma bajo las leyes del juego: el baúl se prolonga en una locomotora, el cuarto se convierte en una estación, los juguetes y los personajes literarios de los libros del niño se incorporan a la aventura. El viaje ha empezado: el niño puede descansar en los brazos de su tío y este puede mirar a pesar de la penumbra de sus ojos.

Cuando el tío ya no está, el que está a oscuras es el niño mientras los mayores callan.

Como un rito que lo protege frente al miedo a lo innombrado, recuerda las estaciones que el anciano recitaba como una cadencia. El juego continúa. Sin embargo algo ha cambiado: sin el tío, el viaje, la calle, el mundo, ya no son los mismos.

Cecilia Bajour


Cecilia Bajour (cecibajour@infovia.com.ar) es Profesora en Letras. Se desempeña como docente en las áreas de Literatura Infantil y de Taller de escritura de la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y coordina talleres literarios para adolescentes y adultos. Es integrante del grupo de estudio La Nuez en el área de Literatura Infantil y Juvenil. Actualmente es una de las coordinadoras de la Cátedra Abierta "Nuevas miradas sobre literatura infantil y juvenil contemporánea" organizada por la Escuela de Capacitación (CePA).


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