62 | RESEÑAS DE LIBROS | 17 de octubre de 2001

Filotea

Ema Wolf
Ilustraciones de Matías Trillo.
Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2001.
Colección Infantil, serie Amarilla.

Portada de "Filotea"

Personalidad propia: eso es lo que tienen los personajes del conjunto de cuentos Filotea de Ema Wolf.

Una indecisa hoja otoñal con miedo de cumplir su destino de caída libre: la Filotea del título.

Unas arvejas fiesteras, que se rebelan a terminar en el guiso minuciosamente calculado de Etelvina con una noche de juerga.

Un pichón de ilustrador, Fito, interpelado por su elefante dibujado que quiere salirse de los lugares comunes en los dibujos que lo incluyen.

Un par de bichos selváticos, que encuentran un destino de leyenda para sus bocotas.

Matías, el inventor del reportaje a sí mismo.

Una revisitada Caperucita, dotada de una lengua más que filosa y capaz de convertir la ferocidad del lobo en la angustia más desopilante.

Una mujer con la sartén por el mango, como heroína salvadora de la extinción de una isla que flota.

Detengámonos en un par de ellos. Fito, por ejemplo, en el cuento "Fito y el pesado". Ese dibujante experto en elefantes y tan sensible a los reclamos de sus personajes. Lo que no sospecha este pequeño ilustrador es que un dibujo adentro de otro dibujo corre el riesgo de convertirse en una multiplicación infinita. Por eso es interesante confrontar la imagen de Fito al iniciar el cuento (ceño fruncido, lengua afuera, pies descalzos que no alcanzan a llegar al suelo, lápiz en mano, hoja en blanco, idea humeando, anteojos de futuro bohemio loco) con la que acompaña el final: el mismo Fito, pero ahora con todas las señales de la complicación en que se ha metido y una ronda de elefantes uniendo trompas y colas como un marco para semejante confusión.

¿Y esta nueva Caperucita del cuento "Pobre Lobo"? Aunque la ilustración, (que en este cuento muestra uno de sus momentos más atractivos) nos hace ver un lobo terrorífico simulando ser abuela en una casa patética (cuervos, cactus, y árboles pelados), esto no parece amilanar a esta Caperucita preocupada por los problemas de imagen de su abuela. El acoso verbal de la nena termina derrotando psicológicamente al disfrazado. La imagen final, en un terrible atardecer rojizo, es para conservar en la memoria.

Valgan estos dos ejemplos para mirar de reojo un museo de personajes originales, de esos que tienen el sello de Ema Wolf y que, en este caso, encuentran un atrayente interlocutor visual en las ilustraciones de Matías Trillo.

Recomendado a partir de los 6 años.

Cecilia Bajour


Cecilia Bajour (cecibajour@infovia.com.ar) es Profesora en Letras. Se desempeña como docente en las áreas de Literatura Infantil y de Taller de escritura de la Escuela de Capacitación (CePA) del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y coordina talleres literarios para adolescentes y adultos. Es integrante del grupo de estudio La Nuez en el área de Literatura Infantil y Juvenil. Actualmente es una de las coordinadoras de la Cátedra Abierta "Nuevas miradas sobre literatura infantil y juvenil contemporánea" organizada por la Escuela de Capacitación (CePA).


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