56 | EVENTOS | 25 de julio de 2001

Concurso "Terminemos el Cuento 2001" (Argentina)

La Editorial Alfaguara y Unión Latina convocan a todos los jóvenes, de entre 14 y 18 años, y residentes en la República Argentina, al Concurso Literario "Terminemos el Cuento 2001". Los participantes deberán redactar el final del cuento "Desde el fondo de la copa", de la escritora argentina Lucía Laragione. Los premios son un viaje cultural a Madrid (España) y la publicación del relato con el final ganador en una antología junto a los otros relatos ganadores de los países convocantes.

La participación se ajustará a las siguientes bases:

Bases

1) Podrán participar en el concurso todos los jóvenes residentes en la República Argentina, cuyas edades estén comprendidas en el período del 1 de enero al 31 de diciembre de 2001, entre los 14 y 18 años.

2) Aquellos que deseen participar en el concurso deberán redactar el desenlace final del cuento titulado "Desde el fondo de la Copa", iniciado por la escritora Lucía Laragione, que se adjunta al pie de estas bases.

El desenlace del cuento deberá redactarse en idioma castellano, ser original e inédito, estar escrito por una sola persona, en una extensión de 2 páginas, tamaño A4 (210 x 297mm) mecanografiadas a doble espacio por una sola cara.

Deberán enviarse 2 originales abrochados o en folio junto al relato que se finaliza. Cada original irá firmado, indicará el nombre, apellidos, dirección, correo electrónico personal y de la institución educativa a la que pertenece en el caso de que lo posea y teléfono de contacto del participante. Con los originales será imprescindible adjuntar declaración firmada por los padres o tutores del participante, indicando sus datos personales, documento de identidad, autorizando a su hijo a participar en el concurso y manifestando que aceptan expresamente las bases y condiciones de este concurso.

3) Los originales deben enviarse uno a la sede del Grupo Santillana, sita en la calle Beazley 3860 - (1437) Ciudad de Buenos Aires, y otro a Unión Latina, Azcuénaga 1517, 2 piso, E - (1115) Ciudad de Buenos Aires, indicando claramente en el sobre "Concurso Terminemos el Cuento 2001". El plazo de admisión de las obras se cerrará el 15 de septiembre de 2001 tomándose como comprobante de la fecha de envío el sello postal del correo empleado.

Las entidades organizadoras no se hacen responsables de las posibles pérdidas o deterioros de los originales, ni de los retrasos o cualquier otra circunstancia imputable a los servicios de correos o a terceros que pueda afectar a los envíos de las obras participantes en el concurso.

Una vez hecho público el fallo, los originales no premiados y su copia serán destruídos sin que quepa reclamación alguna en este sentido.

No se mantendrá correspondencia con los remitentes ni se facilitará información alguna relativa al seguimiento del concurso.

4) El jurado estará compuesto por un mínimo de 3 y un máximo de 5 miembros, dos de ellos representantes de las entidades convocantes, y el resto, entre los que se eligirá un Presidente, destacadas personalidades del mundo artístico y literario de Argentina.

La composición del jurado no se hará pública hasta el mismo día de la concesión del premio

5) El premio se otorgará a aquella obra de las presentadas que por unanimidad o, en su defecto, por mayoría de votos del jurado, se considere merecedora de ello. En caso de discrepancias el Presidente tendrá voto dirimente, pudiendo quedar desierto el concurso si a juicio del jurado ninguna obra merece ser premiada.

6) El fallo del jurado será inapelable y se hará público en un acto que se celebrará durante el mes de octubre de 2001, reservándose las entidades organizadoras el derecho a modificar esta fecha a su conveniencia; en cualquier caso, el fallo deberá producirse antes de las fechas previstas para el disfrute del premio.

7) Se entregará un único premio, no canjeable, al ganador consistente en un viaje cultural a Madrid (España) , de una semana de duración a disfrutar en el mes de diciembre de 2001.

8) La obra premiada será editada junto con el resto de los relatos ganadores, por el Grupo Santillana bajo el sello Alfaguara y comercializada en los países en que el concurso se haya convocado. Para la publicación de la obra al menos deberán existir ocho relatos ganadores en el conjunto de los países que han convocado el concurso.

