49 | RESEÑAS DE LIBROS | 18 de abril de 2000

Gato Guille y los monstruos

Rocío Martínez
Ilustraciones de la autora.
Pontevedra, Kalandraka Editora, 2000.
Colección Libros para soñar.

Portada de "Gato Guille y los monstruos"

En este bonito álbum ilustrado, Rocío Martínez —autora del texto y las ilustraciones—, aborda la temática de los miedos infantiles. Gato Guille, el protagonista, es un pequeño que no resiste la posibilidad de quedarse jugando a solas mientras su madre trabaja en las otras habitaciones de la casa. Cada vez que Guille se queda solo en un cuarto, siente ruidos extraños e imagina que un monstruo lo acecha. El pequeño tiene miedo y corre en busca de auxilio hacia donde está su mamá.

La situación se repetirá varias veces hasta que, en un momento, gato Guille tardará un poco más en hallar a su madre para encontrarla finalmente adentro del armario de su propio cuarto:

"Tenía mucho miedo porque no estabas, mamá —gritó contento cuando llegó junto a ella.

"—Yo también tengo miedo. La casa está llena de monstruos —dijo mamá gata.

"—No hay ningún monstruo, mamá —dijo gato Guille, muy satisfecho."

A partir de este momento, gato Guille la llevará de la mano, habitación por habitación, y cuando ella (con las mismas palabras que antes empleaba su hijo) le cuente que allí hay un monstruo que hace un ruido extraño; será el pequeño el que ahora la ayudará a perder el miedo:

"Pero en la cocina hay un monstruo que hace beeem beeem beeem —dijo mamá gata.

"—¡No! Es la lavadora que está lavando la ropa —dijo Guille."

Con este sencillo recurso lúdico, mamá gata —alter ego de la autora— logra invertir la situación y transformar al miedoso en valiente. Gato Guille podrá de esta forma conjurar los temores y afianzar la seguridad en sí mismo.

El remate de la historia será cuando ambos se asusten al escuchar un ruido en la entrada de la casa para luego descubrir al causante: papá gato que volvía de hacer las compras.

Las ilustraciones de Rocío Martínez —hermosos pasteles a doble página—, convierten, gracias a una falsa perspectiva, a cada lugar de la casa en un sitio inmenso; tal como percibe un niño pequeño el entorno que lo rodea. Este recurso acentúa la sensación de miedo y soledad de gato Guille. Sin embargo, el ambiente nunca llega a ser tétrico o amenazante; por el contrario, una serie de objetos propios del pequeño (juguetes, ropa, libros) lo acompañan en todo momento y funcionan como elementos tranquilizadores. (El lector agradece el homenaje a Maurice Sendak al reconocer a Donde viven los monstruos entre los libros que saca gato Guille de la biblioteca.)

El diseño del texto también merece una nota distintiva pues, mediante la variación del cuerpo de la tipografía y una dinámica disposición espacial de las palabras, se logran efectos visuales que enriquecen la narración: onomatopeyas en el momento de los ruidos extraños que escucha Guille o variaciones en el tamaño de las frases cuando se quieren marcar picos de tensión en el relato.

La conjunción de todos estos elementos, historia, ilustraciones y diseño, hacen de Gato Guille y los monstruos una obra altamente recomendable para leer y disfrutar con los niños más pequeños.

Recomendado a partir de los 3 años.

Roberto Sotelo


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