48 | RESEÑAS DE LIBROS | 4 de abril de 2001

Rosa Blanca

Roberto Innocenti
Idea y acuarelas de Roberto Innocenti.
Texto de Christophe Gallaz.
Traducción de Maribel G. Martínez.
Salamanca, Lóguez Ediciones, 1987.
Colección Rosa y Manzana.

Portada de "Rosa Blanca"

El historiador argentino Osvaldo Bayer comenta en una nota publicada en el diario Página/12, la sorpresa que causó en Alemania el resultado de una encuesta efectuada por la revista femenina de modas y espectáculos más vendida en ese país.

Señala Bayer: "La encuesta pedía a sus lectoras votar por la mujer más importante del siglo que acaba de finalizar. Y, oh sorpresa, no triunfó ni la Madre Teresa ni Lady Di ni Madonna, como esperaban todos, sino una joven mujer llamada Sophie Scholl. ¿Quién?, se habrán preguntado los poco informados. Sí, Sophie Scholl, aquella joven de veintidós años, estudiante univesitaria de Medicina que en plena guerra, en 1943, en la ciudad de Munich, arrojó volantes contra la guerra en el propio patio de la universidad exigiendo de inmediato la paz. Sophie Scholl, esa hermosa joven, se dijo, en plena matanza mundial, alguien tiene que empezar, no todos debemos quedarnos con la boca abierta aguantando los crímenes nazis y la muerte enfrente de toda la juventud." (Bayer, Osvaldo. "El ejemplo de Sophie Scholl". Buenos Aires, Página/12, 17-3-2001)

Sophie Scholl pertenecía a un grupo de jóvenes alemanes que había decidido luchar pacíficamente contra el régimen nazi. "La rosa blanca" se llamaba el grupo, y la libertad de las ideas era el arma que empuñaban. Su destino fue trágico: Sophie Scholl, su hermano Hans y otros tres compañeros fueron capturados por la Gestapo y condenados a muerte.

El espíritu solidario y pacifista de Sophie Scholl fue recogido por el artista italiano Roberto Innocenti para impregnar las imágenes y la historia de Rosa Blanca, un hermoso y estremecedor libro para niños.

Su título, por demás simbólico, es el nombre de la protagonista, una niña alemana que vive en una pequeña aldea durante el nazismo en el poder. La vida cotidiana de Rosa Blanca comienza a alterarse con la presencia de tropas y vehículos militares que pasan por su pueblo. ¿Hacia dónde van esos camiones y qué transportan?, se pregunta la niña. Su curiosidad la lleva a seguir a uno de ellos. Y en un claro del bosque vecino a la aldea, Rosa Blanca descubre el horror: un campo de concentración era el destino de quienes iban en el camión militar. Rosa Blanca entabla relación con un niño prisionero y, a partir de ese momento, la niña visitará varias veces más el campo llevando comida y aliento a los que sufren el encierro.

Al cabo de un tiempo, un revuelo en el pueblo sorprende a Rosa Blanca: las autoridades y los soldados se retiran en desbandada. Rosa decide visitar una vez más el campo de concentración pero cuando llega no encuentra a nadie. El lugar está abandonado.

"Los barracones de madera habían desaparecido y estaba destruida la alambrada. Rosa Blanca dejó caer el bolso con la comida. Se quedó quieta, en silencio.

Se movieron sombras entre los árboles. Eran soldados. Apenas se los distinguía. Para ellos, el enemigo estaba en todas partes. De pronto, sonó un disparo."

La niña no regresó esta vez al pueblo. El crimen de la guerra, absurdo e injusto, se había cobrado una víctima más.

El hiperrealismo de las ilustraciones de Roberto Innocenti y la crudeza de la historia —narrada más por las imágenes que por el texto—, convierten a Rosa Blanca en un libro que emocionará profundamente al lector. A la vez, el álbum resulta un alegato pacifista como pocos y su lectura se vuelve imprescindible para reflexionar con los niños sobre la insensatez humana.

Rosa Blanca ha sido distinguido con varios premios: Manzana de Oro de la Bienal de Bratislava (Checoslovaquia, 1985), American Library Association’s Mildred L. Batchelder Award (Estados Unidos, 1986), Mención Especial del Jurado del Premio Gráfico "Fiera di Bologna" (Italia, 1986), Premio de la Paz Gustav Heinemann para Libros Infantiles y Juveniles (Alemania, 1987) y Premio "Los diez mejores libros para niños" (Banco del Libro de Venezuela).

Recomendado a partir de los 9 años.

Roberto Sotelo


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