9) El autor del relato ganador, representado por sus padres o tutores si fuere menor de edad, cede al Grupo Santillana bajo el sello Alfaguara el derecho exclusivo de reproducción y distribución, comunicación pública y traducción a todos los idiomas de su relato, en todas las modalidades de edición y para todo el mundo, con posibilidad de cesión a terceros, por el plazo máximo de duración que para cada modalidad a ejercitar establezca la legislación aplicable en materia de propiedad intelectual. El Grupo Santillana bajo el sello Alfaguara podrá realizar cuantas ediciones decida de las mismas, siendo la modalidad principal en rústica, de un mínimo de 1.000 y un máximo de 50.000 ejemplares. Se fija una franquicia de 50.000 ejemplares a favor de la Editorial sobre la cual no percibirá remuneración alguna.

10) El autor del relato ganador se obliga a suscribir el oportuno contrato de edición según los términos expuestos en estas bases y en la legislación de Propiedad Intelectual, y cuantos contratos y documentos sean necesarios para la protección de los derechos de explotación cedidos.

11) El ganador autoriza expresamente a las convocantes a utilizar con fines publicitarios su nombre e imagen en los actos de presentación y material promocional que la Editorial considere apropiados para la mejor difusión de la obra.

12) La participación en este concurso implica de forma automática la plena y total aceptación, sin reservas, de las presentes bases y el compromiso de no retirar la obra una vez presentada al mismo. Para cualquier diferencia que hubiese de ser dirimida por vía judicial, las partes, renunciando a su propio fuero, se someten expresamente a los Juzgados y Tribunales Ordinarios de Argentina.

Bases depositadas ante el Escribano Público Miguel Angel Terceño.

El concurso fue declarado de interés educativo por el Ministerio de Educación de la Nación y de interés cultural por la Secretaria de Cultura y Comunicación de la Presidencia de la Nación. Y está auspiciado por las siguientes entidades:

  • Instituto de Cooperación Iberoamericano (ICI) - Embajada de España

  • Cámara Argentina del Libro

  • Sociedad Argentina de Escritores (SADE)

  • Asociación Literaria Infantil y Juvenil de la Argentina (ALIJA)

  • Centro Cultural Borges


Desde el fondo de la copa

por Lucía Laragione

Hace casi un mes que no duermo. Permanecer desvelado es la única manera de evitar las imágenes que me aterrorizan...

Aunque si voy a contar esta historia, es mejor hacerlo desde el principio. Todo comenzó en la ciudad de las ilusiones: Las Vegas. Allí tendría lugar la competencia de magia de la categoría "jóvenes" para la que me preparaba desde hacía cinco años.

Yo mismo había inventado y diseñado el truco con el que esperaba ganar. Era una ilusión con cartas de la que, por supuesto, no revelaré el secreto. Sólo diré cuál era el efecto que conseguía: solicitaba a una persona del público que eligiera, del mazo de póker, una carta. Le pedía que la firmara para, luego, poder identificarla, y a continuación, la despedazaba. Los restos desaparecían devorados por una llamarada de fuego. Segundos después, yo descubría frente a los espectadores un bloque de hielo: en el centro del mismo, había una carta. Al extraerla, era posible comprobar que se trataba de la misma que la persona había elegido y firmado y que yo, a mi vez, había roto en pedacitos y, luego, quemado.

Para hacer el truco aún más impactante, había aprovechado mis cualidades literarias escribiendo un poético discurso referido a la existencia de un poder superior al del fuego y el hielo.

Debo agregar que conocía bien al resto de los participantes, que había estudiado cuidadosamente las fortalezas y debilidades de cada uno de ellos y que todo me daba la más absoluta seguridad de que yo iba a ganar.

Llegué desde Buenos Aires a Las Vegas dos días antes de que la competencia comenzara y me alojé en el hotel donde se llevaría a cabo: el recién inaugurado

"Monte del Olimpo", lleno de estatuas, fuentes y templos alusivos a los dioses griegos. Esos días los dediqué al más absoluto relax. Con sólo visitar los diferentes hoteles temáticos, me trasladé en poco minutos de Venecia a la Roma Imperial y del Caribe pirata a la glamorosa París. Pasé también fugazmente por los casinos ( es imposible dejar de pasar ya que están por todas partes) fui a la piscina y al sauna, desayuné con champagne y salmón, asistí a un magnífico show del "Cirque du Soleil" pero preferí no ver ninguno de los espectáculos de ilusionismo: lo haría al terminar la competencia.

