75 | MISCELÁNEA | 17 de abril de 2002

2 de Abril: Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil

Cartel anunciador del evento este año.Todos los años, el 2 de abril, el IBBY celebra "El Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil" para conmemorar el nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen.

Cada año es un país miembro de dicha organización el encargado de realizar el cartel anunciador y el mensaje dirigido a todos los niños.

Este año le ha correspondido a la sección austríaca. El mensaje fue preparado por Renate Welsh (Viena, 1937), candidata por su país al Premio Andersen, y el cartel (a la derecha) es obra de la artista Maria Blazejovsky (Styria, 1945), candidata a la Lista de Honor del IBBY por las ilustraciones del libro Mia malt, de Sigrid Laube.

Reproducimos el texto Subiendo libro a libro (Climbing Up Book By Book), de Renate Welsh, traducido por dos lectores españoles de Imaginaria, José García Oliva y Mercedes Retenaga Belmonte, a quienes agradecemos profundamente.


Subiendo libro a libro

por Renate Welsh

Una niña estaba sentada en un hermoso jardín rodeado por un muro alto. Estaba sola. No me preguntes cómo llegó al jardín ni quién le daba de comer. No lo sé.

La niña se sentía sola.

"Debe haber una puerta en algún lugar del muro", pensó. Lentamente caminó a todo lo largo del muro, tocando las piedras, pero no encontró ninguna grieta, ningún hueco, ninguna abertura. Fue golpeando esa pared, escuchando su sonido, pero sonaba igual todo el tiempo.

La niña se sentó bajo un enorme árbol en el centro del jardín. En lo alto volaba una bandada de pájaros.

De repente, un libro apareció detrás de ella. En la primera página se veía una gran A y al lado una amapola con sus pétalos rojos, una abeja y una ardilla. En la página siguiente había una B con una ballena y su ballenato, y un balón.

Cuando la niña se había aprendido todas las letras del abecedario, un segundo libro fue cayendo lentamente, y después un tercero, un cuarto, un quinto,... Entonces hojeó los libros; cada uno tenía una textura distinta. Después los olió; cada uno tenía un perfume diferente.

Al principio leyó sólo letras. Después las letras empezaron a formar palabras, las palabras frases y, finalmente, las frases formaron historias.

La niña leyó y leyó. Montó elefantes y camellos, remó en una canoa y corrió sobre el hielo en un trineo tirado por "huskies". Se sentó en un trono de oro en un palacio real y entró en un tipi de vivos colores. Lo más importante, sin embargo, eran los niños y niñas de los libros: felices, tristes, revoltosos, tranquilos, tímidos, descarados.

Soñó con todos ellos mientras leía. Se sentía con ellos. Pero cuando intentaba tocar a alguno... de nuevo estaba sola y triste.

Entonces la niña tuvo una idea. Fue echando libro sobre libro para construir una escalera lo suficientemente alta que le permitiera subir y ver más allá del muro.

Una vez arriba descubrió que al otro lado había otro jardín y un niño sentado.

—¡Hola! —lo llamó la niña.

El niño miró hacia arriba y agitó sus brazos. La niña bajó a su jardín de nuevo, tomó un montón de libros y los subió a lo alto del muro. El niño había metido la cabeza entre sus brazos y lloraba.

—¡Mira esto! —gritó la niña, y fue echándole un libro tras otro. Conforme los soltaba, iban cayendo suavemente en la hierba. Siete veces la niña tuvo que ir a buscar más libros.

De esta manera, también el niño pudo construir una escalera en su lado del muro, y la subió, escalón a escalón, libro a libro, cuidadosamente hasta que llegó arriba del todo.

Los niños se abrazaron y rieron. Se sentaron en lo alto del muro y balancearon sus piernas.


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