39 | RESEÑAS DE LIBROS | 29 de noviembre de 2000

Una nariz muy larga

Lukas Hartmann
Ilustraciones de Susann Opel-Götz.
Traducción de Carlos Fortea.
Madrid, Editorial Anaya, 1997.
Colección Sopa de Libros.

Portada de "Una nariz muy larga"

Durante unas vacaciones en las playas griegas Pit y Lena viven un encuentro increíble. Desobedeciendo al Gafas y a la Hormiga (sus padres) se alejan de la playa, y luego de sortear obstáculos, alcanzan una isleta en cuyo centro hay una cueva. Guiados por voces que se asemejan a un pedido de auxilio descubren a un anciano extraño de largos cabellos y barba, vestido con una túnica, que huele a musgo y caléndulas.

"Su rostro bajo el gorro negro estaba agrietado como la corteza de un árbol, en la barba tenía líquenes e incluso los restos de un nido de pájaros. Su túnica gris estaba gastada y agujereada. La llevaba sujeta por una cuerda como un monje, y calzaba unas extrañas sandalias de juncos trenzados."

Zervan, que así se llama el anciano mago, oculta su rostro de las miradas hasta que los niños descubren el motivo de su vergüenza y deciden ayudarlo.

Éste será el comienzo de un maravilloso relato de aventuras que combina la fantasía del vuelo en alfombras mágicas y los hechizos de transformación con una descripción aguda y crítica del mundo real.

"En ellos (en los libros) trato de combinar la fantasía y el realismo. Parece que a los lectores les gusta que les cuente historias en las que se une la vida cotidiana de los chicos y chicas de hoy con el misterio y la intriga, sin dejar de lado mi punto de vista crítico sobre lo que no me gusta de la sociedad." —señala Hartmann en un breve reportaje al final del libro.

El tío Otto, famoso cirujano plástico dispuesto a toda costa a operar a Zervan con la frialdad del desafío profesional, es también Damasístratos, el enemigo encarnizado que practica la magia negra.

Tal vez —opina Zervan— con tanta "magia" tecnológica, ya no haya lugar para un verdadero mago entre los hombres. Pero los niños enseñarán al viejo hechicero que, en asuntos muy especiales como son los afectos, los humanos seguirán necesitando siempre de la magia.

Hartmann nos divierte con la caricatura de personajes como el Gafas, padre obsesivo y autoritario; la Hormiga, ama de casa resignada a un marido difícil; tío Otto, tía Isolde y la prima Thea, familia de exitosos, superficiales y enriquecidos profesionales; o el comisario Hirzel que tendrá por destino unas vacaciones y un minucioso examen psicológico, dado que insiste en afirmar que dos niños y un anciano huyeron por la ventana de su despacho en una alfombra voladora.

Pit y Lena se turnan en la narración de su aventura, el punto de vista varía y el relato cobra dinamismo. Pero por sobre todo nos da la posibilidad de observar el mundo de los adultos desde la mirada humorística y mordaz de los niños. El libro que ellos escriben (este libro), nos informa Pit en el último capítulo, sólo será leído por los demás cuando Zervan haya desaparecido de su lado. Un libro para no olvidar y un libro para enseñar magia a los niños, esos son los dos objetivos que los protagonistas se plantean al escribirlo.

La ilustraciones de Susann Opel-Götz, centradas en los tres personajes principales de la historia, reflejan el mismo humor de trazo simple y agudo del texto logrado por Hartmann.

Una nariz muy larga recibió en 1995 el Premio Nacional de Literatura Juvenil de Suiza.

Recomendado a partir de los 10 años.

Marcela Carranza


Marcela Carranza es Licenciada en Letras Modernas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina). Como miembro de CEDILIJ (Centro de Difusión e Investigación de Literatura Infantil y Juvenil) participó en el programa de bibliotecas ambulantes "Bibliotecas a los Cuatro Vientos" y en el equipo Interdisciplinario de Evaluación y Selección de Libros.


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