Y finalmente, el gran día llegó.

2

Nadie la conocía. Es más, nadie sabía siquiera que ella iba a competir. En magia, las mujeres se cuentan con los dedos. Esta era griega y basaba sus ilusiones en antiguos mitos de su tierra.

Convocada por alguno de los organizadores, con motivo de la inauguración del "Monte del Olimpo", había llegado desde una de las islas del mar Egeo y se hacía llamar "Lamia". Ninguno de los demás participantes estaba al tanto de sus antecedentes. Debo reconocer en cambio que, rápidamente, todos coincidimos en que sus méritos saltaban a la vista : la chica estaba realmente buena.

Aquella mañana, largo rato antes de la hora establecida para el comienzo, me dirigí a "Zeus" -el salón dedicado al más poderoso de los dioses griegos- donde se llevaría a cabo la final. Quería estar tranquilo y a solas para relajarme. Entré al camarín que me habían destinado el día anterior y, sorpresivamente, me encontré con Lamia. Me explicó que a último momento, cuando yo ya me había ido, habían cambiado las asignaciones y que ahora ese camarín era el suyo.

Aproveché el encuentro fortuito para tratar de averiguar dónde había estudiado magia, con qué maestros se había formado, a quiénes admiraba y qué clase de ilusiones hacía. Así supe que su especialidad era lo bizarro, género que, aunque me cuidé de decirlo, yo considero menor.

Le pregunté todavía con qué elementos iba a trabajar en su presentación. Me dijo que sólo necesitaba una copa de cristal. La respuesta desató en mí una fuerte curiosidad. Sabía que el resto de mis competidores usaba en escena una parafernalia de recursos tecnológicos. Por eso, a mí me enorgullecía la sencillez de los medios de los que me valía: sólo un mazo de cartas y un bloque de hielo. Pero ella parecía haber ido más allá en el despojamiento escénico.

Mientras háblabamos, me sentía perturbado por la belleza de sus ojos. Eran grandes y almendrados y los bordeaban largas pestañas renegridas.Y lo más llamativo era el color del iris que, como el mar, parecía cambiar de tono a cada momento. Finalmente, venciendo el hechizo de esa mirada, me despedí de la chica deseándole suerte. En mi interior, pensé que realmente iba a necesitarla.

Tal como estaba programada, la final comenzó a las doce en punto. Me tocaba competir en penúltimo lugar: el último correspondía a Lamia.

Los tres primeros participantes hicieron, como era de esperar, un buen papel. Pero mi actuación arrancó aplausos espontáneos y muy calurosos no sólo del público presente en la sala sino del mismo jurado.

Ahora le tocaba a ella. Debo reconocer que su discurso era muy bueno. Contó que había tomado el nombre "Lamia" de una princesa, hija del rey de Libia, porque la ilusión que iba a presentar se basaba en su historia. Posesionándose del personaje, nos hizo saber que Zeus se había enamorado de la princesa y que, de esos amores, habían nacido varios hijos. Pero Hera, legítima esposa del dios, atormentada por horribles celos, fue matando a cada una de las criaturas que su rival daba a luz. Y como si no le bastara con la sangrienta venganza, además la diosa condenó a Lamia al insomnio. Así, la obligó a ver por toda la eternidad el horror de la muerte de sus hijos sin concederle siquiera el olvido consolador del sueño. Loca de dolor, la muchacha se refugió en la gruta de una isla perdida del Egeo y se convirtió ella misma en una pesadilla: empezó a devorar a los hijos de otras mujeres. Compadecido de los tormentos que su amor le había ocasionado, Zeus otorgó a su amante la posibilidad de arrancarse los ojos y de reponerlos, cuando así lo deseara, en las cuencas vacías. Para alcanzar el sueño, Lamia se los quitaba y los guardaba en una copa de cristal que tenía en la cabecera de la cama.

Cuando la griega terminó de contar la historia, un silencio impresionante se produjo en la sala. Todos teníamos la sensación de que íbamos a asistir a un espectáculo único.

Una luz blanquecina iluminó el centro de la escena donde Lamia sostenía la copa de cristal con una sola mano mientras pronunciaba una especie de oración en la que lo único que reconocí fue la palabra "Zeus".

Ahora, la joven dirigió la mano libre al ojo derecho y, de un solo tirón, lo desprendió de la órbita. Un estremecimiento nos sacudió al unísono.

Conciente del impacto producido, ella dejó caer, dentro de la copa de cristal, el ojo recién arrancado. Luego, llevó la mano al otro y lo extrajo con un rápido movimiento. Unos segundos después, desde el fondo de la copa, con sus cambiantes tonos, ambos ojos parecían mirarnos. También las cuencas vacías de la joven nos observaban con aterradora fijeza.

Nadie atinaba a moverse. Entonces, ella descendió lentamente del escenario y se dirigió a la platea llevando la copa en sus manos. Se detenía frente a algunos de los espectadores, invitándolos a mirar de cerca el contenido del recipiente. También les pedía que se asomaran sin temor a los dos agujeros negros de su cara.

En ese momento, varias personas se retiraron de la sala protestando por no haber sido advertidas de que el espectáculo no era conveniente para gente impresionable.

Estaba absolutamente sorprendido. El efecto de realidad que Lamia lograba con su truco era tan intenso que no se podía comparar con ningún otro que jamás yo hubiera visto. No pude dejar de preguntarme cómo lo conseguía. Todos mis conocimientos sobre ilusionismo (que, por supuesto, son extensos) no me alcanzaban, sin embargo, para esbozar una respuesta satisfactoria.

Cuando terminó la presentación, el jurado se reunió a deliberar: los premios serían anunciados en la fiesta que tendría lugar la noche siguiente.

3

Había decidido introducirme en el camarín de Lamia y examinar de cerca la copa de cristal. Y lo haría aquella misma tarde.

Los comentarios del público y la opinión de mis propios compañeros y rivales, atribuían el primer premio a la actuación de la griega. Yo estaba seguro de que se equivocaban. Pero de todos modos, necesitaba descubrir el mecanismo del truco.

No tuve dificultad en deslizarme en el camarín: como una invitación, habían dejado la puerta abierta. Para mi desencanto, la copa no estaba allí. No me di por vencido. Imaginé que Lamia debía tenerla en su habitación. Se trataba sólo de encontrar el modo y la oportunidad para hacerle una discreta visita. Costara lo que costara, tenía que apoderarme del secreto antes del anuncio de los premios. Así, en el hipotético caso de que ella ganara, tendría los elementos para poder cuestionar la decisión.

Pagué a la persona adecuada unos cuantos dólares y obtuve una copia de la tarjeta magnética que me permitiría ingresar a la habitación de la chica. En cuanto a la oportunidad para hacerlo, había decidido que sería aquella misma noche.

Todos los participantes de la final cenamos juntos en franca camaradería. Con diferentes estilos, los cuatro intentamos que la griega nos revelara la verdad sobre el truco. Por toda respuesta, ella sonreía mientras nos atravesaba con aquellos enigmáticos ojos.

Al terminar la comida, los otros decidieron probar suerte en el casino. Con el pretexto de un cansancio feroz, dije que me iba a dormir. Me despedí hasta el día siguiente y me dirigí a la habitación de Lamia.

Ingresé sin ninguna dificultad y la suerte me favoreció: al encender la luz, la vi. Sobre la mesa de noche, junto a la cabecera de la cama, estaba la copa de cristal...

(A partir de aquí, el final deberá ser completado por el participante)


Las bases completas de este premio también se encuentran en la página web del Grupo Santillana, en esta dirección: www.santillana.com.ar

Para mayor información o retiro de bases, dirigirse a:

Unión Latina (Oficina en Buenos Aires, de lunes a viernes de 9:30 a 17:30 horas)
Azcuénaga 1515 - 2° piso - "E"
1115 Buenos Aires
Tel: (011) 4803-1636 / 4801-3231


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